Lo importante de las primarias de la Concertación no es cuanta gente votó. Ya que no ha habido experiencias anteriores de elecciones primarias en el ámbito local, no hay punto de comparación para saber si es mucha o poca gente la que votó el domingo 1° de abril. Tampoco hay otras coaliciones o partidos que hayan intentado un ejercicio similar.
En cualquier caso es preferible que voten mil o dos mil personas en una comuna para elegir a un candidato a que eso se siga decidiendo por 4 dirigentes de partido. El punto tampoco es el denominado “acarreo”, ya que la elección primaria no necesariamente es una elección de opinión pública, sino de los entornos de influencia de los candidatos que compiten. Es decir, es opinión pública y niveles de influencia social y política en el territorio. Por tanto, la capacidad de convocatoria también depende de factores organizativos, por ejemplo, facilitar a los eventuales electores el concurrir al lugar de votación. Así es en EEUU, y en todo lugar donde se realizan primarias. Nadie fue a votar obligado, y si existe algún caso de esa naturaleza debe ser denunciado.
También es cierto, que esta modalidad de selección de candidaturas debe tener, en el más corto plazo, un marco legal que las regule para evitar su fragilidad institucional, como por ejemplo, facilidades de transporte público.
El verdadero problema político que tiene la Concertación es la pregunta sobre la capacidad de algunos de sus candidatos/as para representar a toda la oposición en las próximas elecciones municipales. Hay un problema de ancho de banda en algunas de las opciones.
Efectivamente, la política atraviesa hoy una triple crisis: de credibilidad, de confianza y de representación. En ese sentido, un paso procedimental como hacer primarias para dirimir candidaturas, es un ejercicio democrático indispensable, pero no suficiente.
La coalición opositora ha definido sus candidatos/as y ha hecho un pacto con otra fuerza importante, como es el Partido Comunista. Falta saber ahora si en el marco de la oposición, todos esos candidatos/as son quienes mejor representarían ese campo en las próximas elecciones municipales. En la mayoría de los casos estoy convencido que sí, por las cifras, por la historia electoral de esa localidad y por capacidad de liderazgo y representación.
Pero no en todos los casos. Y es necesario detenerse en este punto. Ha faltado renovación en los partidos para presentar otras caras a la elección. Ha faltado diversidad para incorporar más mujeres o establecer cuotas de género. El punto es que cuando la Concertación no haya sabido elegir un candidato o candidata en una comuna, están dadas las condiciones para que emerjan otros liderazgos que llenen ese vacío. No es nada nuevo, ya ocurrió en las elecciones presidenciales pasadas. Eso significará una nueva dispersión. Ganará la derecha, aun siendo minoría.
Por ello, la Concertación debe dar otros pasos.
Por ejemplo, ya se sabe que en la Región de Aysén, los principales liderazgos están fuera de los partidos. ¿Se ha hecho algo al respecto? ¿Hay diálogo con el movimiento social de Aysén? ¿Los candidatos/as que representarán a la oposición serán fruto de un entendimiento amplio con parta o todo el movimiento social? ¿Serán incorporadas sus demandas? ¿De qué forma?
Otro buen horizonte es lo que acontece en Providencia o La Reina, donde se ha acordado realizar primarias más amplias que la sola Concertación. La idea es construir una nueva mayoría política.
Donde esa mayoría política se construya, el argumento no puede ser solo ganarle a la derecha, sino un programa de transformaciones y cambios reales en el ámbito local. Este nuevo programa debe estar basado en un acuerdo amplio de las fuerzas políticas y sociales en cada comuna, lo que implicará en algunos casos, abrirse a otras candidaturas.
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Foto: elvacanudo.cl
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vasilia
y el problema de la derecha es tener un candidato que valga la pena y que no tenga conflictos de intereses.
La verdad es que nuestra fauna politica es poco representativa. Son muy pocos los que motivan realmente a la ciudadania a votar por ellos por haber realizado en el pasado un trabajo que asi lo merezca o que hayan cumplido con lo que prometieron al menos en parte