La Presidenta en la actualidad está afectada, en su apoyo ciudadano, principalmente por el caso Caval. En donde su única culpa comprobada es ser madre y suegra. Estoy seguro que nadie en Chile, permitiría el linchamiento de su madre por un error propio. El comportamiento del ciudadano Dávalos fue funcional al sistema imperante. Este sistema en donde la astucia, la especulación, las influencias y el oportunismo están por sobre cualquier mérito y esfuerzo, esto es justamente lo que deseamos cambiar.
Michelle Bachelet no llegó a ser presidenta, por segunda vez, por casualidad, más bien dentro de las posibilidades presentadas, era una alternativa viable para el inicio de un nuevo ciclo en nuestro país. Su discurso recogió gran parte de las demandas sociales expuestas por movimientos ciudadanos mayoritarios. En su primer año de gobierno, del segundo periodo, logró con éxito cumplir promesas fundamentales, además de marcar un camino transformador para el resto de su periodo.Michelle Bachelet tiene una historia personal de consecuencia intachable, junto a una inteligencia que permite realizar cambios estructurales asegurando la estabilidad del país. No obstante, hoy eso no basta. La presidenta debe liderar con fuerza la colocación de la lápida a la vieja política y usar su liderazgo para correr el umbral hacia lo necesario, básicamente derribar las cuatro paredes, dando paso a la tan anhelada democracia verdadera.
Muchos, maliciosamente, siembran la idea de una eventual renuncia de la presidenta. Sacrificar a Michelle Bachelet por algunos políticos desvergonzados, es injusto, innecesario y peor aún, se corre el riesgo de perder cualquier posibilidad de cambios reales.
Llegó el momento de la reflexión en donde todos debemos poner de nuestra parte. Si analizamos el descontento civil hacia la clase política, carece de un(a) líder y relato. Por otra parte, el Congreso con su legitimidad tendiente a cero, no es posible que proponga soluciones manteniendo la seguridad de sus sillas. En este escenario la única salida posible es abrir espacios hacia la participación ciudadana permanente y vinculante.
Michelle Bachelet tiene una historia personal de consecuencia intachable, junto a una inteligencia que permite realizar cambios estructurales asegurando la estabilidad del país. No obstante, hoy eso no basta. La presidenta debe liderar con fuerza la colocación de la lápida a la vieja política y usar su liderazgo para correr el umbral hacia lo necesario, básicamente derribar las cuatro paredes, dando paso a la tan anhelada democracia verdadera.
La presidenta tiene una nueva misión, abrir canales institucionales y efectivos entre el Congreso y sus representados. El sabor de la comida no admitirá reparos si todos los chilenos cocinamos.
Comentarios