Cuando en plenas vacaciones de verano estalló el escándalo “CAVAL”, la Presidenta Bachelet se encontraba gozando de unas merecidas vacaciones. Merecidas porque en menos de diez meses había logrado instalar la más ambiciosa agenda transformadora desde el restablecimiento de la democracia. A la reforma tributaria y especialmente al fin del FUT, le siguieron el fin del binominal, los tres principales proyectos de la reforma educacional y el anuncio de la reforma laboral.
Los cuatro pilares de sustentación del modelo dictatorial empezaban a ser removidos. El económico, a través de un mejor equilibrio en la carga tributaria y de la cancelación de las exenciones y privilegios. El ideológico, a través de la eliminación de los paradigmas de la educación para la desigualdad, al eliminar la selección, el lucro y el co-pago. El político, al acabar con ese engendro que hacía de Chile el único país del mundo en el que, con un 30%, la derecha lograba capturar el 50% de la representación parlamentaria. Y se avanzaba, asimismo, a resolver la inequidad en la relación capital-trabajo; devolviendo al derecho a huelga su naturaleza de arma para la justicia, y a la sindicalización automática su carácter de organizadora de la clase trabajadora.
De paso, el estallido del escándalo del fraude tributario por parte de las empresas PENTA dejaba al descubierto que la UDI no era más que la gerencia política de las corporaciones financieras y especuladoras agrupadas en el holding de los Delano-Lavin, golpeando a la derecha de modo tan contundente que sus partidos corrían a cambiarse de nombre.
Pero “el diablo metió la cola” y estalló el “caso CAVAL”, por el cual se supo que la nuera de la Presidenta Natalia Compagnon, asociada a un tal Valero, poseía una empresa que estaba especulando con la compra de unos terrenos en Machalí, que de mediar el cambio de uso de suelo, les reportaría millonarias ganancias. Y si bien, en esta operación nada tenía que ver la Presidenta, sí su hijo, quien ostentaba un cargo ad honorem en la Moneda.
Este asunto bien podría haberse superado rápidamente si Bachelet hubiera actuado con energía y prontitud, destituyendo al hijo y censurando la operación especulativa -que si bien no es un delito, a todas luces, resulta reprochable y sospechosa, por cuanto para ejecutarla se obtuvo un crédito bancario millonario que ningún otro puede obtener en Chile-. Y que además, al fin de cuentas, se traduciría en un enorme enriquecimiento, no producto del trabajo y el esfuerzo sino de la especulación y el oportunismo.
Pero la Presidenta se demoró. Le faltó prontitud y determinación. Y esto principalmente porque su entonces Ministro del Interior Rodrigo Peñailillo la “mal aconsejó”, permitiendo a la prensa corrupta chilena que obedece fielmente a los intereses de sus propietarios, ensañarse con Bachelet, enlodándola más allá de lo soportable.
El “caso CAVAL” ha sido explotado por la derecha hasta la saciedad, buscando instalar en la opinión pública la idea de un empate entre el escándalo de la defraudación tributaria gigantesca, protagonizada por sus personeros vinculados a PENTA, con esta operación especulativa de CAVAL. Muy pocos salieron a defender a Bachelet. La dejaron sola. Pronto descubriríamos que había razones para esto, pues otras “ollas” ya hervían y estaban a punto de estallar, como fue el “CASO SOQUIMICH” y su viscosa relación con el llamado G 90. Otra gran traición a Bachelet y a su programa.
Pero la Presidenta se demoró. Le faltó prontitud y determinación. Y esto principalmente porque su entonces Ministro del Interior Rodrigo Peñailillo la “mal aconsejó”.
Pero si en los sucesos del verano “La Moneda” mal aconsejó a Bachelet, haciéndole pagar un alto costo por ello, en la actual coyuntura se vuelve a repetir la trama con otros actores pero con idéntico resultado. El “mal consejo” se ha instalado como una práctica perversa en el Ministerio del Interior. Efectivamente, se debe reconocer a Dávalos y Compagnon, que han sido diligentes en el enfrentamiento del “CASO CAVAL”, colaborando con la investigación y desmontando cualquier elemento que pueda constituir dolo.
Es un hecho que pese a las arduas y exhaustivas diligencias llevadas a cabo por el Fiscal Regional, éste no ha podido configurar la existencia de delito alguno en este caso. Y por el contrario, la decisión de Dávalos y Compagnon de restituir dineros a los vendedores y desmoronar las querellas y demandas privadas asociadas al caso, fueron echando por tierra la pretensión de la derecha de empatar PENTA con CAVAL. No fue posible, perdieron la apuesta. Para su decepción, a principios de este mes el caso CAVAL moría.
Y surgió entonces el enemigo sorpresa, el inesperado, el que sale de las propias filas. En efecto, el diputado Juan Luis Castro irrumpió en escena. Apropiándose de un rol auto asignado de agitador del caso CAVAL, desde la Comisión Investigadora Parlamentaria que integra, se dedicó a azuzar al Fiscal Regional a no cerrar este caso, desatando una feroz persecución contra la defenestrada Intendenta Morin Contreras y desafiando abiertamente a Bachelet, profiriendo acusaciones, no contra su hijo o su nuera sino contra la mismísima Presidenta. La obsesiva agitación de Castro acerca de este caso lo llevó incluso a fraguar registros telefónicos para intentar vincular sospechosas charlas entre el Vice-Presidente del Banco Chile Andrónico Luksic con la nuera de Bachelet, que si bien resultaron falsos, sirvieron -sin embargo- para reinstalar el escándalo. La derecha no ha necesitado hacer nada más, Juan Luis Castro resultó el aliado perfecto para reavivar CAVAL y sus efectos de demolición sostenida sobre el prestigio y credibilidad de la Presidenta Bachelet.
Pero ¿quién entiende a La Moneda? En el reciente cambio de Intendentes el nuevo Ministro de Interior, Sr. Burgos, “mal aconseja” a Bachelet y nuevamente le hacen caer en el error, esta vez, removiendo a Morin Contreras -la Intendenta que impidió que el caso CAVAL se convirtiera en una cacería de brujas, y que con determinación y energía forzó a que se respetara a los funcionarios que la Fiscalía y Juan Luis Castro pretendían farandulizar, revolcándolos en este escándalo- sustituyéndola por Juan Ramón Godoy, precisamente, el principal aliado de Juan Luis Castro en la Región. Y que además, ha sido su jefe de gabinete por cinco años.
La Presidenta puede estar segura de que tendremos escándalo CAVAL para rato. Y esta vez la agitación se encenderá desde la propia Intendencia Regional de O’Higgins; aunque lo que sería peor, a partir de este nombramiento Castro y Godoy se “callarán la boca” con lo que se confirmaría la sospecha de algunos en el sentido de que este nombramiento ha sido el precio del chantaje de Castro a La Moneda. ¿Qué tienen en común estos dos “malos consejos”? Dicen los viejos que la cola del diablo se disfraza tras extraños nombres y apellidos.
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Victor Rodriguez O.
EL CARERRAJISMO INSTITUCIONALIZADO
CON SU CONSABIDO DESPARPAJO, las cúpulas empresariales del país protestan por la forma en que se estigmatiza su actividad.
Cuando lo que se observa es la más pronunciada concentración de la riqueza de nuestra historia, el creciente deterioro del salario y la carencia de una institucionalidad democrática que garantice los derechos sindicales.
Presumen los dirigentes patronales de su “aporte” a la economía del país y hablan de una prosperidad inexistente y que arroja más utilidades todavía a las grandes empresas, que más se dedican a especular con los recursos ajenos, las cotizaciones previsionales y de la salud de los trabajadores.
Con los bancos y grandes tiendas, que con el crédito que “administran” tiene a sus habitantes severamente endeudados.
Vociferantes empresarios que se arrogan el título de “emprendedores”, cuando lo que hacen es practicar la usura.
Los multimillonarios que existen gracias al robo, la estafa, la obsecuencia con la Dictadura, como un ex presidente de brazos cortos y manos muy largas!
Se ventilan en los Tribunales escándalos derivados, de deslealtades cruzadas entre ladrones como “el piraña” o como el yerno del genocida ladrón de Pinochet y sus secuaces imputado y condenado en primera instancia por sus fraudulentos abusos en contra del fisco y esos miles de accionistas que depositaron confianza en sus empresas.
La gran estafa de la Endesa y el robo de todas las empresas públicas.
Las impunidades más escandalosas, las aberrantes transferencias de activos fiscales DE estos piratas.
Cuando en realidad TODO CHILENO esperaba como mínimo la expropiación de todo lo mal habido y la cárcel al término del Régimen Militar….
Los chilenos observamos la absoluta pasividad y desidia de esta inepta mandataria, servil al sistema SOLO mantenido por cipayos y vendidos expresidentes, mientras caen las paredes y ahora el techo… ocultando su insoportable risita.