Hoy en elquintopoder.cl, Antonio Leal ha realizado un estupendo análisis sobre las tareas que se deben acometer en Chile desde una mirada más progresista y, junto con ello, una buena descripción sobre las innumerables fallas de los gobiernos de la Concertación, aunque haya ocupado un discurso tibio e indulgente para con la vergonzosa desigualdad que atraviesa el país (a la cual ha calificado de “modesta”), no sólo en términos cuantitativos, también en esa dimensión cualitativa que muestra un Chile profundamente clasista y xenófobo.
Lo que sorprende al leer su columna, la que reitero hace propuestas que comparto, es que parece ser, que la claridad les ha aparecido ahora, luego de perder las elecciones y no antes, cuando se gobernó, se fue parlamentario y presidente de la Cámara Baja. Es ahora, cuando aparecen los discursos elocuentes y no ayer cuando se tuvo el poder (pero no el coraje) de profundizar la democracia, cambiar nuestro modelo económico y además dar garantías a un modelo de desarrollo sostenible para el presente y el futuro. ¿Todo esto se les ocurrió ahora? A mí francamente me parece un poco tarde.
No es sólo un asunto de ideas, de análisis estructurales; cabe la responsabilidad de quienes ostentaban el poder y sobre ellos recae la responsabilidad política tanto por aquello que se hizo como de lo que no se hizo.
Como sé que le respondo a un sociólogo, cito a Michel Foucault en su orden del discurso, pues no sólo importa lo que se dice, sino quién lo dice, dónde se dice y cuándo se dice. En éste caso el ex-diputado Leal quiere decirnos que hagamos borrón y cuenta nueva, y que además sea la Concertación la que nuevamente lidere un proceso de alternativa política. Yo respondo a eso, que NO.
Precisamente ha sido la Concertación, en su abandono de la ciudadanía en sus prácticas contaminadas -que son la causa del voto hacia la derecha- las que no hacen posible creer que los mismos que gobernaron 20 años hayan cambiado hoy el chip, vieran la luz de la verdad y ahora lo harán mejor. No es sólo una cuestión de políticas públicas, de grandes cambios estructurales. La ciudadanía castigó una manera de hacer política y dar una alternativa a aquello no es posible bajo la misma marca.
Construir la ALTERNATIVA pasa por un cambio en las personas que conducen los procesos políticos, por romper el cerco de esa gran familia de la Concertación, donde se repiten los apellidos y se jugaba con los cargos como la silla musical.
Bachelet gana la elección porque simplemente responde a esa demanda ciudadana y tiró por la borda a los designados a ser candidatos. Fueron las y los ciudadanos en su único reducto de demostración democrática quienes impusieron la diferencia.
La Concertación es responsable de un bipartidismo asfixiante y un centralismo demoledor que deja a las regiones de Chile incapacitadas de construir su propio desarrollo. Es una cuestión de mera confianza; la Concertación perdió, junto con las presidenciales, la confianza de la gente.
Señor Leal, comparto sus ideas sobre los cambios que debemos emprender en Chile, pero respetuosamente le digo que no deben ser ustedes los que lideren nuevamente esa tarea. Les agradecemos todo lo hecho, pero es tiempo de dar el paso al lado y contribuir desde otros espacios, pues la ALTERNATIVA nacerá de quienes están llamados a trabajar por la confianza de la ciudadanía y gobernar pensando en abordar con coraje los desafíos que nos trae la vida.
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antonio leal labrin
Gonzalo, no había visto tu columna en respuesta a la mía.Aunque polémica, los temas lo ameritan, la agradezco. te envío mi correo para que estemos en contacto [email protected] me interesa académicamente tu experticia. saludos