Comparto con ustedes estas hermosas imágenes de la Ilustre Municipalidad de Lota, publicadas en Facebook, tomadas durante la ceremonia de celebración del Día Nacional de los Pueblos Indígenas (24 de junio) en el marco de la conmemoración del Wetripantu o año Nuevo Indígena; y he esperado hasta que la fecha ha transcurrido para compartir esta reflexión, a partir de las nuevas vivencias que esta celebración ha implicado en estos días en Chile.
Primero, recordemos un dato histórico: fue el 24 de junio de 1998, y siendo Director Nacional de Conadi en esa fecha, cuando el Presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle, acogiendo una solicitud de nuestro Consejo Nacional, promulgó en el Patio de los Naranjos, en el Palacio de La Moneda, el Decreto Presidencial que estableció el 24 de junio, de cada año, como Día Nacional de nuestros Pueblos. Recuerdo muy bien que conversando en su gabinete, en marzo de ese año, le habíamos pedido iniciar gestiones para declarar esa fecha como Feriado nacional. Pero el Presidente tenía conciencia de que un proyecto de Ley de esa naturaleza podría tardar más de lo necesario en el Congreso y entonces, él mismo sugirió la fórmula de un Decreto Presidencial y así se hizo y así se cumplió, en parte con esta idea largamente esperada por los pueblos indígenas. A la ceremonia de firma del Decreto acudieron unos mil invitados, en su gran mayoría representantes de todos los Pueblos.Un Wetripantu, más ciudadano y más extendido hemos conmemorado este 2015. Desde hace 17 años se viene expandiendo esta hermosa fiesta ancestral indígena y más chilenos participan en ella.
El año 1998 no era fácil para nuestros Pueblos. Sólo cuatro años antes, en 1994 se había iniciado la instalación de una nueva institucionalidad indígena, con la Ley 19.253 (promulgada en octubre de 1993 por el Presidente Aylwin) y la creación de la Conadi. Los indígenas iniciaron así el lento camino de retornar al reconocimiento de ciertos derechos fundamentales, pero el camino sería pedregoso. El Congreso había dejado fuera el reconocimiento constitucional y la aprobación del Convenio 169. Era difícil, entonces, pensar que aprobarían un Feriado Nacional, que incluso habíamos recomendado en reemplazo del llamado «Día de la Raza» (12 de octubre).
El Día Nacional de los Pueblos Indígenas se hizo coincidir con el tradicional e histórico Wetripantu mapuche o Año Nuevo indígena, que se celebra ancestralmente en toda América Latina. La Iglesia de la conquista y de la colonización quiso tapar este acontecimiento superponiendo la festividad religiosa de San Juan, para evitar la propagación de un cierto «paganismo» proveniente de la celebración indígena… Todo eso ha sido superado con el tiempo, pero en sus inicios, hace ya 17 años, celebrar el Wetripantu era todavía un ceremonial íntimo, entre comunidades y algunas otras personas, y en general la sociedad chilena ignoraba (o quiso ignorar) su existencia e importancia. No obstante, lenta pero inexorablemente, esta Festividad se ha ido extendiendo con el paso de todos estos años. La fecha del Día Nacional de los Pueblos Indígenas ayudó en mucho. Por ejemplo, se instaló en la Casa Presidencial su conmemoración con un acto formal que ahora es oficial en cada año. Luego, se fue extendiendo a diversos Municipios del país. Y se fue instalando en colegios, universidades y en diversos barrios y comunidades.
Desde mediados del año 2000 en adelante, los medios de prensa comenzaron a dar cuenta de este fenómeno, incorporando reportajes, crónicas y entrevistas. El país comenzó a conocer un poco mejor el concepto de Año Nuevo Indígena (Wetripantu) y la idea de conmemorarlo se ha estado haciendo presente de manera más amplia. Pero era necesaria su irrupción en las redes virtuales para dar cuenta de un impacto mayor y este fenómeno se ha hecho notar en los últimos años y de manera elocuente, además de sumar el activismo cultural de las nuevas generaciones de jóvenes y familias indígenas urbanas.
Hoy el debate no es si se realiza o no el Wetripantu y cómo y dónde, sino cómo esta fiesta ancestral se incorpora definitivamente al calendario de efemérides de Chile, en el marco de un amplio reconocimiento del valor de nuestras culturas ancestrales. En este año 2015 la agenda de eventos oficiales y no oficiales, de celebración del Día Nacional de los Pueblos Indígenas ha sido infinitamente mucho más extensa y ya ha cubierto gran parte del territorio nacional, incluyendo a muchas instituciones que se han sumado a su celebración. Lo más notable de este 2015 es el izamiento de la Bandera Nacional Mapuche en diversos Municipios, Intendencias y Gobernaciones del país. Los emblemas de las distintas nacionalidades indígenas de Chile estuvieron presente en la ceremonia del 24 de junio en el Palacio de La Moneda y ahora podemos decir con alegría y orgullo que cientos de miles de chilenos no indígenas se han incorporado a esta festividad, todo lo cual augura un buen camino para que el Parlamento de Chile, en fecha próxima apruebe la idea de declarar el Día nacional de los Pueblos Indígenas como día feriado.
Por cierto, no todo es miel sobre hojuelas. Cada derecho está precedido de conquistas que conllevan sueños, dolores y esperanzas. Habrá observaciones. Se dirá que mientras todo esto acontece, igual diversos temas están pendientes y que la relación entre Pueblos indígenas, Estado y sociedad sigue en un compás de espera o con lento progreso y de alta complejidad y habrá razones poderosas para ello. Pero, en lo esencial, en la medida en que se siga avanzando en la tarea de construir una interculturalidad entre nuestros pueblos, chilenos e indígenas, también se iran abriendo los demás caminos. Como se diría en una jerga más académica y política: se va generando una dialéctica.
Lo esencial es que en estos días anteriores, entre el 20 y 24 de junio, en donde tuve la oportunidad de participar en una agenda extensa de actividades indígenas conmemorativas en La Serena, Valparaíso, Viña y Santiago, me dió una gran alegría constatar que el Día nacional de los Pueblos Indígenas y que el Wetripantu ancestral de nuestras culturas ha calado profundamente en miles de compatriotas. Y esto es invaluable. Y representa un avance notable en la toma de conciencia para construir una sociedad inclusiva.
Comentarios