Frente a la controversia que generó el accidente aéreo de Juan Fernández que abarcó la autonomía del avión, la formación de los pilotos y otras, la explicación oficial sostuvo que el estándar de los vuelos militares no se asimilaba a lo que se exige a la aeronáutica civil. El denominado “estándar FACh” implica asumir riesgos y estar dispuesto a enfrentar los rigores del destino, después de todo es lo que se exigiría a cualquier fuerza aérea en el mundo.
Por estos días es difícil no caer en la comparación que este “estándar FACh” es perfectamente análogo a la gestión de gobierno. El apagón de este fin de semana demostró no sólo la consabida precariedad de nuestro sistema eléctrico, sino la fragilidad del control gubernamental ante estas eventualidades. Antes que las autoridades dieran alguna explicación y comunicaran la magnitud del problema, varias radios, como la Bío Bío o Cooperativa, daban cuenta región por región de lo que estaba pasando. La recién remozada ONEMI con la muy publicitada reforma post terremoto, demostró su ineficacia. En síntesis, lo único que faltó fue que las autoridades (aunque tardiamente) llamaran al autocuidado, o sea, que cada uno se rasque como pueda.
Si alguien en la derecha pudo hacerse expectativas que el gobierno comenzaría a recomponerse a partir de la tragedia aérea, es claro que pecaba de optimista. Aquello sólo fue un momento de respiro para una administración acosada por manifestaciones, aunque permitió a La Moneda desplazar la atención de la renuncia del Director General de Carabineros y las críticas que arreciaban sobre el Ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter.
De hecho, la vuelta a la normalidad, entendida ésta como un esquema de gobierno reactivo y con escasa capacidad de gestión versus una ciudadanía crecientemente crítica, ha dejado de lado el foco de atención en Interior (ya ni se ve al ministro Hinzpeter ni para los apagones) y se concentra en la vocería de gobierno y en Educación.
Mientras Piñera aún no logra ni siquiera discutir un posible acuerdo educacional, debe enfrentar una crisis energética sin tener un diseño o éste es equivocado. No hay que olvidar que hasta hace poco las autoridades hablaban de unir los sistemas interconectados del Centro y del Norte, con lo cual los cortes eléctricos terminarían por afectar lo poco que se salva en la actualidad. Aquí se podría aplicar el dicho “sobre la caída, dos patadas”, total a nadie le interesa la seguridad energética si no potenciar el negocio. Alguna explicación debiera pedirse Golborne, en su calidad de ex ministro de energía y supuesto candidato oficialista.
Los ejemplos del estándar de precariedad a que nos tiene habituados esta administración se incrementan semana a semana. A los afanes de privatizar la salud municipal que esbozó el ministro de Salud, se suma el numerito del alcalde Labbé con su decisión de cerrar colegios emblemáticos de la comuna de Providencia y excluir a los estudiantes que no sean de la comuna. Algo bastante contradictorio con el supuesto compromiso por la calidad de la educación que expresó Piñera en la ONU. Demasiados enredos, demasiadas explicaciones y pocos resultados…tal vez la culpa es de los medios que dan puras malas noticias como aventuró Piñera, como sea, sigo con la sensación que desde hace rato este gobierno se “fue a negro”.
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Foto: Apagón – pviojo / Licencia CC
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