este saludo a la bandera, que publicitariamente lo han llamado Reforma, no afecta las grandes fortunas ni impacta considerablemente la recaudación fiscal, por lo que es tan sólo una finta, un pasito de baile, con zapateo y saludo a la bandera, buscando retener una reforma de fondo.
El 2011, apoyados por más del 80% de la ciudadanía, los estudiantes pusimos en evidencia el terrible estado de la educación pública chilena y un sistema de educación superior perverso, donde el Estado no tan sólo estaba ausente en el financiamiento, sino que se ausentaba de la regulación, permitiendo abusos, perversiones y negocios con nuestra educación.
En resumidas cuentas, entre otros temas, pedíamos: un pago justo, es decir, que “los que tuviesen más pagarán más (por medio de impuestos)” y acceso a un derecho es decir, “que el Estado pudiera aumentar su recaudación, para aumentar el gasto público, y garantizar el acceso a una educación de calidad”.
¿Por qué los estudiantes hoy llamamos a no aprobar la Reforma Tributaria de Piñera?
Porque con la propuesta de Piñera se profundiza la injusticia y segregación social: rebaja las tasas de los impuestos a la renta para el 19% de contribuyentes con ingresos sobre 6 millones y con una proporcionalidad regresiva, ya que el porcentaje del ingreso que se le libera a los más ricos es superior a 4 veces más (tasa del 40% que baja a 36%) que lo que se le libera a los que reciben aproximadamente menos de un millón (tasa del 5% que sólo baja a 4,25%) con un costo del orden de 600 millones de dólares en régimen.
Es decir: el 1% más rico del país, con esta “reforma” deberá pagar 2 millones de pesos menos al año, mientras que los trabajadores (más de 1 millón) que ganan entre $535.000 mensuales líquidos y $ 1.189.000 mensuales líquidos tendrán una rebaja del 0,75% de su tasa impositiva lo que significará una rebaja de $ 40.000 al año. Es decir en términos redistributivos, en búsqueda de mayor justicia, la fórmula Piñera prácticamente genera beneficios tributarios al 1% más rico del país, profundizando la desigualdad.
La propuesta de Piñera es tan sólo un pasito de baile para evitar una reforma de verdad.
La propuesta cuenta con alzas tributarias de 2700 millones de dólares, y bajas por 1960 millones, dejando un neto de 840 que, para ese entonces (2015 en adelante) correspondería a menos de 0,3% del PIB (promedio 2015-2017).
En primer lugar, las alzas no obedecen a la lógica de que los que tienen más paguen más, sino que con estrategias para evadir la evasión, que hacen dudar de si efectivamente serán de la magnitud planificada.
Además, es importante recordar que la reforma tributaria del 2010, hecha también por Piñera, para enfrentar la reconstrucción, incluyó alzas transitorias y rebajas permanentes. El resultado tributario neto de largo plazo de esa reforma es una caída en la recaudación del orden de 400 millones de dólares.
Esto implica que, en el largo plazo, los dos proyectos de la derecha generan algo así como 440 millones de dólares, lo que representa del orden de 0,15% del PIB de ese entonces (de 2015 en adelante). 0,15% de aumento en la carga tributaria del PIB. Ese es el gran esfuerzo que ha hecho el Gobierno para con la educación. Una reforma que no alcanza a financiar ni el 5% de las necesidades urgentes que requiere el sistema de educación. Que está muy por debajo de lo que otros sectores de la política tradicional han postulado (aumento del 2% de la carga tributaria) y que, acompañado de gran parafernalia, zapateo y publicidad, quieren mostrar como el gran esfuerzo para salvar nuestra educación.
Algunos la han catalogado como reforma de macetero, y tiene lógica, pues este saludo a la bandera no afecta las grandes fortunas ni impacta considerablemente la recaudación fiscal, por lo que es tan sólo una finta, un pasito de baile, con zapateo y todo, buscando evitar una reforma de fondo.
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Comentarios
30 de julio
ese es mi presidente!, #FuerzaCoke
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