“La sociedad del espectáculo” (1967) se titula el manuscrito de Guy Debord. Argumenta que en el desarrollo de la sociedad moderna “todo lo que una vez fue vivido directamente se ha convertido en una mera representación”. Debord añade, que la historia de la vida social se puede entender como “la declinación de ser en tener, y de tener en simplemente parecer”. Vaya, vaya.
Desde esta “compleja” perspectiva, entonces, observemos a continuación algunas imágenes de los acontecimientos recientes en nuestra sociedad del espectáculo político:
Primera fotografía, No a las primarias parlamentarias. Varios titulares dan a conocer y “perfilan” el ritmo de la política en estas horas, algunos de ellos señalan: “Es una mala señal para la ciudadanía que ningún pacto político vaya a usar el mecanismo de primaria”; “Es un fracaso que no hayamos llegado a un acuerdo”; “Con los sospechosos de siempre es casi imposible avanzar”; “La Concertación siempre señalo que iba a llegar a nombrar sus candidatos al Parlamento vía primarias”; “Sabíamos que era más difícil que el mecanismo de primarias se utilizaría en las parlamentarias”; “Es lamentable que no hayamos tenido la capacidad de llegar a un acuerdo para realizar primarias en algunos distritos y circunscripciones en el país” (Ref. El Mercurio viernes 03 de mayo, cuerpo C).
A pesar que en algunos medios de comunicación se han dado a conocer las supuestas tensiones de la negociación (acompañadas de “filtraciones” a la “prensa amiga”), al final del día, estas solo expresan manojos de pugnas internas por mantener cuotas de poder representadas fielmente por el sistema binominal. Lo anterior se expresa en frases insólitas como: “el que tiene mantiene” y “donde sea necesario”. Sin embargo, estas “tesis” no se traducen hoy en solidaridad e interés, por parte de la ciudadanía, de analizar estos asuntos públicos con quienes las emitieron y defendieron.
Segunda fotografía, Opciones individuales. Los antecedentes expuestos, avizoran que la privatización de “Lo Político” hoy solo garantiza opciones individuales y cupos cerrados en las próximas elecciones parlamentarias de noviembre. Dichas prácticas, sucesivamente, se han ido imponiendo en cada bloque y partido político. Por ende, en el ambiente existe una sensación de que las promesas democráticas aun flotan a la deriva y no avizoran un puerto. Ni siquiera una orilla cercana. En síntesis, los problemas que aquejan a la política se hacen aún más ambivalentes y sus perspectivas de una mejoría, peor aún.
Tercera fotografía, Trinchera. Entonces, el dilema que las “supuestas recetas” para una solución democrática e integradora a la desafección de la política y su legitimidad a través de primarias parlamentarias, rápidamente, vuelven inalteradas al mismo lugar donde estaban: una trinchera poblada de suspicacia mutua, quejas internas, conspiraciones y enemigos ante los disensos o contra argumentos. Así, la actividad política acaba más solitaria y abandonada a un “grupo de personas”. Por lo demás, no muy glamorosas.
A pesar de que, en algunos medios de comunicación han dado a conocer las supuestas tensiones de la negociación (acompañadas de “filtraciones” a la “prensa amiga”), al final del día, estas solo expresan manojos de pugnas internas por mantener cuotas de poder representadas fielmente por el sistema binominal.
Cuarta fotografía, Nudo. Para algunos en este capítulo del guión societal, el nudo gordiano, aparece demasiado apretado y enredado para desatarlo. De modo que, solo puede ser cortado.
Entonces, la pregunta abierta es: ¿carecemos de vías de canalización de soluciones democráticas para enfrentar las encrucijadas de representación y legitimidad en el futuro?
Finalmente, “el espectáculo no es una colección de imágenes”, dice Debord y escribe, “en cambio, es una relación social entre la gente que es mediada por imágenes”. Vaya encrucijada.
Los contenidos publicados en elquintopoder.cl son de exclusiva responsabilidad de sus respectivos autores.
Te invitamos a conocer nuestras Reglas de Comunidad
Francoise Lechateaux
Las Primarias parlamentarias son un parche curita para el incurable cancer del Binominal.
La ciudadanía no está comprando el «espectáculo», al contrario quiere terminal con el espectáculo animado al estilo del Guatón Don Francisco, por el guatón Correa, el guatón Solari, el guatón Andrade, y el resto de gatos guatones de chalet de la Concerta y la UdiRn.
Fin al binominal es la única respuesta para la moribunda democracia chilena.