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Salud: no hay transformación sin participación

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Se ha abierto una nueva fase del escenario político, tras el término del Campeonato Mundial de Fútbol. Se detecta en las críticas e incluso en el siempre correcto estilo mercurial: “La imagen del Mandatario enarbolando la bandera de Chile -cual hincha de la Roja- en uno de los balcones de La Moneda, terminó por encender las alarmas en el oficialismo sobre el estilo del Mandatario".

Existe preocupación entre parlamentarios y dirigentes del oficialismo por el estilo informal que caracteriza al Presidente Piñera, y que ha mantenido en sus primeros tres meses en La Moneda, lo que se ha traducido en  situaciones de pérdida de terreno en los atributos de "credibilidad" y "confianza", así como un aumento del nivel de rechazo, como  muestran las encuestas.

El punto es que donde le está yendo peor, es donde al Presidente Piñera parece importarle más; es decir, en el plano comunicacional. En cambio, en el plano legislativo, hasta la fecha está sacando todos los proyectos que se propone.

El escaso nivel de consistencia que evidencia la Concertación hace pensar que el único obstáculo significativo para la ofensiva privatizadora de la salud y la educación superior serían la resistencia organizada y la movilización.

Pero en la última evaluación pública ADIMARK de su gestión ya se observa un quiebre con respecto a las cifras mostradas en los sondeos anteriores. La desaprobación hacia la gestión del Presidente sube, hasta alcanzar a un 40% en julio.

Son varias las áreas específicas de la gestión del gobierno que evolucionaron negativamente. Quizás la más significativa sea el Transporte Público, donde el alza de precios, especialmente en Santiago, castiga al gobierno en su conjunto.

Pero lo más sensible es la evolución negativa en el área de Salud.

Aprovechando el espacio de diálogo que la propia Concertación ha abierto, el gobierno lanza una iniciativa comunicacional. La declarada meta es proveer un servicio de salud oportuno, digno y eficaz para todos… sin aclarar formas. Aprovechando su propio estilo, el Presidente Piñera no teme atacar a las Isapres, levantando la imagen de un ataque al sector privado… para reenviar finalmente a los usuarios a él.

El Presidente dio un plazo de 90 días a una Comisión Nacional de Financiamiento de la Salud para que entregue una propuesta política pública que reforme el sistema. El objetivo de la comisión es elaborar de una Ley Corta de Isapres II que subsane el vacío legal en que quedarán los planes de Isapres tras el fallo del Tribunal Constitucional.

Además, habrá otros dos ítems que deberán analizar: sentar las bases de un proyecto de ley para disminuir las inequidades entre hombres y mujeres en los planes de Isapres y una reforma del acceso al subsidio por licencia médica no maternal, para generar un marco que impida los abusos. En un escenario esencialmente mediático, la baja en la aprobación al Presidente Piñera, pone a prueba su liderazgo, y tememos que lo use  para reafirmar su agenda privatizadora de la salud pública.

Es cierto que un mes no constituye tendencia y que resulta apresurado sacar conclusiones a partir de una encuesta. Pero es perfectamente posible que la aprobación del Gobierno esté cayendo. Así, lanzar una Reforma que pase como aplanadora sobre el sector es una tentación evidente. La Reforma a las Isapres se transforma en una demanda al sector público para que éste termine subsanando, por la compra del bono auge, a un sector privado cada vez más ansioso de colaborar.

Está claro que a nadie le gusta pagar más por recibir lo mismo y eso es exactamente lo que pasa con la Salud. Ha sido el propio Ministro Mañalich quien ha llamado la atención sobre los problemas del sistema público. Por eso si la dupla Piñera-Mañalich cree que puede hacer funcionar mucho mejor el sistema público de salud y el seguro privado, entonces que se propongan las reformas necesarias. Pero no pueden hacerlo sin los trabajadores del sector salud.

El gobierno de Lagos quiso hacerlo y lo intentó en un escenario en que los sindicatos de la salud eran más proclives al Gobierno que hoy. Participamos de reuniones más estéticas que reales. No queremos equivocarnos de nuevo. El Presidente nos vio en las calles.

Este gobierno prometió un cambio.

Las expectativas de la gente son muy altas. Y el Presidente Sebastián Piñera no pasará por encima de la sociedad civil, de los trabajadores, de las familias y en las personas. Si el proceso de cambios a un sistema en crisis se hace con la gente, si ese es su discurso, estamos más que dispuestos a sentarnos a conversar. No estamos disponibles para ser simples peones de la venta masiva de la Salud. No habrá reforma sin un refinanciamiento en serio y sin una discusión sanitaria con los gremios y los usuarios del sistema de  salud.

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Foto: Paciente – Fotografía Cole / Licencia CC

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