Como militante activo de Renovación Nacional, me siento cómodo diciendo que soy de derecha. Afortunadamente, pertenezco a esa nueva generación que es capaz de encontrar puntos de acuerdo con políticos de izquierda. Somos parte de aquellos que decimos dictadura con completa honestidad y que sabemos que no podemos imponer nuestra fe a la hora de pensar en derechos universales. Dentro de una postura republicana, siento que Chile es el país de todos, y por tanto, todos juntos tenemos que cuidarlo. Por lo mismo, estoy hastiado de la guerra de trincheras y pienso que esta postura confrontacional es la responsable de la mala imagen que proyecta la Alianza en gran parte de la ciudadanía. Me cansé de ver a nuestros “líderes” emprendiendo absurdas cruzadas para destituir autoridades, enarbolando discursos críticos y odiosos sobre cada una de las determinaciones del ejecutivo, e invirtiendo tiempo y recursos en entregar proyectos de ley maestros a quienes no están interesados en leerlos. Llegó la hora de que nuestros representantes comprendan y acepten que somos minoría y que es más saludable abocarnos a proponer ideas sociales, que cautiven, generen sintonía y sean percibidas como un aporte, que seguir perdidos en una postura de estadista, con más marketing que calle. Aunque duela a muchos, la Presidenta Bachelet fue electa inapelablemente y, además, recibió del electorado mayoría en ambas cámaras, por lo que todo estudio nacional e internacional que cuestione sus decisiones, cuestiona la voz de Chile en las urnas.
Renovación Nacional (y el resto si quiere) debe abrir los ojos, tiene que darse el tiempo de reconsiderar el rol y su misión política. Debemos comenzar a pensar en términos de propiciar un impacto social saludable, olvidándonos de la exposición mediática. Para lograr este giro social congruente, es clave empezar a ayudar desinteresadamente a quien lo necesita, ya sea diseñando e implementando estrategias que contribuyan al bienestar de ciudadanos vulnerables, como tan sólo deteniéndonos a escucharlos, para luego regalar un poco de nuestro tiempo profesional y encontrar esa solución tan deseada. Se debe terminar con las políticas limosneras e inmediatistas (fotos, shows y canastas familiares) para empezar a centrarnos en la dignidad del ciudadano que no creció con las herramientas que el sistema a nosotros si nos entrego.Ossandón es uno de los líderes de derecha (sino el único) que es capaz de decir que somos un país desigual. Sus críticas al sistema son claras, “la ausencia de un real rol fiscalizador del Estado, permite que quienes tienen más, abusen de los que tienen menos”.
Podrán pensar que este vuelco social es imposible, la verdad es que este discurso está presente en montones de artículos, posteos y twits que comparten nuestros militantes, así como en muchos concejales de comunas “chicas”, que suelen ser considerados sólo para actos de campaña. Además, en alguien que hace rato está mostrándonos el camino, mi estimado Senador Manuel José Ossandón.
Ossandón es uno de los líderes de derecha (sino el único) que es capaz de decir que somos un país desigual. Sus críticas al sistema son claras, “la ausencia de un real rol fiscalizador del Estado, permite que quienes tienen más, abusen de los que tienen menos”, la verdad duele y para nuestros “aliados”, tildarlo de traidor es más fácil que destetarse de los poderes empresariales. De hecho, el dinero les da tanta seguridad que han perdido totalmente el miedo al ridículo. Tras interpelar a una Ministra recién asumida, consideraron seguir con el Ministro más cercano a la Presidenta, quien sin perder la calma, se mostró entretenido respondiendo preguntas sin hilo conductor. No conformes con ello, ahora van por otra vergüenza, interpelando a un Ministro encargado de defender una reforma que aún no pasa al senado. No sé ustedes, pero dudo que esta estrategia juvenil logre revertir el rechazo en las encuestas.
Y mientras tanto, Ossandón emprende solo una campaña contra los cobros de la Cuenta Rut del Banco del Estado, que podría beneficiar a 7 millones de usuarios (mayores de edad y en su mayoría de los primeros tres quintiles). Antes, hacía pública la demanda de un Hospital para la comuna más poblada de Chile, lucha que por suerte dio junto al Alcalde Germán Codina, un líder que entiende el giro social y que no tiene el sitial que merece. Ahora bien, como partí diciendo, soy más bien progresista, por lo que discrepo con la postura consevadora del Senador. De hecho, soy pro matrimonio igualitario al 100%, y eso él lo sabe, pero esa discrepancia no impide nuestro diálogo. Esa capacidad para escuchar y conversar con las bases es algo que Renovación Nacional debe entender (En Pucón, se dio un muy buen primer paso).
En cnclusión, no podemos seguir pensando que sólo con millones se gana la presidencial. Chile merece empatía le voto blando no se identifica con tipos sonrientes, autodenominados populares, llenos de MBA´s y pantalones caqui, que imponen su lógica sin escuchar a nadie. Creo que debemos dejarlos solos y concentrarnos en una mirada social y constructiva.
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