¿Qué pasó con aquellos parlamentarios, de ambos sectores políticos, que día a día nos dicen que los problemas sociales, en salud y educación son problemas de los que todos se deben hacer cargo?
Fue el día miércoles 24 de septiembre cuando se hizo efectivo el rechazo al proyecto de Ley que otorgaba “exclusividad universitaria” a siete carreras de la salud: Tecnología Médica, Enfermería, Obstetricia y Puericultura, Kinesiología, Terapia Ocupacional, Nutrición y Dietética y Fonoaudiología, con 51 votos a favor, 33 en contra y 13 abstenciones. Resultado contradictorio, tanto para la Nueva Mayoría como para el bloque de la Alianza, lo anterior si es que consideramos que dicho proyecto fue impulsado el año 2005 por el senador Alberto Espina y la ex-parlamentaria Evelyn Matthei, de Renovación Nacional y de la Unión Demócrata Independiente respectivamente. Y la espalda al gobierno de Michelle Bachelet por parte de su conglomerado, ya que ella y la ministra Molina, habían manifestado la importancia y la necesidad de que este proyecto fuese aprobado en la cámara.
Cabe preguntarse entonces: ¿En qué quedaron las banderas de lucha de estos sectores políticos que se jactan de la necesidad de entregar una salud digna y de calidad a todos los usuarios del sistema de salud pública? ¿Qué pasó con aquellos parlamentarios, de ambos sectores políticos, que día a día nos dicen que los problemas sociales, en salud y educación son problemas de los que todos se deben hacer cargo?
Al rechazar este proyecto han demostrado su falso interés por la ciudadanía, demostraron que efectivamente no les importa la calidad que entreguen los profesionales que atienden a millones de chilenos que utilizan el sistema de salud público. Pues resulta paradójico que quienes rechazan la “exclusividad universitaria” hoy sólo se atienden en el sistema privado, el que contrata en su mayoría a profesionales de las mejores y más emblemáticas universidades, discriminando y dejando de lado, muchas veces, a quienes provienen de algún instituto profesional.
La decisión que ese miércoles 24 de septiembre tomó la Cámara Baja es sumamente preocupante y contradictoria en cuanto a la calidad de la educación y a la calidad de la salud pública, ambos pilares fundamentales para construir un país justo y de oportunidades.
Concluyo asegurando a todos los usuarios de la red del sistema de salud pública, que seguiremos trabajando por ustedes. Tanto estudiantes como profesionales no descansaremos hasta lograr que a todos se les entregue una atención digna y de calidad, otorgada por profesionales con todas las competencias necesarias para responder a sus inquietudes en cada uno de los servicios de salud pública de este país.
Comentarios