«Todo lo sólido se desvanece en el aire: la experiencia de la modernidad”, texto que data del año 1982 escrito por Marshall Berman. Considerado uno de los libros más influyentes de fines del siglo pasado inspirado en la tesis de Karl Marx, construye desde la pluma de Berman una idea, un concepto clave sobre la modernidad. El hecho fundamental de la vida -llamada moderna- es lo profundamente contradictoria en su estructura: capaz de todo, menos de proporcionar seguridad, certeza y solidez. Vaya paradoja.
De este modo los cambios celéricos, dramáticos, a veces trágicos, y su disposición a volverse contra sí mismos, a cuestionar y negar todo lo que se ha dicho, a transformarse en una pluralidad de voces armónicas o disonantes y zigzagueantes, pueden contribuir a retratar “la condición de ser modernos”. Esta hipótesis puede de manera pendular ayudarnos a “analizar” lo vivido en las últimas semanas y porque no, en las recientes horas. Veamos:
En abril la encuesta Adimark señalo lo siguiente: “ha sido, sin duda, uno de los meses más políticamente complejos de los últimos años. Si bien se mantuvieron las tendencias positivas en materia económica, algo más lento que en meses anteriores, los estudiantes volvieron a marchar por mejoras en la educación, Bolivia formalizó su demanda marítima en La Haya, se destituyó al Ministro de Educación Harald Beyer, se desató una fuerte polémica por las cifras del Censo e IPC, y por si todo esto fuera poco, casi al cerrar el mes, la renuncia de Laurence Golborne e irrupción de Pablo Longueira a la carrera de las primarias de la Alianza vino a redibujar completamente el paisaje político nacional”.
Por otra parte, el Centro de Estudios Públicos (CEP) indico que: “A raíz de los recientes acontecimientos por todos conocidos, el proceso para las primarias presidenciales del 30 de junio se ha reiniciado con cambios en los candidatos. Dichos acontecimientos se han producido cuando el trabajo de campo para la primera encuesta de este año del CEP se encontraba ya avanzado”, los medios añadieron que, “considerando esta situación, y a la espera de que el escenario político se decante más claramente, el CEP ha decidido no realizar esta encuesta, cuyos resultados se planeaba entregar antes de las primarias”.
Esta cotidianeidad, bien retratada a veces por estas prestigiosas empresas de opinión pública y a la espera de una nueva fotografía, aún no capturan ni la película-ni el guión que comienza a bosquejarse. A este frágil panorama, añadimos los siguientes trazos:
Toma uno: “On Line”. Las decisiones tomadas entre cuatro paredes ya no pueden “excluir” a la ciudadanía o al menos “omitirla”, sin costo o reclamo alguno. Parece ser que, la sociedad red y las comunicaciones on line han cambiado completamente la “cancha” donde juegan y jugaban las élites políticas. Que duda cabe.
Toma dos: «Destino». A diferencia de lo que la élite chilena piensa -o al menos algunos de ellos- hoy no tienen la capacidad para comprender su destino, y tras haberlo comprendido luchar contra él. A ratos, ni siquiera la voluntad de entender. Los ejemplos abundan, la porfía también.
Toma tres: «Transición«. A una distancia sideral con el siglo pasado y en especifico de los años noventa (en la llamada “transición“), en la actualidad nuestros dirigentes carecen casi por completo de esa empatía, carisma dirán algunos, liderazgo otros, que convencían a las masas, a los inquietos electores, díscolos de ese entonces, de la razón de estado o la gobernabilidad en disputa ante cualquier síntoma de malestar.
Se suma a lo anterior, un cierto déficit de “proyecto común” que puede transmitir a los hombres y mujeres contemporáneos una “épica”, un sentido a su vida cotidiana y colectiva.
Los cambios celéricos, dramáticos, a veces trágicos, y su disposición a volverse contra sí mismos, a cuestionar y negar todo lo que se ha dicho, a transformarse en una pluralidad de voces armónicas o disonantes y zigzagueantes, pueden contribuir a retratar “la condición de ser modernos”.
Toma cuatro: «Religión». Lentamente el político moderno como sujeto, como liderazgo que orienta, da respuesta y acción en el mundo -y por añadidura- que conducían a “creerles” (en una actitud casi religiosa) comienza a desaparecer, o a lo menos, extinguirse lentamente en algunos segmentos societales. ¿Y también en sus propias tribus?.
Toma cinco: «Alternativas». Durante gran parte de los noventa se trató y muchas veces se logró explicar el significado de la política y la democracia. Sin embargo hoy, los problemas que aquejan a la práctica política y las razones de su declinación no pueden caer al credo “No hay alternativas”.
Toma seis: «Post moderno». Es significativo desarrollar esfuerzos en donde -a lo menos- algunos asuntos de la esfera privada, se puedan trasladar a la esfera de interés público. Una suerte de actitud más bien post-moderna (sin hacer un cliché) podría contribuir a un nuevo guión político. En lenguaje metafórico, una serie, estreno, o documental tipo HBO.
Así, Berman analizo la vorágine de la era moderna, como: “encontrarnos en un entorno que nos promete aventuras, poder, alegría, crecimiento, transformación de nosotros y del mundo y que, al mismo tiempo, amenaza con destruir todo lo que tenemos, todo lo que sabemos, todo lo que somos”. Este mes nos demostró que este texto y su autor, aún no caen en desuso y menos en el olvido. Al menos, por ahora.
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Maria Francisca
Me parece interesante esta visión y «pluma» para retratar nuestra situación política. Felicitaciones al 5tod poder por estos columnistas.
J: Godoy
BUENA NOTA PARA ESTOS DIAS COMPLICADOS Y QUE NO ENTENDEMOS LO QUE PASA CON LOS POLITICOS. ESTAS IDEAS AYUDAN MUCHO. BUEN LENGUAJE
augusto cortés
El más básico error hermenéutico es creer en un mundo estático: Todo fluye. Es río, no piscina. Lo que se desvanece en el aire no es «el mundo», es «una» imagen de mundo (la de quien emite el juicio) «El mundo no es lo que creemos que es, es LO que es» (en sí mismo). –
Lao Tsé
peon
No me parece una paradoja.
«capaz de todo», por ejemplo, lo podemos poner en dudas de múltiples formas. Si fuéramos capaces de todo, por mencionar un hecho, «podríamos comprar en la esquina mini reactores de colisiones nucleares para disponer de energía en nuestros hogares»; o bien esta sería una tecnología disponible en la mayoría de las centrales eléctricas del mundo, sin embargo, a pesar de que
el tema de la generación de la energía es tan importante, que son miles los científicos en el mundo que trabajan en reproducir el proceso nuclear del sol, así y todo, para el caso de este ejemplo, «no somos capaces», o bien la sociedad o el conocimiento humano y su tecnología «no es capaz».
Por lo tanto, ¿por qué se dice que «somos capaces de todo»?…
Además, respecto a: el si acaso somos capaces de proveernos o proporcionarnos «seguridad, certeza y solidez», pienso que es posible colocar frente a este argumento una teoría no humana ni moderna, pero que está sobre las capacidades y habilidades humanas, que consistencia propia y que además presenta una teoría o bien historia con más peso que la teoría «original» del autor referido,
motivo por el que hablar de que nosotros pudiéramos proveernos seguridad, certeza y solidez,
es como si dijeramos que al atardecer del día, cuando ya no necesita nadie más energía del sol, lo toma y lo coloca en su bolsillo para encenderlo a la mañana siguiente, sacándolo de su bolsillo y suspendiéndolo en el espacio «de la nada», o en un perfecto sistema gravitacional que a nadie ha dejado fuera de asombra el contemplar su magnitud con .. lo que sí se ha podido averiguar acerca de nuestro sistema solar, nuestra galaxia, y algunos cientos de miles de millones de galaxias más…
Creo que cabe considerar el alegato presentado para el segundo caso tratado de la «contradicción», porque, precisamente «la teoría» que he citado por comprensión, si puede hablar con propiedad de formas de proveer «seguridad, certeza y solidez», sin que de ello quepa duda alguna.
Seguridad, porque el destino de la humanidad y de la creación ya está fijado, por lo tanto, tenemos la seguridad que eso pasará.
Certeza, porque no cabe duda acerca de ello, porque, la misma entidad que predice el futuro de la humanidad, ya ha predicho en el pasado otros tiempos venideros, otros futuros ya pasados, con certeza de que lo pronosticado, sucedió.
Y solidez, de la certeza, o la seguridad, o lo por venir, porque quien sabe cómo funcionan las cosas que creó, sabe como hacerlas funcionar y así, funcionan como él ha querido que funcionen, por lo tanto, la forma en que funcionarán después, es algo que puede modificar a su gusto, porque él es quien hace que funcionen.
Por lo tanto, cuestiono que seamos capaces de todo, porque otra entidad es la que es capaz de todo, luego, si no somos capaces de todo, ¿cómo es posible que pudiéramos garantizarnos seguridad, certeza y solidez por nosotros mismos?…
A mí me parece que determinada literatura de muchos pensadores tienen toques de algo importante, pero, también tienen momentos de distracción, por así llamarles a sus problemas de integridad de contenidos, de consistencia y así de veracidad. Si no son veraces en su sentido, o en sus razones, ¿es bueno que circulen sin que nadie les pase un parte porque tienen la luz trasera y delantera en mal estado?…
Leo Lobos
Excelente artículo, una visión informada e instruida de la «realidad nacional», aquella que los medios de comunicación tergiversan y desinforman constante y profusamente en sus NOticieros. El libro de Marshall Berman es una herramienta para desmontar «edificios de concreto».