El pacto DC-RN podría transformarse en el centro político que muchos en la derecha liberal sueñan, y que muchos liberales democratacristianos añoran. Si antes, lo único que los separaba era el pasado pinochetista y la legitimación de la obra de la dictadura, con las últimas declaraciones del Presidente, ambos partidos están más cerca que nunca de iniciar una nueva etapa en la historia política chilena.
El Presidente Sebastián Piñera ha demostrado en los últimos meses que el síndrome del pato cojo no lo desea para sí. Desde que el tema de los 40 años del golpe de Estado se apropió de la agenda pública, el Presidente no ha hecho sino empujar todo su personalismo hacia la creación (al parecer involuntaria) de un nuevo referente de la derecha chilena.
Hablar de “cómplices pasivos de la dictadura” había sido quizás la estocada más dolorosa que clavó en los pechos de su conglomerado político, sin embargo, cuando el pasado 26 de septiembre declarara el cierre definitivo del Penal Cordillera y el traslado de los 10 reos que hasta ese momento permanecían ahí a Punta Peuco, se transformó en el golpe más certero que pudo realizar a sus cuadrillas partidarias. El 5 de octubre se cumplieron 25 años del triunfo del “No”, el plebiscito que puso fin al régimen dictatorial, y nuevamente Piñera habla desmarcándose del núcleo más duro de la derecha nacional. Ya antes había señalado que él mismo había votado en contra de Pinochet, por lo que no resultaba ninguna novedad su defensa hacia ese evento, sin embargo, y a la luz de los últimos acontecimientos, cualquier declaración realizada por el presidente hoy, causa urticaria entre sus propios partidarios.
Lo más probable es que Sebastián Piñera desee fundar un nuevo referente de centro derecha, algo más cercano a la UMP de Sarkozy en Francia o incluso a una Ángela Merkel, y de paso, ampliar su arco de alianzas ya no hacia la derecha sino más hacia el centro, es decir, más cercano a la Democracia Cristiana que a la UDI. Con esto quizás, sienta que sus posibilidades de regresar a La Moneda en 2017 son mayores que con la actual alianza que lo llevó al poder.
Aislar a la UDI, el partido más votado en las últimas elecciones parlamentarias, es sin duda un objetivo de Renovación Nacional, que vio como sus índices de votación disminuían dramáticamente desde 1998. Pensar que al interior de RN estas conjeturas son fantasía sería una ilusión. Fuentes cercanas al círculo de hierro del presidente en La Moneda, afirman que las relaciones están prácticamente rotas entre RN y la UDI, a lo que se suma la cada vez más lejana posibilidad de que Evelyn Matthei mantenga el sillón presidencial, más aún, algunos han llegado a pensar que incluso si no pasara a segunda vuelta sería el fin de la Alianza. Ante este escenario, y con una DC claramente aislada de la Nueva Mayoría, con un Partido Comunista que los incomoda, no sería ficticio pensar en que hoy, más que nunca, este proyecto de Piñera se podría concretar. El pacto DC-RN podría transformarse en el centro político que muchos en la derecha liberal sueñan, y que muchos liberales democratacristianos añoran. Si antes, lo único que los separaba era el pasado pinochetista y la legitimación de la obra de la dictadura, con las últimas declaraciones del Presidente, ambos partidos están más cerca que nunca de iniciar una nueva etapa en la historia política chilena.
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