Es indudable que nuestra clase política se vió arrasada por la marea de la falsa opción de libertad por sobre responsabilidad. Es la lógica que había arrasado antes del tsunami: los proyectos individuales creían ser mas rendidores que los colectivos, hasta que vino el tsunami y nos faltó la junta de vecinos, el sindicato, el vecino amigo, la olla común…Creo que los concertacionistas debemos reconocer ese y otros errores para rehacer el camino perdido. Volver a los proyectos colectivos.
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