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¿Quién es Roberto Ampuero?

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Roberto Ampuero habló. O, mejor dicho, está hablando. Habla en todo momento, y no para de contar su experiencia en la República Democrática Alemana. Es como si hubiese vivido siglos ahí. Como si toda su vida hubiera sido solamente desarrollada en ese lugar que cambió para siempre la forma en que piensa.

Es que para él, según cuenta, la experiencia fue algo trascendental, algo que cruzó su existencia. El autoritarismo, la represión y las muertes lo convirtieron en lo que es. Ahora la pregunta es ¿quién es Roberto Ampuero? No lo sabemos muy bien.

Él dice que hoy es un liberal. Lo dice hasta el cansancio. Como también dice estar en contra de todas las dictaduras, de todos los regímenes autoritarios, aunque solamente se centra en un tipo: en los de izquierda. En los que le cambiaron la vida, recuerden. En los que lo motivaron a escribir libros menores, pero vendidos.

Roberto Ampuero llegó a la derecha como un salvador. Un salvador cultural que cuestiona un mundo que a ese sector le interesa cuestionar para así evadir sus responsabilidades: el de las dictaduras comunistas. Sin ir más lejos, en un programa de debate político dejó frases que a todo el sector encantaron. Cosas como que todavía había una idealización de las tiranías de aquellos años y que faltaba un reconocimiento. Sí, él lo dijo. Él, que estuvo de ministro de Cultura en un gobierno junto a muchos quienes participaron de la dictadura de Pinochet y aún no sienten ni el menor remordimiento. En fin.

Es interesante analizar el discurso de Ampuero y el de una derecha que celebra la llegada de la democracia en una parte de Alemania, pero los 5 de octubre se queda callada, como si esa fecha hubiera sido un día más en el calendario y no la derrota de un dictador. Resulta curioso que recuerden solamente el muro de Berlín y no digan nada del que estableció Israel. Y que hablen de la falta de democracia de países con un partido dominante sin mencionar a China, lugar en el que hacen negocios lo más placenteramente sin que la conciencia se les remueva ni un poco. Es curioso, aunque, para ser sinceros, no lo es tanto.

Él, que estuvo de ministro de Cultura en un gobierno junto a muchos quienes participaron de la dictadura de Pinochet y aún no sienten ni el menor remordimiento.

Lo que llama la atención también en las declaraciones de Ampuero, es la poca rigurosidad histórica. El nulo reconocimiento de que en Chile, la izquierda -salvo algunos afiebrados que destiñen el paisaje con sus discursos añejos-, entendió hace años que la manera de llevar a cabo las reformas sociales no era el autoritarismo. Y, sobre todo, aprendió a golpes que en política lo primero es la responsabilidad y la concreción de proyectos serios. Aunque, si somos más estrictos, nunca lo dudó. En Chile el gran proyecto socialista derribado por el golpe de Pinochet nunca puso en juego las instituciones democráticas, porque Allende antes que revolucionario era republicano y profundamente creyente en las llamadas “instituciones burguesas”.

Frente a esto, las palabras del escritor parecen más que nada frases al viento que un examen realmente a conciencia de lo que ha pasado históricamente. Es una manera de justificar su nueva tendencia política más que un real análisis de la Guerra Fía, esa que habita en su mente convirtiendo cada uno de sus pensamientos, de manera indiscriminada, en un panfleto capitalista bastante vergonzoso.

El problema no es que el escritor haya visto el horror que claramente existió en dictaduras de la crueldad de las comunistas, ni menos que haya cambiado de parecer ideológico, sino que no sea coherente con lo que busca exponer y no condene por igual la violencia, convirtiendo la promoción de su libro en un debate que se hizo hace años atrás y al que la derecha, como es de costumbre, llegó tarde por haber estado haciendo política de una manera sumamente onanista.

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4 Comentarios

Benjamin

El muro de Israel es para q no ingresen terroristas. El muro de Berlin era para q no se arranquen sus ciudadanos del paraiso socialista. Gran diferencia.

Hernan

Me da la impresión de que fue una columna sólo para pelar a Ampuero, faltó mencionar que él arrancó una vez llegada la dictadura, estuvo en Cuba y en la RDA, da la impresión de que el columnista desease que la derecha no existiera, sino que todos tuviésemos el mismo pensamiento y que el hecho de haber apoyado una dictadura condenaría para siempre a una persona. ( 3.500.000 de personas que votaron por el Si, según el criterio del columnista no deberían trabajar entonces ) Por mi parte agradezco que aparezca gente con algún grado de capacidad de debate en la derecha, por último la impresión personal de alguien no es igual a análisis objetivo, ni nunca lo será. Le suena Matilde Ladrón de Guevara?

Santiago Frings

Me llama la atención que se rasguen vestiduras porque «la derecha tiene un salvador cultural». En un mercado editorial dominado por gente que tiene a los papitos en el gobierno y a toda una familia apitutada en el rubro artístico, eso debería importar poquísimo.

servallas

¿que trata de decir este autor?, no le gusta Ampuero, lo ataca, lo cuestiona, ¿pero que aporta con eso?, se trata de una persona inteligente que se dio cuenta que estaba equivocado y nada más, pero además de paso ataca a Israel ¿ es ese el verdadero target del comentario?. curioso.
Quizás sea bueno recordar a este autor que para el 73 estaban todos afiebrados, no solo «algunos» aquí y en toda sudamerica, había algo que se llamaba la guerra fria, que aquí y en muchas partes del orbe fue bastante caliente.