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El impacto de las redes sociales en un País como Chile ha sido en todo ámbito; Presidente, ex presidentes, candidatos, toda la clase política, profesionales, jóvenes y por sobre todo periodistas, han utilizado este medio de comunicación para llegar a más personas.
La reflexión que quiero hacer en esta oportunidad tiene relación con la interactividad real que se puede producir específicamente en un medio como twitter y cómo podemos convertirnos en recipientes de la información no procesada, salida de las mentes mas “influyentes” de la sociedad.
Internet siempre fue vista como el canal de uso frecuente de jóvenes obsesionados por la tecnología , eso pequeños torpes de anteojos que siempre nos graficaron en la televisión, de estudiantes presurosos por terminar sus tareas a sólo horas del plazo de entrega, de conglomerados underground que exponían sus ideales por medios poco tradicionales, que, claro está, no tienen cabida en los medios “tradicionales”. Este nicho la hacía bastante lejana de los personajes públicos; Internet siempre fue vista como un medio descartable que solo servía para leer los diarios y revistas.
Desde el nacimiento de las redes sociales, el stablishment ha estado obnubilado con una herramienta en la que pueden sacar a relucir sus máximos egos personales: Twitter.
Debido a las mismas factibilidades técnicas del servicio, Twitter permite “seguir” y que de igual manera “sigan” a un usuario, sin ser requerimiento lo uno de lo otro, por lo que pronto se convirtió en una aplicación donde los “influyentes” comenzaron a jugar con la acumulación de seguidores (jamás he pensado que por tener muchos seguidores , se dé por sentado el derecho a ser líder de opinión).
Antiguamente -en versiones primarias del servicio- los usuarios que se interesaban por la opinión, expresiones o ideales de alguien eran llamados “followers”. Con la llegada de las versiones en español el termino “técnico” paso a ser “seguidor”. Es aquí donde establezco un quiebre en la historia: fue en ese momento que todo tomó ribetes de egocentrismo: se convirtió en la lucha de los Twitterati por acumular y acumular seguidores. En este contexto, sólo les importa la opinión de otros “influyentes” usuarios que, por cierto, tienen una cantidad de seguidores que los hacen estar en la misma categoría.
Si a un político o un influyente periodista le interesara saber la opinión de los demás, también seguiría de vuelta a quien asume con total autonomía seleccionar el botón “seguir” , pero no, ¿usted ha visto los perfiles de estos influyentes twitteros? ¿Ha visto a cuantos de esas ovejas siguen de vuelta? ¿Dónde esta el interés por la opinión publica?
¿Acaso sólo debemos leer y recepcionar la opinión de estos personajes sin poder interactuar , opinar o incluso disentir?
¿Cuál es la real capacidad de una agrupación de usuarios normales, usuarios de un servicio, estudiantes, trabajadores, dueñas de casa, para lograr cambios para sus pares? Creo que es muy limitada si no es a través de la generosa intermediación de estos influyentes personajes (aclaro que siempre hay honrosas
excepciones).
Todo esto me hace invitarlos a no elevar a alturas gloriosas este tipo de herramientas y sólo tomarla como un canal más de comunicación. De él jamás habrá que esperar lograr cambios radicales de la sociedad, ya que serán los mismos que controlan el poder los que controlen la opinión.
Las herramientas de la tecnología siempre nos podrán sorprender con novedosas aplicaciones y es maravilloso, en este caso, cómo logramos interactividad en solo 140 caracteres. Sin embargo, estas nuevas carreteras de información validadas por el stablishment no nos pueden hacer perder nuestra autonomía y lugar de opinión. No sólo la opinión de 20 influyentes twitteros debe ser la de una sociedad; no sólo acumular seguidores hará al emisor mas interesante. Sólo la interacción real con nuestros pares de cualquier tendencia, religión, orientación sexual, nos hará libre, informados y pensantes.
Comentarios
21 de abril
Esta idea que planteas, de que el Twitter finalmente refuerza la capacidad de comunicación de «los mismos de siempre», se refleja en la forma en que los medios de comunicación tradicionales siguen esta plataforma. Lo importante para un diputado, periodista o miembro del mundo del espectáculo que escribe en Twitter, no tiene que ver hoy con que lo lean más o menos «seguidores» , sino que con el rebote de sus palabras en un medio como los diarios o la televisión.
Más que un medio alternativo de comunicación es una forma alternativa de llegar a los medios de siempre.
Y dichos medios seleccionan a quienes publican en función del conocimiento que la gente tiene de ellos, por lo que la dinçámica se refuerza.
Saludos
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21 de abril
El fenómeno que explicas tiene una sola razón: el inmenso poder que tienen (y seguirán teniendo) los medios de comunicación masiva. Es casi imposible que quienes no estemos en ese ámbito, que construye opinión, podamos llegar a tener hoy su visibilidad y grado de influencia.
Pero discrepo contigo en un punto: no hay que negar la posibilidad de que las personas organizadas a la manera tradicional, o bajo las lógicas más laxas y descentralizadas de la web, puedan construir opinión utilizando estos espacios. Si generamos contenido, si aportamos a la conversación, si nos damos tiempo para «conversar», podemos hacer más horizontal la relación.
Sea en Twitter, sea en un blog, o en espacios como elquintopoder.cl, hoy contamos con oportunidades de expresión que hace 10 o 15 años atrás no existían. Nosotros, los que no pertenecemos a ninguno de los tres poderes del Estado, o que no tenemos tribuna en el cuarto poder, si usamos de manera inteligente estos espacios, podemos generar opinión e influir. No a la escala de los «twitterati», pero sí a una escala mayor a la existente antes.
Te recomiendo un artículo de Kevin Kelly que apunta, entre otras cosas, a eso: «The New Socialism: Global Collectivist Soiciety is Coming Online». Acá está el link:
http://www.wired.com/culture/culturereviews/magazine/17-06/nep_newsocialism?currentPage=all
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21 de abril
Gracias por los comentarios, leeré el articulo.
Muchos saludos.