¿Qué implicancias políticas hay detrás de la elección de Mirosevic?

Esta semana se pudo atestiguar el grado de descomposición política del sistema de partidos al interior de la Cámara de Diputadas y Diputados, originado por el desconocimiento de un pacto o acuerdo de “gobernabilidad” para la elección de la mesa ejecutiva de la corporación por parte del Partido de la Gente (PDG) y la Democracia Cristiana (DC); fundamentalmente, entre otros.

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Es importante que, en la diversidad de posturas ideológicas, en el respeto de las diferencias y en los reconocimientos de los aportes y valores que cada perspectiva política ofrece, se considere elevar el estándar de la discusión, se sancionen efectivamente las odiosidades y se trabaje en la consecución de acuerdos políticos para el desarrollo del país

Toda la polémica se remonta no a la época del acuerdo transversal o pacto de gobernabilidad de la cámara baja en marzo de este año, sino; y era que no, a los resultados del plebiscito del 04 de septiembre pasado, según lo transmite una nota del 14 de septiembre el diario La Tercera. Según esta y otra nota, del pasado 16 de agosto, el resultado del plebiscito es interpretado como un nuevo escenario en el que, si bien no hubo un reordenamiento de fuerzas al interior del Congreso Nacional, la alta votación obtenida por la alternativa que rechazó la propuesta de nueva Constitución generó que las fuerzas políticas opositoras al Gobierno consideraran posible generar la oportunidad de lograr el control de la mesa ejecutiva de la cámara baja y, de paso, desconocer el pacto transversal (oficialismo más PDG, DC e independientes, pero sin partidos de derecha) buscando asestar otro golpe al ejecutivo para volver aún más compleja la tarea de sacar adelante su programa legislativo.

Según el citado acuerdo del 10 de marzo, luego de la presidencia del diputado PPD Raúl Soto quien debía asumir el 22 de octubre era la diputada del Partido Comunista Karol Cariola. Sin embargo, según la fuente periodística citada anteriormente, diputados independientes, de la DC y del PDG que concurrieron al acuerdo, luego del plebiscito cambiaron de opinión y públicamente anunciaron que no cumplirían con la palabra empeñada de apoyar con sus votos la elección de una mesa presidida por la diputada comunista, esgrimiendo variados argumentos desde que no generaba confianza, como sostuvo públicamente el diputado Gaspar Rivas (PDG), por su desempeño en la comisión de Constitución, hasta el cuestionamiento a su consecuencia por impedir la tramitación de un quinto intento por retirar dinero de los fondos previsionales por parte del diputado (independiente en cupo PPD) René Alinco.

Frente a tal escenario de debilidad del oficialismo en la Cámara de Diputadas y Diputados, a la coalición Chile Vamos (UDI, RN y Evópoli) más el Partido Republicano se les abrió el apetito y, envalentonados, buscaron hacer caer el pacto de gobernabilidad transversal promoviendo la idea de que Cariola no era la persona idónea de modo tal que, si el pacto era deshecho, la puerta para controlar ambas cámaras del Congreso Nacional estaba a tiro de cañón pues en 2023 la UDI, a través del senador Coloma, controlará la cámara alta. De lograr convertir esa posibilidad en realidad habría sido la lápida al ya debilitado gobierno del presidente Boric, limitando “in extremis” su agenda legislativa, profundizando el síndrome del “pato cojo” de la actual administración.

Sin embargo, las movidas y conversaciones en los pasillos del Congreso Nacional llevados a cabo por el Ministerio Secretaría General de la Presidencia, encabezadas por su ministra Ana Lya Uriarte y la subsecretaria Macarena Lobos, lograron mantener el pacto a través del “enroque” de nombres. Lograron que el Partido Comunista y su candidata, la diputada Cariola, bajaran su nominación, demostrando con ello el compromiso, lealtad y disciplina que caracteriza a dicho partido, y levantaron el nombre de Vlado Mirosevic, diputado del Partido Liberal, que se encontraba nominado para el último período en que se dividió el control de la mesa para esta legislatura, cuya figura concitó el apoyo favorable de 77 de sus colegas en una segunda votación.

Luego de todo este relato, ¿qué consecuencias pueden observarse de esta situación? Varias

Se debe indicar como primera consecuencia de la elección de Mirosevic como presidente de la Cámara de Diputadas y Diputados, lo indecoroso que han demostrado ser algunas autoridades de esta cámara que, sin mayores fundamentos de peso, buscaron obtener una ventaja política y provocar un daño bastante severo al gobierno, sin importar ni principios, ni estabilidades ni la imagen, con tal de hacerle una pasada a los partidos oficialistas. Es difícil encontrar una motivación más sincera para buscar bajar la candidatura de Cariola de la presidencia de la mesa ejecutiva la cámara baja que no sea el ánimo de “pasar la cuenta” y de un evidente espíritu anticomunista, demasiado transversal, a mi juicio. Por supuesto, en toda sociedad democrática cabe el disenso respecto a las apreciaciones valóricas e ideológicas respecto a la resolución de determinados problemas, en eso no hay duda alguna.

Fundamentalmente contra el PC se crítica que en su doctrina política se abraza la dictadura del proletariado, que como se sabe es una de las etapas del proceso revolucionario que plantearon teóricamente Marx y Engels; primeramente, y que fue reafirmada por Lenin. Asimismo, se le critica la defensa del uso de la violencia política, la que justifican debido a la dominación política contra el proletariado por parte de las clases propietarias de los medios de producción.

Sin perjuicio de que, además, se les pueda achacar a los comunistas chilenos un sinfín de imputaciones sobre las experiencias autoritarias de regímenes socialistas en otros países (como majaderamente arguyen en la derecha y otros sectores de centro), la historia de este partido político de vocación obrera, campesina e intelectual ha demostrado que han prestado leal apoyo en todas las alianzas políticas en las que ha participado, que su compromiso con la democracia y su defensa es; sino el más férreo, uno de los más profundos y sinceros, cuya evidencia queda plasmada durante el quiebre institucional en 1973 en su intento de apoyo al presidente Allende y la organización de defensa de la población obrera y campesina contra la violencia efectiva del gobierno dictatorial de facto y su terrorismo de Estado, y sin mencionar las persecuciones de las que fue objeto durante el siglo XX.

Considerando lo anterior, se plantea que, sin perjuicio de las apreciaciones propias y querellas que se puedan tener legítimamente contra el PC, la promoción para incumplir el ya mencionado pacto no hubo más fundamentos que un anticomunismo transversal, y que el resultado del plebiscito o las actitudes anteriores de la diputada Cariola son únicamente la excusa, el chivo expiatorio, de la intolerancia y la odiosidad. La odiosidad anticomunista puede manifestarse desembozada, como ocurre con los republicanos, en la UDI y gran parte de RN y Evópoli, pero también es soterrado, disimulado u oculto como ocurre en con varias autoridades y militantes declarados de centro (DC, ex DC, PDG e independientes afines), y que esta situación ayudó a dejarles en evidencia. Esa es la segunda consecuencia.

Una tercera consecuencia que se observa en la elección del diputado Mirosevic para dirigir la mesa ejecutiva es la preocupante falta de organicidad de las bancadas, pero fundamentalmente de los partidos políticos y sus alianzas. Este problema se fundamenta en la debilidad institucional de los partidos políticos para establecer mecanismos de disciplina partidaria efectiva. La atomización del sistema de partidos y el peligro de convertirse en uno de carácter centrífugo; es decir, que tienda a concentrar las preferencias de los votantes en los extremos, no radica necesariamente en el método o mecanismo de repartición de escaños (que desde la reforma que dejó atrás el sistema binominal en 2015 por el actual proporcional corregido) sino que principalmente por la falta de capacidad de los propios partidos políticos de gestionar la diversidad al interior de sus conglomerados, la ausencia de mecanismos efectivos y legítimos (es decir, que no sean cuestionadas) para la resolución de conflictos internos, además de los incentivos perversos de la institucionalidad político partidista para la emergencia de liderazgos caudillistas, que son los precursores de liderazgos populistas, que son un peligro para la democracia, pues socavan su legitimidad con promesas o posturas irresponsables o sin base técnica o sólida que respalde sus propuestas o garantice sus cumplimientos.

En consecuencia, es importante que, en la diversidad de posturas ideológicas, en el respeto de las diferencias y en los reconocimientos de los aportes y valores que cada perspectiva política ofrece, se considere elevar el estándar de la discusión, se sancionen efectivamente las odiosidades y se trabaje en la consecución de acuerdos políticos para el desarrollo del país en su conjunto, para salvaguardar el interés general de la República, y no los intereses mezquinos de una minoría, de un grupo de interés o de organismos internacionales sin raíces o intereses sinceros en coadyuvar en el crecimiento armónico de todas las partes que componen nuestra comunidad política nacional.