#Política

¿Qué pasó con los ideales?

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¿En qué basarnos para elegir?

Aunque muchas veces las observaciones en cuanto a la manera de hablar, la fluidez en la expresión, la cantidad de muletillas, la forma de vestir e incluso el aspecto físico guían el camino de la discriminación para la elección (o el de la descalificación pública, mejor dicho), a la hora de pensar en un “voto inteligente” se recae en lo que cada candidato plantea puntualmente para alcanzar las metas trazadas.

Y es aquí en donde la mayoría comienza a descartar de la manera más simple: “¿Aprueba el aborto?, ¿qué va a hacer con el binominal?. ¿matrimonio homosexual?, ¿legalización de la marihuana?, ¿el medio ambiente?, ¿reformas tributarias?, ¿gratuidad en la educación?”; suma y sigue y, equilibrando la balanza de nuestra conciencia, llegamos a nuestro candidato.

Y nos dejamos llevar tanto (quizás en demasía) por la bandera que flamee tras “nuestro candidato” que a veces olvidamos que nuestras opiniones nacen de nosotros, no del organismo o antiorganismo que apoyemos.

Ahí se cae en la intransigencia, la ceguera, la invulnerabilidad y, lo peor de todo, la acriticidad. Es muy fácil criticar lo que nos dicen que debemos criticar, sobretodo bajo el alero de un ente mayor que nosotros de nos libere del trabajo mental de proyecciones viables para el país; pero el ojo atento en las propias acciones y decisiones hay que cultivarlo día a día, de lo contrario desaparece.

¿Por qué nos aliamos a alguna agrupación? Una cuestión de ideales, dicen. La libertad, la asociación, el respeto, la tolerancia, la tradición la innovación.

Y, ¿en qué momento llegamos a tener distintos ideales?

Hace falta ir más atrás, más allá de las simples propuestas de los candidatos; más atrás incluso que los objetivos que guían los accionares de cada partido. Algunos procuran por el bien de unos, mientras otro grupo intenta alcanzar el bien de otros al mismo tiempo que otros pocos luchan por el bien propio.

Hace falta ir más atrás, más allá de las simples propuestas de los candidatos; más atrás incluso que los objetivos que guían los accionares de cada partido. Algunos procuran por el bien de unos, mientras otro grupo intenta alcanzar el bien de otros al mismo tiempo que otros pocos luchan por el bien propio.

Ya no es tan fácil decir que cada candidato opta por distintos caminos para llegar al ideal, al bien común.
Ahora tenemos distintos caminos para distintos ideales. ¿De qué manera puede la política segregadora ser para todos?

¿Reforma? ¿Gratuidad? ¿Legalización? Hace falta ir más allá. ¿Para qué? ¿Por qué? ¿Para quién?

¿Cómo?
Con amor, siempre.

Si no es tan complicado.


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1 Comentario

victor donoso

Este es un pais de ovejas, de personas que no tienen ideales propias, que les gusta la cosa fácil, que les arreglen el país sin ningun esfuerzo, falta educacion real cívica para todos, lamentablemente ya somos una generacion perdida solo falta esperar que gente de verdad haga cambios de verdad