Comenzando por ratificar mi respeto al dictamen de las urnas, trataré de ser lo más prudente posible (considerando mi naturaleza díscola e irrespetuosa).
Cuando la Presidenta de todos los Chilenos, Michelle Bachelet comenzó su segundo mandato, muchas fueron las críticas respecto al rumbo que deseaba para el Chile, ciertamente la inclusión del partido comunista en la mesa de decisiones provocaba escozor en los extremos de la derecha, pero bueno, algunos poseíamos una mirada más conciliadora y valorábamos algunas transformaciones. Lamentablemente hoy queda poco de ese espíritu republicano y la impresión de que la Nueva Mayoría nos demuestra a diario es que a veces Mucho es Menos.¿Dónde quedan todos esos compatriotas que esperaban un cambio real? Chile sigue siendo el mismo y no hay modificaciones reales, la mayoría de los cambios son inflados y se presentan siempre en coincidencia con procesos electorales.
Ciertamente el desastre de las primarias fue la gota que rebalso en vaso, ¿Cómo es posible que personas que viven sean incapaces de coordinarse a tiempo? ¿Cómo es posible que en vez de reconocer su error, culpen a terceros? La Nueva Mayoría no es solo el nombre que reciben los presidentes de las cúpulas y los mamarrachos que acompañan a nuestra Presidenta en la Moneda, la Nueva Mayoría es el rótulo sobre el cual millones de chilenos confiaron el rumbo del país y que hoy ven que se les ha negado la posibilidad de elegir a quien los representará en sus respectivas comunas; porque aunque no lo crean, las municipales son fundamentales fuera de la Región Metropolitana.
No quiero pecar de inocente, en Chile Vamos también se nos metió un gol a los de Renovación Nacional y nuevamente nuestro lunar inoperable nos hizo escándalo en varias comunas importantes, sin embargo, al menos, presentamos los papeles a tiempo y dejamos los problemas para después.
Este va a ser un año difícil, más allá de cualquier análisis económico que pueda hacer Rafael Garay (a nadie más le creo), la Reforma Tributaria fue mala y demostró que Arenas no tenía mayor idea de lo que hacía, ahora veo con preocupación la Reforma Laboral, no porque quiera que las cosas sigan igual o porque crea que Evelyn Matthei era mejor (realmente no lo creo), sino porque en un año crudo como el que se viene, las tasas de desempleo se disparan y no parece ser que a alguien le importe lo que sucede con esas personas.
Está compleja la cosa para el ejecutivo, cae una lluvia menor y se inunda el barrio alto, es decir, en julio deberían pensar en poner kayaks en las plazas.
Ahora más encima empiezan a ensuciar el proceso constituyente; ¿Cómo es posible que el 40% de los Cabilderos sean funcionarios de gobierno? ¿No les preocupa que se levante la sospecha de intervencionismo? Más encima se siguen descartando personas por ser cercanos a la derecha, es decir, si eres de los nuestros genial, pero si piensas distinto estás fuera.
Finalmente, volviendo a la idea de ser representados por la Nueva Mayoría, ¿Dónde quedan todos esos compatriotas que esperaban un cambio real? Chile sigue siendo el mismo y no hay modificaciones reales, la mayoría de los cambios son inflados y se presentan siempre en coincidencia con procesos electorales. Nadie se detiene a hablar en contra del aumento en los parlamentarios o en la nula acción por una ley de probidad o por la regulación de la dieta parlamentaria o por la reelección, etc…. Y para eso, no pueden usar la nueva Constitución como chivo expiatorio; para eso sólo falta crear la ley y unificar a los representantes de la Nueva Mayoría, bueno, esperando que lleguen a tiempo a la votación.
Comentarios
30 de abril
Estimado, el drama de todo esto es que nuestros compatriotas se tragan con muchas facilidad los cuentos, es más, es parte de la dieta diaria, por ello las agrupaciones políticas se han ido especializando en su formulación, en el diseño de cuentos. Los más pesado de seso de esas agrupaciones se dan perfectamente cuenta que no pueden cumplir lo que prometen, el país aún es muy pobre, y además que no creen tanto en la democracia como predican porque un principio básico del poder es mantenerse en él, se dan cuenta también que hay que mantener la música para que no surjan rumores que la fiesta se acaba, y alguien piense que hay que pagar lo comido y lo bailado, entonces no hay tiempo, no hay espacio para la reflexión profunda, el ruido ambiental la inhibe. Quizás falta una nueva generaciones de hombres y mujeres que tengan más claro que una constitución no nos hará más ricos, ni más justos ni más felices, eso se logra de otra forma, quizás se logra con ciudadanos que miren los cuentos con sospecha, con gente que construya sus propios proyectos de vida.
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30 de abril
Gracias por tu comentario, no le agregaría nada y no discrepo en nada tampoco.
Quizás lo único que me queda, es saber que no compro por donde milito y coincido con quienes discrepo.
Sorprendentemente, soy optimista