Está demasiado fresco el muerto como para pelearse. Y no me refiero a Guillier sino a la Nueva Mayoría.
He leído varias reflexiones sobre el por qué ganó Piñera, de dónde sacó 1 millón de votos, cómo movilizó 350 mil votos más en segunda vuelta, que es culpa del Frente Amplio, que es culpa del propio candidato de la NM, que es culpa de la presidenta Bachelet, etc.
Al respecto circulan varias teorías, que es lo único que puede ofrecerse cuando tamaña sorpresa ocurre en las elecciones presidenciales, que durante tanto tiempo han sido muy predecibles.
Aquí voy con mi propia teoría:
Sebastián Piñera 2009 obtuvo 3,6 millones de votos. En esta segunda vuelta logró movilizar sus adherentes 2009 y sumó 200 mil votos más.
Los 200 mil votos de la DC “sólo” sirvieron para que la derrota a Guillier fuera más estrepitosa.
¿Fueron votos del FA? Los números dicen que no; los votos Bea y Meo se sumaron directamente a los ya obtenidos por Guillier. De hecho faltan alrededor de 60 mil, cifra muy cercana a los votos nulos de segunda vuelta.
¿De dónde obtuvo esos 200 mil votos Piñera en esta segunda vuelta? Para mí claramente son votos DC, de los casi 400 mil que alcanzó Goic y que con toda probabilidad obedecieron el llamado de Mariana Aylwin de votar por Piñera.
¿Eran necesarios esos 200 mil votos más para que ganara Piñera? Los números dicen que no. Aunque que la mismísima presidenta Bachelet hubiera podido endosar sus votos a Guillier, estos no alcanzaban para ganar a Piñera: Michelle Bachelet 2013 obtuvo 3,4 millones de votos en la segunda vuelta.
Los 200 mil votos de la DC “sólo” sirvieron para que la derrota a Guillier fuera más estrepitosa.
Teniendo en cuenta estos datos ¿Es posible realizar alguna recriminación al FA por la derrota de Guillier? A mi parecer no. Ninguna campaña hubiera podido mover los números en otra dirección. Más adelante daré mi argumento para esto.
Claramente con Bea Sánchez el escenario era más auspicioso y eso lo saben perfectamente en la derecha; la manipulación de las encuestas, amplificada por nuestros medios de comunicación, terminó por darle la razón a ella.
Sin embargo, creo que sí hay algo que reprocharle al FA, o por lo menos yo se lo voy a reprochar: al rasgar vestiduras frente al “cálculo político” que significaba apoyar a Guillier a secas, como algo espurio y fuera del espíritu del FA, se olvidaron totalmente del “cálculo político” utilizado para llevar a Bea Sánchez a las primarias; muchas personas (yo entre ellas), inscribiéndose en Revolución Democrática sólo para que llegara a la papeleta. Conozco al menos otras cinco personas que hicieron lo mismo y creo que el número no debe ser menor.
¿Lo saben en el FA y el RD? Sí, ¿Es motivo para espantarse, sentir asco o rasgar vestiduras? Claro que no. A mí en lo personal no me genera conflicto. Fue un acto libre y espontáneo, lleno de entusiasmo y la única forma de materializar su candidatura.
Esta lapidaria derrota de la izquierda chilena deja en evidencia varias cosas. Me centraré solamente en una: Movilización.
Guillier se refirió constantemente a que construiría su programa en base a la participación ciudadana. Si esto era posible o no de hacer en pocos meses, es tema para otra discusión. La afirmación fue hecha y parte de su electorado la abrazó.
El FA ya ha demostrado que esta es la única forma de revertir la apatía ciudadana hacia la política: Sharp en Valparaíso, Aysén y Magallanes, las únicas comunas donde ganó Guillier y donde la presencia del Movimiento y la Izquierda Autónoma es fuerte, son ejemplos.
Pero para esta segunda vuelta, con menos de un mes para conquistar votos, movilizarse era una acción bastante tardía.
Este es mi argumento para la pregunta anterior: ninguna movilización hubiera conseguido revertir la situación. Ningún llamado del FA a votar por Guillier hubiera conseguido más votos.
La verdad es que era bastante tarde para esa estrategia. 24 años tarde.
En 1993 Frei Ruiz-Tagle (el comienzo de la debacle), fue electo presidente con 4 millones de votos. De ahí en adelante, la izquierda cada vez lleva menos votos a la urna presidencial.
Es lo que queda reflejado en la estadística que circuló por redes sociales: 73% de Vitacura vota y gana Piñera. 37% de La Pintana vota y gana Guillier.
Y la misma Concertación/Nueva Mayoría/Fuerza de la Mayoría lo sabe.
Tienen absolutamente claro que durante sus gobiernos, con el lema “en la medida de lo posible”, establecieron paulatinamente la instrumentalización de la participación ciudadana, al grado de declarar con espanto que no se debía “gobernar con la calle”. Así tal cual.
Por eso que comencé escribiendo sobre la muerte de la NM, como declaró hoy Carolina Goic.
Y saben, tengo la impresión que el número de personas de izquierda que estará feliz celebrándolo cuando se haga oficial, es bastante alto.
Por otro lado, la tan anunciada rearticulación a la que se ven obligados, debería comenzar por tomar en serio las críticas hechas hacia ese sector de la derecha que habita en la DC. Y como se trata de una discusión y decisión del propio partido, el resto de los partidos no debería considerarlos al interior de ninguna nueva coalición.
Yo espero que también dejen fuera al PPD. Razones han dado de sobra para ello; la última, tratar al FA como un grupo de ultraizquierda. Así tal cual.
Entiendo que Meo y Navarro se unen para formar un nuevo partido; País Progresista.
El PC, PS, PR deberían articularse y formar su propia coalición.
Creo que es mejor que el congreso se articule en pequeños subpactos, y nunca más un conglomerado político que los reúna a todos. Ya nos han demostrado que no son capaces de convivir sanamente. El espectáculo de dimes y diretes en las presidenciales llegó a niveles de insanidad mental.
Pero algo de vital importancia deben hacer si pretenden volver a ser gobierno: volver a movilizarse, salir a la calle. Esa misma calle que sin ningún pudor se cansaron de rotear, apalear, minimizar y negar. La misma calle que puso sus demandas en la agenda de los dos últimos gobiernos.
Ojalá el FA tampoco olvide eso en estos cuatro años. La calle los está mirando. La tibieza mostrada frente a la segunda vuelta, ese “no cálculo político” que terminó siéndolo, es una herida que deberán tener presente en el congreso.
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