821 días antes de que yo respirara por primera vez, el humo campeaba en el barrio cívico de Santiago. En medio de ese humo asfixiante, se mezclaban, irreconocibles, las partículas quemadas de una bandera chilena distinguida por un escudo centrado en una estrella y un “por la razón o la fuerza” bordado a sus pies. Era el símbolo de que el edificio que se quemaba producto de un bombardeo era la casa de los presidentes de Chile, y en su interior yacía el último presidente electo por aquella república que moría con él.
1043 días antes, las urnas y las instituciones habían puesto la banda presidencial a un proyecto político que aspiraba a iniciar un camino de justicia social y, dentro de la vía institucional, hacer carne los principios y valores acumulados por todo un siglo de articulación política y social en torno a una gran idea base: Chile era un país profundamente desigual y la raíz de esa desigualdad era la explotación y dominio arbitrario de unos pocos sobre muchos en un país cuya riqueza, aunque poca y vinculada a la exportación de materias primas, no justificaba esa desigualdad.
2558 días después de ese 11 de septiembre, tuvimos otro. Un jueves por la noche, la dictadura celebraba, sin importar legitimidad alguna, la aprobación en plebiscito de la décima constitución Chilena, la que demarcó y sigue demarcando el Chile que debía nacer de las cenizas de la Moneda.
Ese nuevo Chile, ese nuevo modelo consagrado en la constitución, sería uno que, en palabras recientes del Senador Novoa, nos haría, en los 30 años posteriores, avanzar “significativamente en aspectos económicos, en la ampliación de las libertades individuales, en la calidad de vida y en el aumento de oportunidades para las personas”. Es el inicio del Chile del consumo, del crédito y del libre mercado. El Chile sin fronteras.
Hoy, a más de 14 mil días del primer 11/s y casi 12 mil del segundo, las palabras contemporáneas del Senador Novoa chocan con las cifras que no quiso citar en su libro. El 94% de los chilenos vive en un hogar donde los ingresos son menos de dos millones de pesos. Incluso entre quienes ganan más de esta cifra, la distribución es muy desigual. En esta materia, estamos muy lejos de países como Finlandia, Italia, Francia, Estados Unidos, Alemania, Suecia, Canadá, Egipto, Rusia, Polonia, Hungría o Rumania y todos ellos con menos millonarios en el Ranking Forbes. Creo que estamos más cerca de América Latina de lo que le gustaría reconocer al Senador en su libro.
Creo que es una afortunada coincidencia que las elecciones presidenciales sean este 2013. Creo que hay que recoger el guante de la discusión respecto de la Libertad y la Igualdad que nos plantea Novoa y el mundo neoliberal y creo que es bueno hacerlo ahora, porque a la vista de las cifras y el descontento, no es suficiente ya una estrategia que detuvo la pobreza y la miseria, pero dentro del marco neoliberal. Parece que hoy este debate debe ser tomado con fuerza para la acción y creación de un nuevo proyecto político contra la desigualdad, ya no dentro del marco del modelo económico, sino dentro de un marco institucional democrático basado en derechos.
A la vista de las cifras y el descontento, no es suficiente ya una estrategia que detuvo la pobreza y la miseria, pero dentro del marco neoliberal. Parece que hoy este debate debe ser tomado con fuerza para la acción y creación de un nuevo proyecto político contra la desigualdad, ya no dentro del marco del modelo económico, sino dentro de un marco institucional democrático basado en derechos.
Este 2013, el 11 de septiembre, habrán transcurrido 14.611 días desde que las bombas y cañones remecieron los muros de la moneda y acallaron el metal tranquilo de esa voz. 2087 semanas desde que Chile iniciara su lento tránsito para recuperar la democracia. Ese día de septiembre habrán transcurrido 40 años y un día… uno que ha sido demasiado largo.
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emunozin
El párrafo destacado en negritas debiera decir, según datos CASES 2001 que el 94,5% de las familias vive con ingresos mensuales inferiores a $2 millones.
emunozin
CASEN 2011
David Malhue
Muy interesante columna, pero, en este devenir de injusticias que se ha vuelto Chile, en el cual prima un modelo de desarrollo que se basa en enriquecer al rico y empobrecer al pobre, que juego de palabras, y que ha contado con el patrocinio y auspicio de todos los sectores políticos con representación parlamentaria, me pregunto, si pasados 40 años de ese golpe nefasto, con una democracia falaz, que se arrodilló sin decir ¡perdón por el acto! y a mucho gusto, a esa herencia pinochetista, ¿estarán dispuestos las mega familias, los grupos económicos y sus agentes en la política, los partidos políticos, a ganar menos, a desconcentrar la economía, a eliminar el endeudamiento en la familia baja y media, privada de un entorno económico justo y digno, a renacionalizar el cobre y los recursos naturales en manos de privados, a dejar de robar nuestros fondos de pensiones, en otros términos, ir gradualmente a encontrar la igualdad social?
Sinceramente es utopía pura pensar que tanto tu columna como mi intervención, encuentren sentido y lugar en la actual clase política, porque esa clase política tiene raíces profundas con esas familias que controlan este país, o sea, los grupos económicos; y ellos mismos, en 23 años de falaz democracia, han creado sus propios intereses, como en la educación, que es una cloaca de intereses para pauperizar a la ciudadanía (las Armanet, los Tironi, los Correa, los «centros de pensamientos», que no son otra cosa que lobistas para la gran empresa pueden dar testimonio de aquello).
Si no despertamos nosotros, y hacer el papel del topo que hablaba Marx, esos cuarenta años se multiplicarán por más.
Saludos.
PD: Échale una mirada a esta columna:
http://radio.uchile.cl/opiniones/199988/
emunozin
FE DE ERRATAS: donde dice 78,3 debiera decir 21.7
lamento el lapsus…
Saludos