Los plazos para “salvar al mundo”, se acortan y el reloj continúa su inexorable marcha hacia la fecha definitiva, cuál marcador en cuenta regresiva hacia el 11 de enero.
En esta frenética carrera hemos visto aparecer una pléyade de “súper héroes convencionales”, que nos ofrecen un mundo de nuevas ilusiones y promesas, envueltos en un manto de sacralidad y pureza que les otorga su carácter de “independientes”. Cuál cruzada mística, viven su epifanía permanente buscando superar las barreras que les imponen los “villanos” representados en la “clase política” o la “élite” buscando sumar a sus causas al “pueblo soberano” que dicen representar. En una sociedad donde la credibilidad en las instituciones, y en general a todo lo que nos rodea ha descendido al sótano oscuro de la indiferencia , donde no se puede distinguir la verdad de la falsedad, como en la oscura caverna de Platón.
Estamos en un tiempo de crisis, que ha sido forjado con décadas de neoliberalismo, donde el individuo ha quedado reducido, despojado del sentido de lo colectivo, entregados a su propia suerte y devenir, azotado por las fuerzas del mercado que lo arrastran en la vorágine incontenible del consumo. Ya no hay ciudadanía, hay consumidores. Ya no hay organizaciones sociales, ni políticas hay grupos más o menos organizados que luchan por su propia subsistencia acosados por el desprestigio, la desconfianza y la indiferencia , cooptados y contaminados unos más y otros menos por todo un sistema que los ha reducido a una mínima expresión
En definitiva, la política neoliberal ha triunfado por sobre el colectivo, por sobre los proyectos sociales y en este nuevo espacio es propicio para que aparezcan los “súper héroes convencionales” salvadores de la humanidad, a ofrecernos esperanzas en un mundo sin esperanzas. Son tantos que en definitiva no serán nada, sometidos a las reglas matemáticas del sistema electoral, y que sólo serán una nueva ilusión que terminarán favoreciendo contra los que dicen luchar
No necesitamos superhéroes convencionales, necesitamos ciudadanos, informados y conscientes, necesitamos proyectos colectivos, necesitamos esperanzas en la sociedad
No digo que no sean sinceros en sus propuestas, no digo que sus intenciones sean esas. Pero el neoliberalismos ha sido tan poderoso que se ha instalado en nuestras mentes y generado este espacio propicio ya que los partidos políticos sometidos a este sistema ya no tienen la credibilidad suficiente ante los ojos de los ciudadanos/consumidores y ante esa falta de esperanza, ante esa pérdida de confianza y el individualismo acérrimo arraigado no vemos más que en los individuos una esperanza vana en que podremos cambiar las cosas.
No necesitamos superhéroes convencionales, necesitamos ciudadanos, informados y conscientes, necesitamos proyectos colectivos, necesitamos esperanzas en la sociedad, y sus organizaciones, necesitamos volver a recuperar las confianzas en nosotros mismos, en nuestras propias fuerzas. La reconstrucción de un nuevo tipo de sociedad post neoliberal será un proceso arduo y complejo, en el cual nos veremos enfrentados a este tipo de fenómenos, donde lo viejo se resiste a morir y lo nuevo se esfuerza por nacer y donde aparecen ilusiones y espejismos. Necesitamos ideas, propuestas, programas no consignas. No necesitamos superhéroes convencionales. Necesitamos ciudadanía que construya proyectos colectivos, porque los superhéroes convencionales no sabemos si realmente lo seguirán siendo cuando alcancen el sitial que el pueblo les otorgue, y se quiten la máscara.
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