Lo más probable es que cuando hayamos resuelto democráticamente las distorsiones estructurales que afectan la convivencia de nuestro país, la sociedad se incline por un sistema de pensiones con una fuerte base solidaria, resguardado jurídicamente y le otorgue, al mismo tiempo, la posibilidad de contar con un sistema privado a quienes no necesitan de la solidaridad que la mayoría reclama.
Así más o menos funcionan los sistemas de pensiones en el mundo, con un sistema público fuerte, que es lo que permite garantizar la paz social. El sistema de pensiones existente en nuestro país, es hegemónico en todo el sentido de la palabra, y no nos entrega la posibilidad de elegir entre un sistema público, que es mi opción; y otro privado, coexistiendo con el anterior y dando la opción a que otras personas que piensan distinto o simplemente tengan otras preferencias, puedan optar.
En Chile, no tenemos opción y se nos amenaza. Amenazan los empresarios, los dueños de las AFPs, amenazan ministros de Estado, amenazan políticos de viejo cuño y otros que venían a reemplazarlos, amenazan los medios de prensa, economistas y quienquiera que se identifica con el sistema actual. Es que la crisis pandémica, política y social ha terminado de develar la simbiosis entre el negocio de las AFPs y un sector de la sociedad, que se beneficia de ellas y del sistema en el que opera el negocio.Dada la emergencia impuesta por la pandemia y la pérdida de ingreso de las familias, el retiro del 10% del ahorro acumulado es lo que corresponde hacer.
Las amenazas son un síntoma de descontrol, pérdida de horizonte y carencia de argumentos válidos y legítimos. Los argumentos en su defensa se vuelven ilegítimos, cuando se sustentan en las amenazas. Pero también soltó sus vendas porque el soporte ideológico sobre el que se construyeron las AFPs y el libremercadismo desenfrenado que nos llevó a esta crisis, está en colisión con la mayoría del país.
En lugar de hacer articulaciones para una mejor interpretación de la sociedad, la elite y su gobierno más se encierran en su burbuja, más se rigidizan. Amenazas en el contexto de un ideologismo economicista exacerbado, mala combinación y no funciona porque es ajeno a la realidad del país.
Por eso es que, prisionero de su ideologismo economicista, el gobierno ha transitado, en poco más de 8 meses, desde la guerra a la paz, desde la paz a los acuerdos y desde éstos a todo tipo de acusaciones a la oposición y al Congreso, cuando no culpando a toda la población de sus fracasos. Pero lamentablemente conduciendo al país a un pozo cada vez más profundo. Qué los teóricos de Chile Vamos, expliquen esta ensalada ¡!
La carencia de esta incomprensión del país real, se expresa en el lenguaje. Entre las frases más expresivas que utiliza el gran empresariado y los partidarios de las AFPs, capitaneados por la derecha dura pinochetista en contra del retiro del 10% de los fondos de pensiones por parte de los afiliados, hay una ya conocida: “esto va a favorecer a los que más tienen”.
En lo general, “lo ideal” sería evidentemente que ningún trabajador y trabajadora tuviera que retirar fondos destinados a su jubilación. Decimos lo ideal, si viviéramos en un país con un Estado de derecho pleno, es decir, con libertades políticas, derechos sociales y económicos garantizados en la forma de acceso a los bienes básicos indispensables para la vida: salud, educación, pensiones dignas y por tanto si viviéramos en un país con un Estado presente, activo y solidario.
Nada de eso lo tenemos por la existencia de un modelo económico basado en el lucro, el sobreendeudamiento de la población, economía informal, y el extractivismo desbandado que hoy impera en nuestro país. Por lo tanto, en el país real, las pensiones son malas hoy, y así como estamos, seguirán siendo malas en cualquier futuro, si es que no tenemos cambios sustantivos y en una dirección y sentido distinto al actual orden de cosas. Ver una columna anterior que escribí.
Dada la emergencia impuesta por la pandemia y la pérdida de ingreso de las familias, el retiro del 10% del ahorro acumulado es lo que corresponde hacer.
En lo demás, seamos claros. Los que más tienen no necesitan hacer uso del retiro del 10% de su capitalización, tan sencillo porque no lo necesitan, no pasan hambre y no la conocen. En esta categoría se encuentra el 1% más rico del país, que dicen lo que dicen, porque siempre que existe una controversia de esta magnitud, y que afecta sus negocios privados, apelan a este ya gastado argumento. Lo dijeron a propósito de la Reforma Educacional en el gobierno de Bachelet (por qué el estado me debe pagar la educación a mi, si yo puedo hacerlo).
Es el afán de hacer de su propia realidad, la realidad de todos. Por eso, no conectan con el resto del país.
Desde este espacio hemos defendido la necesidad de brindarle una salida transitoria a las familias que necesitan obtener ingresos para capear esta coyuntura. Esa salida, hoy, es el retiro del 10% de la capitalización individual. El país no se va incendiar por eso.
Chile seguirá su curso. Y el curso que tendrá que seguir es hacer efectiva la realización del Plebiscito Constitucional programado para octubre. La realización de este Plebiscito no es moneda de cambio de la opción de retiro del 10% de los fondos de pensiones. Eso se llama chantaje.
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