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Un canal de televisión para el Estado

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Aspectos entre medios de comunicación y modelo liberal

En el 2011 hice una columna similar sugiriendo una televisión estatal, con financiamiento directo y no autofinanciamiento, como es el caso de TVN. Hoy con la necesidad de capitalizar Canal Nacional, curiosamente parece que el texto es absolutamente vigente.

El Modelo Neoliberal, privilegia el productivismo y el consumismo (más que la producción y el consumo), persigue obsesivamente acumular capital, como sinónimo de riqueza, sentido y éxito en la vida. Para ello usa los medios de comunicación, por su amplitud y profundidad de influenciar al individuo, a la comunidad, su capacidad de formar, controlar y manipular al servicio del estilo de vida que promueve, el Neoliberal en este caso; como es natural.

Los medios de comunicación, son instrumentos esenciales para la generación, reproducción, mantención y reforzamiento del modelo; son cerrojos protectores inviolables contra el cambio. Es imposible transformar al modelo social sin antes hacerlo en los mismos medios de comunicación.

Modelo Neoliberal y medios de comunicación

Lo negativo seria el exitismo económico, el productivismo -no la productividad-, el consumismo -no la capacidad de consumir-, y el hecho de gatillar un torbellino de activismo, que no es lo mismo que actividad, febril, compulsivo, y sectario, que está arrasando el ambiente: crisis del agua, calentamiento global, escasez energética para ir de golpe a lo grave. 

Los medios, sugestionan a la masa con el modelo, lo mantienen y aseguran. Lo que se asocia a que los medios de comunicación principales, son de sectores poderosos minoritarios. Internet podría ser una opción diferente, que da para creerlo un antídoto capaz de crear acciones sociales independientes antisistémicas; hay ejemplos que los tenemos ante nuestros ojos.

El poder, como “capacidad de hacer” no es algo malo, sin embargo, la elite más poderosa de las sociedades tiende a gobernar la convivencia del resto. Esta acumulación de poder en las elites encuentra en los medios de comunicación, su varita mágica, para adiestrar a las personas, más que la educación formal, en conceptos, valores y creencias de la identidad del sistema. Los medios de comunicación, producen identificación masiva con los valores y creencias del modelo, están al servicio del productivismo, consumismo, y de su sentido último el éxito material, sectario. Cualquier manifestación disfuncional es excluida y marginada; en la práctica es como si no existiera.

Los canales de televisión, autofinanciados, siguen la regla de oro del modelo, la competencia económica, el poder del más fuerte. En el estado actual no hay competencia genuina, el Modelo Neoliberal sería una perversión del capitalismo. Autofinanciamiento de los medios de comunicación, que los obliga a captar la atención de las personas, manipulando los sentimientos más fáciles y más intensos, de su audiencia cautiva: violencia, sexualidad, hedonismo y otros. No como valores en si mismos, sino para amarrar la audiencia a la programación, al adiestramiento.

Los medios de comunicación, manipulan las emociones a través de profesionales de la conducta y la psicología. Se apropian y dominan la identificación en las personas, las que se hacen funcionales a todas las creencias concordantes al estilo de vida y hacen rodar la mecánica que lo sostiene. El corolario de esta reflexión sería: si los medios de comunicación son exclusivamente autofinanciados, llevan a las fauces de los capitales, el producto de las mentes adiestradas de la comunidad, y no podemos crear una vida distinta.  

Canal Nacional Cultural y Social de Televisión

Sería bueno un Canal Nacional Cultural y Social de Televisión. No me refiero al Canal Nacional de Televisión, que tiene que autofinanciarse. Sino a un canal nacional cultural y social con presupuesto estatal, que exprese a la población y sus necesidades. Canal nacional cultural y social cuyos contenidos tengan mérito para un desarrollo integral de la comunidad, sin los condicionamientos forzados característicos del modelo. Con contenidos y programas que no dependan del rating; así quien no se interese por un programa vería cualquier otro canal, como ahora. La audiencia baja, no sería objeción, ya que lo esencial es ofrecer contenido distinto, enriquecedor.

Un canal nacional y social sin noticieros por obligación, periodistas alineados por necesidad, programas de un día si no son del gusto rating, el machacar con avisos, ritmos acelerados, voyerismo sentimental, ni con la conocida carga patógena. Pero con manifestaciones auténticas de la comunidad, o de quienes se desempeñan, en las instituciones, los ministerios, universidades, deportes, historia, sensualidad, política, ciencias.

Cambiemos el funcionamiento de los medios de comunicación, no me creo libre de culpa, pero intentemos un Canal Nacional Cultural y Social de Televisión, sin funcionamiento comercial, que no deje la responsabilidad de los contenidos al mero mercado.

Un canal nacional cultural y social donde cada partido político y movimiento social podría expresarse libremente, y con el paso del tiempo lo que hoy es confusión, conflicto, descalificación, sería entendible, ordenador. Un medio de comunicación donde las autoridades no fueran invitadas para humillarlas, en el que no se haga ofrenda de la sangre de cualquiera “en vivo” a una audiencia eufórica, mientras el aviso, anfitrión en las sombras, da las ordenes post hipnóticas que distinguen al modelo.

¿Por qué este ataque a la autoridad? porque en cierta anomia, se elimina la competencia en contra del valor o creencia que domina el trasfondo: el mercado. Da la impresión que para los medios, es bueno destruir a aquellas personas que representan valores de la sociedad, sus símbolos o a la autoridad.

Entendamos, estamos caracterizando aspectos parciales viciosos de los medios, en los que está por demás la población también. Grandes masas que acceden a préstamos bancarios, estudian en universidades privadas de todos los pelajes, y acceden a pasta base de cocaína, democratización del clorhidrato de cocaína, ejemplo telúrico de lo que se ha llamado también el “chorreo” del sistema.

La furia a las autoridades políticas la empezó la dictadura militar que se presentaba como una necesidad ante el desastre de ”los señores políticos”. Lo que se sigue practicando con entusiasmo, como una nueva moral, a causa del “desprestigio de la clase política”. La descalificación de sus autoridades en un orden social es síntoma de mal estado de la convivencia y sus consecuencias son buenas a veces pero, otras tantas van al precipicio.

Otra forma de cultivar violencia, en los medios de comunicación, son programas en vivo de operativos de carabineros, policías, cárceles, carteles de drogas. Programas que contribuyen al aumento de la percepción de riesgo que tiene la población. Primero, estos programas estimulan cuadros clínicos psiquiátricos angustiosos. Segundo, si las fuerzas policiales de cualquier tipo actúan en derecho cuando ingresan en casas de particulares imputados, dudo mucho que los periodistas y los medios que entran con ellos tengan un respaldo judicial para filmar la intimidad de alguien ¿Cómo un medio de comunicación podría denunciar un delito si el mismo no respeta la legalidad vigente?

Algo similar podría cuestionarse de las investigaciones periodísticas que colocan cámaras en espacios privados, que según mi experiencia, podrían asociarse incluso el suicidio en algunos casos. Una dictadura social, atroz e hipócrita de los medios de comunicación. Cualquiera es víctima de una cámara secreta, en los que a veces actúan falsos personajes, de la producción del mismo programa, que induce el delito que quieren demostrar.

Cambiemos el funcionamiento de los medios de comunicación, no me creo libre de culpa, pero intentemos un Canal Nacional Cultural y Social de Televisión, sin funcionamiento comercial, que no deje la responsabilidad de los contenidos al mero mercado. Una especie de canal nacional cultural y social, con marco normativo que encauce en una actividad transparente, que muestre la naturaleza del alma social en su esplendor, aumente su crecimiento. Porque, por mucho narcisismo que le pongamos, a los chilenos nos queda  bastante camino que recorrer.

 

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1 Comentario

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Un canal así requiere representación nacional. Debe tener presencia en cada comuna y Región, de manera que cualquiera con una cámara pueda enviar video noticias, o propuestas televisivas.

Costos por algo más de 350 comunas. ¿Para infundir o transmitir qué y a qué costo?.

Si costos por 350 comunas, uno se debe preguntar si acaso hay una alternativa mejor. En su simple defecto o carencia, es válido plantearse el tipo de programación y la amplitud de cobertura, si será de orden nacional o sólo para el Chile metropolitano.

¿Qué tan bien puede hacernos un canal así, si ya tenemos el cerebro capturado de alguna forma?

A mí me gusta la programación de canales en donde encuentro programas de tipo científicos o con algo de historia, parrilla a la que difícilmente renunciaría, lo que me hace pensar en las formas en las que un canal estatal como el descrito vendría a capturar mi atención, o de otros que ven telenovelas, matinales y estelares diversos.

Es decir, creo que al plantearse el tema, debe lograrse un mejor acercamiento a los detalles de la implementación.

Otra cosa que pienso es: he aquí otro proyecto para la sociedad civil que debiera tratarse preliminarmente en una Cámara Ciudadana Digital, misma que no tenemos aún siendo una herramienta tan básica, importante y fundamental…

De aquí saltamos a la voluntaf política y de ahí a los recuerdos de colusión política que nos mantiene desorganizados y corriendo carreras de fórmila uno de caracoles…