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«Todos» a la Moneda, el problema de la transversalidad

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Cada vez que escucho el eslogan/nombre del think tank de Marcel Claude para llegar a la presidencia algo me causa extrañeza. Quizá porque creo en la democracia como forma de resolver conflictos, y porque no creo que “todos” deban ser parte de un mismo proyecto político.

“Todos a la Moneda” desea transmitir la idea de instalar en el discurso político a los subalternos, a los ignorados, a aquellos que hoy no están representados, a los infelices y a lo que el grupo de Claude considera “una gran mayoría” que hoy no tiene espacio en el poder. Ello a través de la conquista del ejecutivo y la convocatoria a una Asamblea Constituyente de la que todo Chile participe. El problema es precisamente que existe una abismal contradicción entre “todo Chile” y “todos los subalternos”.

Todo Chile implica incluir dentro del grupo a la alianza y a la concertación, implica que hasta los grupos neonazis tienen que tener su justa repartija de la torta constituyente. Y estoy de acuerdo, si no fuese porque hoy la correlación de fuerzas deja al discurso de izquierda con una porción minoritaria de puestos en una eventual asamblea constituyente. Si los asambleístas han de ser electos por votación directa, los expertos en instalar candidatos son los miembros de duopolio que Marcel Claude y TALM tanto critican. La falta de crítica política colabora bastante con que podamos llegar a tener a un ejército de Carlitas Ochoa y Patricios Laguna en la constituyente. ¿Queremos eso los que estamos por romper con el statu quo? Claramente no, porque esperamos obtener una victoria que nos permita realizar transformaciones profundas en el Estado.

¿Qué alternativas se plantean los movimientos por la Asamblea Constituyente? No he escuchado ninguna, y me aterra, porque puede ser como lo que le hizo Michelle Bachelet a la LOCE: en cuanto promulgó la LGE, el sistema de educación escolar dejó de ser el centro del cuestionamiento educacional. Incluso en el 2011 las demandas más visibles fueron las universitarias. Magistral trabajo de maquillaje legal: cambiar el nombre, cambiar el origen, no cambiar nada de fondo. Si algo así le pasa a la constitución podría yo pasar mi vida entera intentando cambiar una versión legitimada de la constitución de Pinochet y Guzmán.

Claramente nadie quiere el resurgimiento del nazismo en Chile, pero se le ha permitido a los grupos neonazis proliferar y actuar con libertad en aras de la “libertad de expresión”. Claramente a nadie le gusta la violencia gratuita, pero hemos permitido a muchas iglesias levantar campañas de odio en honor a la “libertad de culto”. ¿Hasta dónde llega nuestra tolerancia a los discursos divergentes? ¿Dónde ponemos el límite de la sociedad que queremos crear, y aquella sociedad que enérgicamente queremos rechazar? ¿Qué ideas queremos instalar y cuáles queremos que dejen de ser consideradas? Si todas las ideas son válidas, a más de alguno le debe molestar que las mujeres voten, o que los homosexuales vivan. La democracia de los acuerdos no es democracia, los movimientos excesivamente inclusivos, que quieren a “todos” adentro, pueden llevarse sorpresas inesperadas.

Considerar las implicancias del “todos” también puede ayudarnos con el panorama político: Chile es un país despolitizado. Dudo mucho que la inmensa abstención de las elecciones municipales pasadas se deba a la campaña #YoNoPrestoElVoto de la ACES. En parte por falta de alternativas, pero muy en gran parte por apatía y desinterés, en Chile la gente no participa, no cuestiona la política, no siente que sea algo que le pertenezca, y muchos de los que participan validan el duopolio que ha venido haciendo las cosas mal desde hace casi 24 años. No digo que “la gente” sea mala, sino que parte del camino de construir verdaderas nuevas mayorías políticas es politizar a la población, lograr que los subalternos se empoderen de un discurso político propio y quieran realmente tomar el poder. En ese sentido, actualmente existen muchas minorías organizadas de muy buenas intenciones que pretenden hablar por aquellos subalternos en vez de darles el micrófono a ellos. Quizás porque es mucho más fácil, pero a la larga, cuando nos enfrentamos a la toma del poder, el camino es una cuesta muy empinada porque hay que hacer todo ese trabajo de politización con pocos recursos.

Todo Chile implica incluir dentro del grupo a la alianza y a la concertación, implica que hasta los grupos neonazis tienen que tener su justa repartija de la torta constituyente.

Tampoco es que no existan discursos disidentes dentro del pueblo. Aysén, Freirina, Quellón, Tocopilla… son ejemplos de localidades que ya no dan más con el centralismo y los abusos, pero son luchas también que no tienen una base ideológica desde la que plantearse, por tanto son fácilmente aplacables con el desgaste y las medidas parche de mediano plazo. Pueden dotar de todos los especialistas al hospital de Tocopilla, por ejemplo, pero ello no hará que el sistema sanitario deje de ser pagado, o que exista lucro con la salud. Sacar las demandas de lo gremial y llevarlas a lo ideológico-político es una tarea pendiente.

No estoy en contra de la Asamblea Constituyente, pero sí considero necesario que nos cuestionemos su real urgencia. Entiendo el enojo, la frustración y la impotencia de tod@s l@s que son conscientes de los cambios que hay que hacer y ven las cosas inmóviles, y comparto ese sentimiento, pero considero mucho más importante dotar de un discurso propio a los subalternos, antes de pretender representarlos falsamente con eslóganes que, ni ayudarán a reconstruir la izquierda, ni nos darán el poder para realizar las transformaciones tan necesarias que soñamos.

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15 Comentarios

Tomás de Aguirre

Precisamente no se trata de «dotar» a los «subalternos» -como les llamas- de discurso, sino que en un proceso reflexivo, generar las condiciones para que estos broten. Si se hiciera la AC de un día para otro, por supuesto que no tendría ningún sentido y que sería colonizada rápidamente por el duopolio (que son quienes cuentan con mayor maquinaria política desplegada).

Jaime Antonio Cerda Montes

Creo que se malentiende la situación: decir que los nazis (u otro grupo cualquiera) tendrán presencia normativa en una nueva constitución es equivocado. La idea de una AC tiene como principio fundamental el ser definida por la mayoría (o el «pueblo») dentro de sus propios ámbitos. De admitir cada pretensión de cada grupo social tendríamos una constitución de 23.549 artículos. El «todos a la moneda» no apunta a eso sino algo más: que TODOS participen, opinen, presenten propuestas, etc. Hecho eso, se recogen las visiones mayoritarias, organizadas, representadas.

rubenram

Tu discurso bien intencionado, como todo en revolución democrática, tiene poco de revolucionario y de democrático si le tiene temor a la decisiones que el pueblo de Chile pueda tomar en una Asamblea Constituyente. Anteponer los temores, poco funciona cuando lo que se necesita es generar la confianza en los ciudadanos, en empoderamiento de la base social organizada, en reconstruir el entramado social destruido en dictadura y adormecido por los concertalianciatas. Nosotr@s no estamos en esa, estamos en los comités poblacionales dándole coherencia y sustento a la propuestas del movimiento. Necesitamos sumar ideas, propuestas reales, y necesitamos mas que nunca vencer el temor, ese transfondo oscuro de no querer ir mas alla…

nharambour

nharambour

Es válida la inquietud que compartes, Camilo, pero creo que las respuestas de Jaime Cerda y Tomás de Aguirre resumen bastante bien el asunto.

El «todos» se utiliza en contraposición al «pocos -y siempre los mismos». No como una «repartija» entre todos.

Ahora bien, donde muchos descontentos nos comenzamos a dividir, es en el tono que se le da a estos movimientos. Yo, por ejemplo, quiero un Chile mejor para todos, y por tanto, eso incluye a la familia Luksic (para dar un ejemplo utilizado por Claude). Entonces, es preciso transitar de la crítica a la propuesta, que sea capaz de lograr una institucionalidad nueva, capaz, y no una simple «vuelta de tortilla».

Por otra parte, recuerda que la libertad de expresión implica que todos tenemos el derecho a expresarnos; pero no implica que todas las expresiones sean igual de válidas y tengan idéntica ponderación ante el juicio social.

    Gabriela235

    Estoy de acuerdo con casi todo lo que dijiste, sin embargo considero que al momento de tener el derecho de opinar, mi opinión es tan válida como cualquiera, otra cosa es la ponderación que le den los demás, pero recuerda que son los inconformistas (o sea, los que opinan distinto), los que cambian el mundo.

Miguel Mery

Bastante simplón y sin fundamento tu análisis. Primero encuentro de mal gusto nombrar despectivamente a los ciudadanos de subalternos, esa terminología se usa en las instituciones jerarquizadas. Veo que tu consideras la presidencia como un cargo que te brinda privilegios y superioridad por sobre las personas. Segundo, denostar la candidatura de Marcel por el eslogan de «Todos a la moneda», dándole una interpretación antojadiza y mal intencionada, me parece casi ridículo, ya que lo que se pretende transmitir es que todos los chilenos sean parte de las decisiones de país, haciéndoles partícipe a través de plebiscitos y consultas ciudadanas. Tercero, sostener que a la ciudadanía no le interesa la política va en directa contradicción con los movimientos sociales y en especial con el movimiento estudiantil, del que supuestamente fuiste parte por poco tiempo, ya que éstos han demostrados interesarse por los problemas públicos, sería correcto decir que a la ciudadanía no le interesan los políticos que se han repartidos el poder para beneficio propio y de los intereses capitalistas. Cuarto, dices no estar en contra de la Asamblea Constituyente, pero manifiestas que consideras que no es urgente llevarla a cabo, es decir no estás por la A.C, no seas ambiguo en tus planteamientos. La asamblea Constituyente es el único camino que permitirá redactar una constitución democrática y que termine con las injusticias y amarres que mantienen conculcados y pisoteados los derechos de las personas. No existe posibilidad de cambiar este sistema desde adentro como muchos plantean, una vez dentro se acomodarán a los privilegios y beneficios personales y se mantendrá todo igual, como lo ha hecho la Concertación. Quinto, querer comparar una Asamblea Constituyente con la comisión de educación de Bachelet, es una aberración. Te aconsejo que antes de criticar y escribir una columna te informes mejor, pues tu ignorancia respecto de la A.C. es patética, ya que los integrantes de una A.C. no se eligen como los diputados o senadores, son elegidos por votaciòn directa, pero dentro de los estamentos que representan, ya sea, estudiantes, pescadores artesanales, pueblos originarios, trabajadores por sindicatos, representantes de la derecha, de las regiones, etc.
Por ultimo, nada rescatable en tu escrito, cero aporte.

Demonio PIneiden

Creo que la solución está en que Revolución Democráctica aclare la alianza que tiene con la concertación, de esa manera podermos hacer buena izquierda

Injah Newen

Que quieres decir cuando mencionas a Carlita Ochoa o a Patricio Laguna?

vasilia

vasilia

Con lo que no estoy de acuerdo es que Chile sea un pais despolitizado. Es muy politizado, lo que no es es partidista. No somos afectos a los partidos y a los politicos, pero sí lo somos a la política. Y la prueba eres tu mismo, Camilo: estas hablando de politica.

Y ahi radica la importancia de la Asamblea Constituyente. No es porque queramos atacar al binominal (da lo mismo si son 48 o 60 o 30 senadores, son todos igual de malos) sino porque la Constitucion del 80 no da espacio a la participacion ciudadana. Nos obliga a depender de los partidos como voceros… y nos nos gusta porque los partidos van por caminos muy distintos que los ciudadanos.

La gente hace plebiscitos comunales, debate en su barrio, se moviliza… pero todo se estanca porque dependemos de los partidos y de los politicos para que esas iniciativas se cumplan. Y eso esta mal. Y eso es lo que hay que cambiar. Y eso solo va a cambiar si tenemos por ley del pais garantizado que la decision ciudadana directa tiene valor.

Alexis Díaz Pérez

Debe considerar estimado que lo que se pretende a través del movimiento que usted cuestiona es iniciar las bases de discusión y consenso real con participación de las bases sociales para la definición de las políticas públicas. Como inicio de este proceso está en parte importante la reeducación cívica de la ciudadanía interesada en lograr políticas que favorezcan el desarrollo sustentable y con cohesión social.
Si quiere saber más la respecto infórmese primero de la orgánica y del método de trabajo de Tod@s a la moneda, que se diferencia bastante de lo «oficialista» de Revolución democrática que sigue con los idearios de la concertalianza que precisamente se ha encargado de mantener el «stato quo».
Otra cosa, no caricaturice ni menosprecie un elemento que es esencial para nuestra vida republicana como lo es el tener una carta magna que sea originada desde la base popular teniendo como foco el bien común y la estabilidad social a través de elementos bien intencionados y que se pueden calificar de modo objetivo.

DannAEP

Solo una corrección de conceptos en la cual basas gran parte de lo que escribes:

1.- Las personas tienen que ser respetadas y son validas
2.- Las opiniones no necesariamente tienen que ser respetadas y validas.

En otro asunto, concuerdo con respecto a la necesidad de alcanzar una madurez sociopolitica para poder llevar a cabo un exitoso proceso de AC.

Yanko Castillo

En verdad os digo, muchos enemigos y críticos tendrá Marcel en su periplo por entregarle DIGNIDAD a Chile, pero como dijo en un crítico momento de su vida Galileo Galilei: » y sin embargo, se mueve». Tengo el convencimiento que en noviembre habrán dos desalojos…..

christian.arayabahamondes

¿Y entonces?…..

Karla Alejandra Ferreiro Hormazábal

Sin la AC es imposible generar los cambios necesarios para ejercer el gobierno que plantea Marcel Claude que por cierto, es un proyecto muy serio y bien pensado que se ha venido gestando no ahora sino a través de muchos años. Por ello la AC si es urgente si se piensa en hacer los cambios que de verdad fundamental hacer para quienes sufren en este país y que son la gran mayoría (o subalternos, como los llamas tú). Los «subalternos» es una forma muy despectiva de referirse a los chilenos que no están dentro del poder político actual. Y con esa frase se demuestra enseguida que olvidas que es el pueblo quien le da el poder a los gobiernos y no al revés. El cargo político que sea lleva implícita la frase de «Servidor público». No creo necesitar explicar lo que eso significa pero sabemos que tristemente aunque quienes ejercen el poder saben que esa es su principal función, la omiten sistemáticamente cuando llegan al cargo y se dan ínfulas de «Dioses del Olimpo». Al sentirse superiores que las personas a las que les corresponde servir, se corrompen con mucha facilidad. Por ello hay que sacar a la gente que se viene comportando así desde hace 40 años en el poder ahora (y si, 40 años y no 20, porque han demostrado ser lo mismo).

Camilo García

Para los que no comprenden el concepto «subalterno», lo explico en el primer párrafo y corresponde a un resumen de lo que significa ser un subalterno en el post-estructuralismo

No he respondido a ninguna crítica porque la mayor parte se resuelven leyendo otro párrafo que, al parecer, no fue sujeto a análisis.