La izquierda en la historia de la humanidad ha tenido un largo recorrido en su formación y consolidación como un referente más en lo político, cultural, social y económico. Tal cual argumenta Jean Francois Lyotard, filósofo francés, en un libro de su autoría llamado “La condición posmoderna” menciona la caída de los 4 grandes metarelatos modernos –el cristianismo, el comunismo, el iluminismo y el capitalismo- donde el ser humano es el que hace y es parte de su propio destino. Son, por decirlo de alguna manera, los axiomas o categorías fuertes que daban sustento a la modernidad. El desplome de estas 4 categorías da inicio al tránsito hacia la posmodernidad. Ahora bien, el elemento común que tienen estos imperativos es que tienen un fin, es decir, son teleológicos. Todos y cada uno de ellos apuntaba a un mismo objetivo, pero de formas distintas sobre la vida humana: llegar a un estado de prosperidad, plenitud y bienestar generalizado.
Claramente podríamos rebatirle a Lyotard sobre el dudoso quiebre del capitalismo, pues si hay algo que perduró con más eficacia que cualquiera de los otros grandes relatos fue éste. Logró instaurarse como el “sistema mundo” en casi todos los rincones del planeta. El fin del comunismo o de las ideologías de izquierda, al menos dentro de las ciencias sociales y humanidades, está consensuado que ocurrió con el derrumbe del Muro de Berlín en 1989. Al mismo tiempo, se iniciaba el paso a la economía del libre mercado. Lo cierto es que las izquierdas, sobretodo en el siglo XX, tuvieron su apogeo. Con las guerrillas en América Latina, el intento de la “vía chilena al socialismo” con la Unidad Popular, la Revolución Cubana, el proceso bolivariano en Venezuela con Chávez y Maduro, etc. En Europa, Europa central y oriente próximo se alzaban los partidos nacionalistas y fascistas como en Inglaterra, la URSS, Vietnam del Norte y en China. Lo característico a todos estos regímenes es que la revolución, que pretendía ser por, con y para el pueblo, finalmente acababa concentrándose en un caudillo, el sistema burocrático o en el corporativismo. Por lo tanto, el plan de acción que suponía establecer una sociedad mejor, terminó por convertirse en variadas dictaduras, genocidios y con las cúpulas del poder velando por sus propios intereses, exceptuando a la Unidad Popular.
Por otro lado, apareció la “tercera vía” que propuso el sociólogo Anthony Giddens en la segunda mitad del siglo XX que sería una suerte de socialdemocracia, aplicada primeramente en los países europeos. Un sistema donde el centro fue el Estado de Bienestar, con una economía mixta capitalista y socialista, pero en la cual el mercado estuviese regulado por el aparatado estatal. Aquí se intentaron implementar políticas públicas dirigidas a la mejoría del trabajo, la vivienda, seguridad social, educación, salud, pensiones, etc. Aquí aparecieron por ejemplo el Partido Obrero Socialista Español (PSOE) y el Partido Laborista (Labour Party en Inglaterra). Curiosamente la historia se repitió nuevamente, estos partidos que pregonaban un avance en materias sociales, cayeron en el mismo corporativismo y corrupción para salvaguardar sus intereses políticos y económicos.
Con lo anterior intenté hacer un muy breve esbozo para ver el actuar de la izquierda. Mi propósito era mostrar que, siendo personalmente partidario de esta ideología, la historia nos enseña que siempre cae en lo mismo. Por eso su fracaso, por eso no es capaz de por ejemplo tener un proyecto común que sea sustentable y tenga el sustento social necesario para su realización. Por ende, aparecen estos caudillos y las vanguardias que encabezan los procesos revolucionarios vía armada acaban en dictaduras. La base social que apoya estos términos finalmente queda postergada y se hace el gobierno sin esa parte clave. Una suerte de despotismo ilustrado, “con el pueblo pero sin el pueblo”. Los líderes pasan a formar una casta política, la misma que querían deshacer o cambiar y para la cual tenían afán de llegar al poder.
Lo que vemos actualmente en Europa, Grecia luego de 40 años pudo cambiar el bipartidismo gobernante para pasar a un nuevo partido oficialista. Salió recientemente electo el Syriza, partido de izquierda radical. Si uno ve su programa se da cuenta que son medidas muy similares a las antiguas socialesdemocracias, con un Estado muy fuerte, querer aumentar el gasto fiscal, fortalecer la economía nacional, renacionalizar sus recursos elementales y proveer de los servicios básicos como la salud y educación.
Me parece urgente una izquierda unida y en sintonía con la gente y para la gente. No centrada en los proyectos personales mesiánicos de quienes sean parte de ella.
Algo parecido, pero en contextos totalmente distintos, es lo que acontece en España. También existe el bipartidismo con el Partido Popular (oficialismo) y el PSOE (oposición). A comienzos del año 2014, apareció Podemos, una agrupación que no se define en la dicotomía de izquierda-derecha, pero se hace notar su tendencia ideológica hacia la izquierda. En su programa claramente se puede ver un fuerte énfasis en lo social nuevamente. Terminar con la austeridad, recuperar los sectores estratégicos de la economía con un fin público, una política tributaria justa, etc. Fue precisamente el sábado 31 de enero donde este partido marchó por el centro de Madrid para concertarse junto a miles de personas en la Plaza del Sol y demostrar las ansias de cambio. Este tipo de movimientos, más que hacer una crítica hacia lo establecido, lo que intentan transmitir son aires de querer hacer transformaciones profundas, teniendo en cuenta que ellas no son realizables sin una ciudadanía movilizada y consciente.
En ese sentido, la izquierda a nivel mundial debe ser capaz de no repetir los errores de la historia. Ya sabemos en qué terminan la ortodoxia: en dictaduras y violando los Derechos Humanos. La revolución armada en sí misma no es democrática, puesto que se está imponiendo un pensar con el fusil y la fuerza. Y a quienes piensan distinto se les persigue, encarcela, exilia y en un caso extremo, se les ejecuta. La soberanía del poder recae directamente en las personas, no en el engranaje burocrático, casta, caudillo o corporativismo. Es necesaria una izquierda contemporánea que deje a un lado la lucha de clases y la dictadura del proletariado, requiere ajustarse a los nuevos tiempos y pensar en la gente y sus necesidades, no en el provecho particular al cual el poder puede conllevar. En síntesis, me parece urgente una izquierda unida y en sintonía con la gente y para la gente. No centrada en los proyectos personales mesiánicos de quienes sean parte de ella.
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peon
La austeridad fiscal y el gasto fiscal están asociados a un .. en qué se gasta el dinero. (No olvide esa pregunta)… Es decir, en qué proyectos y qué demandas. Y ahí aparece la mafia y la corrupción. Supongo. Es lo que cabe suponer, digo, porque de algún lado deben aparecer «estos rechuchesumare», o bien de algún lado debe aparecer toda esta corrupción político económica que a la gente le hace poner los pelos de punta y criticar al sistema «porque otros tienen el dinero»… En sí es algo gracioso. Yo creo que los envidian en el fondo… Ellos quieren las vacaciones que ellos tienen, vehículos, casas, contactos, etcétera. En el fondo, cuando un tipo de izquierda pobre pasa a ser de izquierda rico, seguro que la mitad de su ideología se vuelve impracticable. Ya sé que lo que digo es una apuesta difícil de demostrar, pero, creo que en el fondo es innecesario. De hecho, le pongo algo demás al cuento. Queda claro, supongo…
Volviendo al asunto, el tema es en qué se ocupa el dinero del Estado, de forma que haya utilidades sociales, o utilidades que invertir en lo social. Esto nos lleva a la forma en que nosotros «aceptamos» lo que otros deciden por nosotros. Es decir, nosotros rayamos un voto con el nombre de un idiota (un sujeto x cualquiera tratado de forma .. condescendiente, para ser más irónico, jaja), y ese idiota llega con una manada de la tropa de .. gente ansiosa por trabajar «en lo social», recibiendo su paga, por su puesto, misma que no le incomoda que sea algo «de reguleque para arriba», y que le permita iniciar actividades X con otros socios, mientras acomoda los huevitos de cada nido familiar o de conocidos y amigos que puede…
Pero, si esta cosa amorfa a la que le llaman democracia para engrupir a algunos idiotas que rayan votos (gente en general engrupida, no una clase de idiota en particular, jaja), nos hace escoger personas y no políticas que se emprenderán, ¿no creen los idiotas que están leyendo esta idiotez que: acaso no les queda claro que nos están cagando y esto nos pasa por ser idiotas del tipo «el que se manea es vaca y leche se le saca»?…
Es decir, nosotros lo permitimos y no porque un idiota más diga que quiere una clase de izquierdita linda y mononita que le caerá bien a todo el mundo, la idiotez que sufrimos termina de flagelarnos… Continúa nuestra realidad. Y no es una en la que se tenga envidia o no se tenga, sino que es una en la que se participa o no se participa de la propuesta y debate de ideas, así como de la toma de decisiones post análisis y manejo de alternativas y todas esas cositas propias de las formas metodológicas de hacer las cosas, cuando se invierte el dinerito del estadito… Seguro que nos quedamos mirando unos a otros, apenas, luego de comprender que no participamos de lo importante… Apenas nos pasaron un papelito que rayar verticalmente… Esa fue toda nuestra participación… Gol de la mafia política… Ellos 100, nosotros cero…
Ahora, sí participáramos, la idiotez que necesitamos es una herramienta de participación y no la idiotez de la teoría de las izquierditas rechuch…
Si tenemos herramienta de participación, donde se juzguen ideas, necesitaríamos desarrollar proyectos para esas ideas y, esperando que todos los idiotas que leen lo que este idiota está escribiendo, comprendan la idiotez que se les dirá, se les dice que
Tomen su izquierdita y su derechita y todos sus centritos y los voten al tarro de la basurita, donde tienen que morir las idioteces de las izquierdas y derechas inútiles, cuyas banderas están podridas de añejas… La gente no quiere banderitas. No quiere sus divisiones desde las que unos idiotas terminan usufructuando más que los otros, según del lado de la mafia política que intente el acceso al poder. Si de la derecha capitalista, o de la izquierda capitalista y traidora, se entiende…
Entonces, si manejásemos ideas, propuestas, análisis, proyectos, mecanismos, metodologías, etc- céteeera, incluyendo organización de todos los idiotas y sus particulares y asintóticas idioteces,
repito que con una herramienta de participación ciudadana, por si a algún idota no le queda claro,
estaríamos participando del juego del «en qué gasta el dinero el Estado», o en qué invierte el dinero el tata rannnde…
Entonces, el asunto es llegar a participar de ello, porque desde todos los territorios aparecerían proyectos espectaculares que desarrollar, que están muy por sobre los típicos proyectos idiotas de la mafia política, o de las declaraciones de los típicos ignorantes ilustrados que escriben idioteces haciendo dibujitos filosóficos con sus re-re-re-redefiniciones de sus izquierditas y derechitas inútiles…
¿A algún idiota le queda alguna duda acerca de qué se debe hacer y lo que no se debe hacer?…
Si es así, lea el link de mi perfil, si es que quiere ilustrarse un poquito más con idioteces diferentes…
Si no es el caso, trate de imaginar y crear esa herramienta de participación. Insértela en lo que existe. Hágala que funcione y ella le dará al pueblo que está arriba y al que está abajo una forma distinta de hacer las cosas que debiera generar mucho mayor progreso y bienestar, en un ambiente especial de previsión…
Si no le funciona en su mente la solución que imaginó, hágase responsable el rech.. e imagine una solución mejor que la anterior, hasta que lo logre. Cuando lo crea logrado, comuníquelo y organice una red que la difunda, la implemente y la usufructúe en beneficio de todos…
Recuerde, usted no es un ciudadano. Usted es un esclavo de la patria y está al servicio de su familia, su territorio y toda la gente de su nación… Si quiere que las cosas cambien, vía una herramienta de participación ciudadana insertada en nuestra República, no se queje. Trabaje en ella…
servallas
Me parece que el caudillismo en los casos de pueblos a los cuales se les roba la democracia, y el despotismo ilustrado en el caso de supuestos democráticos no sólo es propio de las izquierdas, las derechas hacen lo mismo, y con los mismos resultados, por otra parte, «…que deje a un lado la lucha de clases y la dictadura del proletariado…» ¿cómo?, si sobre esas bases se sustenta la ideología. Concuerdo, han caído cuatro relatos de sometimiento, de dolor, muerte y maldad, quizás el capitalismo aún no, pero esta a mal traer, en todo caso tiene una ventaja, se afirma en una condición natural a los humanos, la ambición.
Alfredo A. Repetto Saieg
Para dar la batalla por un Chile democrático es necesario organizar políticamente nuestro movimiento social. Esa lucha debería darse a partir de la constitución de un frente de combate que nos involucre como clase mayoritaria, a través de la defensa de una consigna que englobe todas las necesidades de los asalariados. Esa demanda principal es la Asamblea Constituyente Autoconvocada. Sin embargo, el asunto es complejo, mucho más de lo que quisiéramos: ocurre que el pueblo, oprimido y mantenido en la oscuridad durante más de cuatro décadas, condenado por la fuerza a vivir en la miseria, bajo el individualismo de la «democracia» en la medida de lo posible, hace lo que puede para sobrevivir.
Lo interesante es la crisis de legitimidad de la derecha duopólica. Eso nos muestra que el país sí está cambiando, que tenemos el derecho a creer en una sociedad mejor, que es posible edificar un sistema político inclusivo y popular, donde no tengan cabida los mediocres y oportunistas que siguen hablándonos de conciliación cuando la mayor parte de los chilenos somos explotados de una forma brutal por la patronal, por los que son los dueños del capital, de nuestro trabajo, esfuerzo y vidas. Por eso no se transa con los que reivindican el final de la historia o ideologías chovinistas y seudo socialistas y comunistas que quieren convencernos del progresismo de un gobierno que no es ni nuevo ni mayoría.
Luis G.
«Mi propósito era mostrar que, siendo personalmente partidario de esta ideología, la historia nos enseña que siempre cae en lo mismo»
Las ideologías como entidades abstractas no pueden caer en nada, son los seres humanos los que caen en ciertas conductas inapropiadas desde la perspectiva del colectivo.
Y lo más curioso – y autoevidente si se piensa con tranquilidad – es que las personas menos idóneas por personalidad (narcisistas y sociópatass) son los que estadísticamente más estarán en los cargos de poder, sea en la esfera de poder privada o pública.
Lamentablemente es un tabú hablar de la posibilidad de existencia de una inhabilitación por personalidad al acceso de cargos con poder, ya que de aceptarse tal cosa, fácilmente un décimo de la población no podría ni elegir ni ser elegido en cargos públicos.
La única tradición flosófica donde he encontrado algo cercano a tal propuesta es en los libros de Lao Tse y Chuang Tzu, y actualmente no está aun a nivel de academia la discusión de políticas públicas que pongan en entredicho los dogmas de los estados contemporáneos.
En síntesis: todo modelo seguirá siendo presa de la corrupción si es que sigue obviándose que antes de hacer una organización social es menester hacer modelado psicológico serio.