Creo que ya era la madrugada del 6 de octubre de 1988 cuando yo contemplaba asombrado como, después de muchos tira y afloja del ministro, el gobierno de la dictadura reconocía por fin el triunfo del ‘no’ y se preparaba para abandonar el poder. Hasta ese momento, yo todavía pensaba que iba a ganar el ‘sí’ o sea “nosotros”, porque el que veía eso era mi yo fascista adolescente y desinformado que creía sabérselas todas. Había mucha inquietud y temor por un posible caos cuando llegaran al poder “los comunistas”. Sin embargo, unos años después, nada pasó, aparte de un boinazo, la prohibición para que Iron Maiden se presentara en Chile y el retiro de una revista de comics por representar el parto de la Virgen María. Los temores de mi fascista hogar eran infundados.
Es cierto que ya no tenemos que temer que sigan todas esas muertes y que hay algo así como libertad de prensa, a pesar del terrible duopolio al que solo desafían una Internet a la cual todavía no tiene acceso el 59% de los chilenos y algún medio huacho de izquierda. Sin embargo, me atrevo a sostener que nada ha cambiado, salvo por diferencias de método.
El Golpe de Estado de 1973 fue el comienzo de una estrategia que tenía por objeto transformar a Chile en un plan piloto para las ideas de Milton Friedman y la Escuela de Chicago. La implantación de las medidas recolectadas por apóstoles economistas de la Universidad Católica en “El Ladrillo” –un documento de más de quinientas páginas que recibió un título propio de la creatividad de la derecha– no era posible en el contexto de una democracia como la chilena, puesto que cualquier político que promoviera medidas semejantes hubiera perdido popularidad rápidamente.
La coyuntura del Gobierno de la Unidad Popular proporcionó la oportunidad para establecer una dictadura que impusiera por la fuerza una economía neoliberal. Aquella dictadura no fue un fin en sí misma, sino simplemente un medio para implantar un sistema económico totalmente impopular y para reprimir las consecuencias inmediatas en la población. Durante el gobierno de Allende, el desabastecimiento, la inestabilidad e incluso la financiación de movimientos de izquierda pro lucha armada por parte de la CIA tuvieron por objeto generar el clima propicio para un Golpe de Estado que permitiera la implantación de las políticas de “El Ladrillo”.
Una vez que la dictadura hubo transformado la economía, una democracia “protegida” la reemplazó en vez una democracia de verdad. La protección de dicha democracia consistía principalmente en proteger las privatizaciones hechas durante el autoritarismo y en continuar por dicho camino durante los gobiernos democráticos de la “transición” que llegaron a privatizar incluso algunas calles de la ciudad. Quiero pensar bien y creer que los personeros de la Concertación cedieron ideológicamente por razones políticas, esto es, por conservar el poder y la “gobernabilidad” –¿qué será eso?– pensando en hacer los cambios en el futuro. Voy a omitir el hecho de que algunos de ellos se transformaron en lobbistas para las empresas privadas y voy a asumir, ingenuamente, que esos personeros son la excepción y no la regla.
El caso es que si se acabaron las muertes, las violaciones de los derechos humanos y el miedo concreto a la bota militar, no fue por un despliegue heroico de virtud de nadie en el poder –aunque sí de los ciudadanos sinceros que sí trabajaron, arriesgaron sus vidas y marcharon por el ‘no’–, sino que tales brutalidades terminaron porque el temor a la pobreza reemplazó al temor a la bota militar, mientras que la farándula y las bajadas de perfil reemplazaron a la censura, el endeudamiento fue una medida de control mucho más eficiente que la vigilancia de los servicios de inteligencia y la ilusión de estar representados calmó la efervescencia de la protesta popular.
Los resultados son los mismos que obtenía la dictadura, pero los costos son mucho menores en vidas y, sobre todo, en relaciones públicas, por lo que pudimos venderle al mundo la imagen de un país pacífico, gobernable y casi desarrollado, si teníamos el cuidado de no mostrar los barrios equivocados, tal vez como el Maipú del que se escapó con su esfuerzo de self made man el señor Golborne u otros barrios mucho peores. Así daban ganas de venirse a Chile a invertir. Todavía las autoridades nos han mostrado cifras de mayor o menor crecimiento, cuando lo único que ha crecido de verdad ha sido la acumulación del capital en cada vez menos manos y claro, si tu tienes todo y yo no tengo nada, el promedio es que ambos tenemos la mitad y mientras tu más tengas parece que ambos somos más ricos.
Nadie puede negar que las muertes, las torturas y la represión en general son un mal absoluto y que haberlas superado representa un progreso legítimo. Sin embargo, cosas como el actuar de la policía en las marchas estudiantiles o la ley antiterrorista presentan el escalofriante cuadro que dice que los métodos de la dictadura se dejaron de usar solo porque existen métodos mejores y más eficientes, pero, que de ser necesario, los procedimientos de la vieja escuela todavía podrían aplicarse.
Nadie puede negar que las muertes, las torturas y la represión en general son un mal absoluto y que haberlas superado representa un progreso legítimo. Sin embargo, cosas como el actuar de la policía en las marchas estudiantiles presentan o la ley antiterrorista el escalofriante cuadro que dice que los métodos de la dictadura se dejaron de usar solo porque existen métodos mejores y más eficientes, pero, que de ser necesario, los procedimientos de la vieja escuela todavía podrían aplicarse.
Mi yo fascista, adolescente, ignorante y desinformado del 88 tal vez hubiera estado más tranquilo de conocer la historia del futuro, sin embargo, de haber conocido los detalles escabrosos y haber podido tener la claridad que vino con la educación, tal vez se hubiera quedado con un pesimismo angustiado y contemplando como todo cambiaba para seguir igual.
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Foto: Wikimedia Commons
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Arturo Ruiz
Arturo Ruiz
Me ha parecido justo darle algunas fuentes…
jose-luis-silva
Le agradesco los links, muy interesante porque confirman lo contradictorio del relato histórico de moda..
Se confirma el descarado espionaje (no es lo mismo que intervención) de la CIA en todos los niveles, aunque aún no demuestra si en algun momento se materializa una intervención a escala similar a la intervención de los cubanos.
Se confirma tambien la extensa y compleja red de grupos armados de izquerda en estado de guerra contra nuestra institucionalidad antes y durante el gobierno militar. Extrañamente muchos denunciantes de la «intervención norteamericana» niegan que en Chile sí hubo grupos de combate, o sea confirma que los miltares sí tenian enemigos que debian enfrentar de alguna manera. El como enfrentarlos nadie lo sabe ni quiere saber, pero igual se jusga y con soberbia a quienes lo hicieron,
Lo que no queda claro es su afirmación de que la CIA financió a grupos de izquerda chilenos.
Aunque mi visión sea distinta a la suya le agradesco la información y su deferencia.
Saludos
jose-luis-silva
Oiga eso de «la financiación de movimientos de izquierda pro lucha armada por parte de la CIA», ¿ es un desclasificado nuevo ?
La parte escabrosa no deberia volver si no vuelve la amenaza de la lucha armada, porque la institucionalidad se defiende con lo mismo que se vé amenazada.
Si, probablemente en un principio la concertación cedió en materia económica por «gobernabilidad». Pero muchos años despues continuó adoptando el criterio: al licitar los caminos que menciona el estado recupera plata al venderlos y al cobrar impuestos en lugar de desembolsar permanentemente para sostenerlos con el dinero de todos. Obviamente con guitarra en mano tuvieron que olvidarse de utopias, porque solo el discurso de ellas trae dividendos politicos.
La brecha entre los «acumuladores de capital» y el resto crece vergonzosamente es cierto, pero revise bien los datos, no solo ha crecido ese segmento.
El resultado de su educación fué inverso a la mayoria, lo que se refleja en un viejo dicho europeo: «si cuando joven no eres de izquerda significa que te falta corazón, y si cuando maduras no eres de derecha significa que te falta cerebro.» Lo puse literal, sin intención de ofender, ni pienso asi de usted
Saludos