Se debe convertir la transparencia en un valor social y cultural

Existen situaciones que afianzan la sensación de vivir bajo una oligarquía con sectores privilegiados que pueden hacer lo que les da la real gana sin importar si es legal o no.

Tenemos los casos de corrupción en la adjudicación de millonarias licitaciones a fundaciones y las reuniones secretas en casa del lobista Pablo Zalaquett. Son dos escándalos que han sido tema en los diversos medios de comunicación, sin dejar de lado el menos publicitado, pero no menos importante escándalo de corrupción que involucra al influyente abogado Luis Hermosilla por el presunto pago de coimas a funcionarios del Servicio de Impuestos Internos (SII) y de la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) para obtener información privilegiada y favores.

---

El ciudadano común tiene el perfecto derecho a pensar que un lobby no informado es porque se busca favorecer a privados y no el bien común, la razón es simple, cuando se oculta la información el afectado o perjudicado es la ciudadanía en general

Con el propósito de combatir estos hechos el presidente Gabriel Boric, durante la presentación de la “Estrategia Nacional de Integridad Pública” que incluye medidas para mejorar los estándares de transparencia, probidad y anticorrupción, dice: “vamos a levantar el secreto bancario para controlar la evasión y la elusión, proyecto que además presentaremos prontamente porque es fundamental para financiar temas que son tan importantes para la ciudadanía como lo es la reforma de pensiones”.

Algunos partidos políticos cuestionaron el anuncio, el diputado Guillermo Ramírez, jefe de bancada de la UDI, argumenta: “el presidente sabe y todos los técnicos saben que esa es una muy mala solución. En Europa y en Estados Unidos se usan otros mecanismos para controlar la evasión, porque levantar el secreto bancario genera desconfianza, lesiona la inversión y por lo tanto afecta la economía del país” y el jefe de la Bancada RN, Frank Sauerbaum, dijo: “lo que se entiende por levantar el secreto bancario implica que habrá funcionarios del SII con acceso a información personal de todos los chilenos y los casos de posible corrupción ilustran los riesgos de ello. El secreto bancario puede levantarse en marco judicial”.

Como sociedad tenemos el desafío de recuperar la confianza pública y la “Estrategia Nacional de Integridad Pública” cumple ese objetivo de mejorar las leyes de transparencia y el acceso a la información pública.

Se debe agregar que los medios de comunicación tienen que entregar información objetiva y de calidad.

Un ejemplo clarificador:

El “Índice de percepción de la corrupción”’ de Transparencia Internacional para el año 2022, dice que Dinamarca, Finlandia, Nueva Zelanda, Noruega, Singapur, Suecia, Suiza, Países Bajos, Alemania e Irlanda son los 10 países menos corruptos (Chile, por ahora, estaría ocupando la posición 27). Estos países transformaron la práctica de la transparencia en un valor social y cultural.

Existe un buen ejemplo de cómo se enfrenta la corrupción: El año 1995, Mona Sahlin, viceprimera ministra de Suecia truncó su carrera política por un suceso que es digno de un estudio sociológico.

Sahlin tenía 38 años y era una política muy popular y de gran prestigio, pero, de un día para el otro, su carrera se vio truncada. Sahlin, pasó a un almacén donde compró dos barras de chocolate de la marca Toblerone por 35,12 euros. Hasta aquí, todo normal, pero, cometió el grave error de pagar con su Riksdag credit card (tarjeta de crédito que poseen los altos cargos políticos). Como es habitual en países donde impera la institucionalidad y la transparencia, los gastos de las autoridades suelen ser de conocimiento público y la compra de los chocolates se convirtió en escándalo de proporciones, conocido como “l’affair Toblerone” o el “Chocogate”.

Resultado, Sahlin no pudo continuar su exitosa carrera por corrupta 3más si es, de una autoridad que debió ser ejemplo en el plano profesional y moral. A Sahlin, no le quedó otro camino que renunciar a su cargo de viceprimera ministra y devolver el dinero mal utilizado.

Con el tiempo, Sahlin, escribió un libro explicando en detalle lo sucedido, con el fin de disculparse con la sociedad que confió en ella. En 2007 asumió la jefatura del Partido Socialdemócrata sueco. Hoy por hoy, Sahlin goza de buena reputación y la sociedad sueca la perdonó, la razón es simple, no se le ocurrió nunca intentar justificar lo injustificable, fue honesta y se sometió a la poderosa sanción moral de la sociedad.

Amables lectores, ustedes pensaran que lo sucedido es desproporcionado y cómo renuncia por un simple par de chocolates. Pero, en estas sociedades y es lo destacable, las cosas no se miden por la escala o tamaño de la infracción, sino por el hecho en sí mismo. No importa el monto del robo, robo es robo, y ladrón es ladrón. Sahlin le robó “dos chocolates” a los impuestos de los ciudadanos suecos y tuvo que dimitir, porque robo es robo, por lo tanto, es corrupción.

Existen variadas explicaciones para comprender la situación y los altos estándares de estos países, como son sus elevados niveles de educación, institucionalidad y paz social. Empero, un factor esencial y clave, es el poder que ejerce la ciudadanía a través del arma más efectiva que las sociedades poseen: la sanción moral.

Hay que destacar que hace 100 años la administración sueca estaba entre las más corruptas, es decir, los cambios son posibles.

Para avanzar en transparencia:

La transparencia es igual a una guitarra, hay que afinar sus cuerdas para que suene bien, en este caso necesita de varios elementos actuando armónicamente y de manera activa con el fin de construir primero y mantener después una cultura basada en la confianza y el respeto hacia todas las instituciones democráticas, políticas y sociales.

Para ello debe existir:

• Voluntad de cambio, es decir, querer ser transparentes. En nuestro país, culturalmente se teme la transparencia, nos cuenta decir hasta el monto de nuestros ingresos. Las clases dirigentes no tienen la costumbre de dar explicaciones y carecen de autocrítica.
• Colaboración sector público y privado. La transparencia no es un principio que solo afecte la Administración Pública o a partidos políticos, es una cuestión que engloba al conjunto de la sociedad, por lo tanto, todos sus sectores deben unir fuerzas para impulsarla e implementarla. De esta forma incentivar un cambio de mentalidad y convertir la transparencia en una característica más del funcionamiento estatal y privado.
• Beneficios, en el ámbito privado, la transparencia permite a las empresas adelantarse a situaciones de conflicto y de riesgo para su reputación, mientras que en el sector público minimiza el riesgo de las malas prácticas y el vicio de la corrupción.
• Las leyes permiten definir las reglas del juego para que los distintos actores tengan claro las consecuencias de sus actos y así evitar los resquicios que permitan las malas prácticas que vicien la participación y se genere desigualdad de oportunidades.

Los países más transparentes llevan décadas obligando a las administraciones a dar explicaciones a sus ciudadanos que, a su vez, están acostumbrados a pedirlas.

«Si no tienes nada que esconder, no tienes nada que temer»