Qué duda cabe que vivimos tiempos de convulsión global en donde mayores son las demandas ciudadanas. En este marco, a mayores niveles de incertidumbre menores son las certezas, y ante ello la respuesta ha devenido políticamente en la búsqueda de la re-afirmación interna o local, se trata de una respuesta basada en las propias identidades nacionales. Es en un contexto de incertidumbre el terreno fecundo para facilitar e incrementar los escenarios de la inseguridad y el miedo. En este contexto es que a nivel global hemos sido testigos de la proliferación de candidaturas que buscan nichos temáticos de fácil rédito electoral. De ahí es que la construcción del relato de la incertidumbre social operan como slogan publicitario, apelando a la subjetividad emotiva de la ciudadanía, más que el soporte técnico e empírico. Más trabajo, más seguridad y estabilidad económica son los relatos que se instalan en el centro de las campañas electorales como respuesta a los contra relatos de imaginarios de incertidumbre instalados, como lo son; desempleo, delincuencia y estancamiento económico. Incrementar la sensación de incertidumbre e inestabilidad es la clave para sectores conservadores que detentan el poder.
Con todo, de ahí que las inseguridades se re-significan en certeras promesas de campaña, pero para el cumplimiento de estas promesas también emergen un imaginario funcional de factores obstaculizadores. Para algunos estos obstáculos están determinados también por los “otros no locales” es decir el otro “extranjero”. Son ellos quienes son también el depositario de la incertidumbre, pero también del estancamiento o la ausencia del progreso; restan empleos, aumentan la delincuencia, sobrecargan a la economía del país.
Por tanto la migración también es un bastión político que cofacilita el relato político de incertidumbre hacia un electorado específico más bien tendiente a la xenofobia y la reafirmación local. Por cierto de ahí es donde también erradicarán las promesas de campañas, basadas en reduccionismo a lo nacional-local como solución simplista a la incertidumbre. Sin duda la experiencia internacional- como nacional- nos da ciertos indicios que el foco también estará centrado en ellos, los ciudadanos extranjeros. Desde este punto de vista, la xenofobia política e institucional que afloro tanto en el proceso electoral con el posterior triunfo de Trump o bien el paso a segunda vuelta de Le Pen son ejemplos de ello. Chile no está ajeno aquello, es más teniendo en cuenta las declaraciones de la oposición durante el año 2016, particularmente sobre la migración en general y los migrantes latinoamericanos en particular, todo lo anterior hace presagiar que este 2017 tendremos aseveraciones por parte de sectores conservadores de mayor intensidad, con el objetivo de capitalizar electoralmente la xenofobia.
El foco no estará puesto en la movilidad de capitales, no obstante si en la movilidad humana. El país vive un momento crucial en la definición de la construcción de una sociedad intercultural. No abordar esta relevante temática con la seriedad que se merece, es un error político, el no despacho de la nueva ley de migración al parlamento, durante este año negándose a ello, traerá consecuencias en la construcción del Chile tolerante, diverso y multicultural. Con la ausencia del proyecto de ley en el parlamento como antecedente, y en año presidencial, no habrá nada que no pueda detener la discusión improvisada de los candidatos presidenciales respecto al fenómeno migratorio en Chile.
"Ante el marco de la inminente ausencia de un nuevo cuerpo de legal que responda a los tiempos, esto facilitara que exista un libro en blanco y abierto para la agresión populista y xenofóbica."
Ante el marco de la inminente ausencia de un nuevo cuerpo de legal que responda a los tiempos, esto facilitara que exista un libro en blanco y abierto para la agresión populista y xenofóbica. De concretarse este momento político-mediático, grave serán las consecuencias y condiciones para la convivencia intercultural. Ello particularmente para familias y niños que hacen de Chile su segunda tierra día a día en los barrios, pues la incertidumbre imaginaria se plasma u operacionaliza en miedos y desconfianza real y aquello tiene un correlato en la ciudadanía. Estudios recientes dan cuenta que un 30% de las familias migrantes han sentido abierta discriminación y consciente de esto organizaciones, colectivos migrantes y organismos internacionales como Amnistía Internacional, han hecho eco de la importancia de aquello, sin resultados positivos. Si la respuesta ante incertidumbre es orientado hacia la población migrante, como lo presenciamos durante el año 2016, mayores serán los efectos de validación del supuesto que lo nacional está por sobre lo intercultural o la intolerancia por sobre la valorización del otro como agente de contribución social, económico y cultural.
Hay momentos políticos y decisiones que son bisagras para la construcción y diseño del Chile de futuro, diverso, tolerante e inclusivo, y este momento requiere mayor capacidad política para dar una lectura correcta y certera de aquello.
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Pablo Correa
¿Qué le hace pensar a usted que solo los sectores «de derecha» o «conservadores» son los únicos que se oponen a la migración indiscriminada y sin requisitos como sucede ahora?, por alguna casualidad ¿se ha dado una vuelta por algún consultorio periférico, en donde los mayores y los enfermos que antes les daban hora para 4 meses más, ahora les dan para el año que viene porque hay que darle hora a los inmigrantes?; se lo comento sin la más mínima xenofobia de mi parte ya que de hecho yo tengo isapre y por tanto no me afecta. Lo que sí me llama mucho la atención es esa manía tan políticamente correcta de fomentar a rajatabla la entrada indiscriminada de personas extranjeras porque sí. Desde mi humilde punto de vista, antes que abrir las fronteras, lo que necesitamos urgentemente es solucionar las graves desigualdades sociales producidas por la mala distribución del ingreso; el bajo nivel de sueldos que se paga en Chile, sumado a una pésima calidad de la educación pública y semipública, más la percepción -muy justificada por cierto- especialmente la población de menores ingresos, de que hoy en día las necesidades de los inmigrantes están primero que las de ellos (hay subsidios de arriendo y hasta atención en creolé para los hatianos en el IVR de Fonasa, a pesar de que nunca en la vida ha habido una grabación en mapudungún por ejemplo). Yo espero que haya ley migratoria, pero ojalá ponga requisitos como los de Canadá o Australia para entrar a Chile en vez del desorden actual.
Jorge
Me parece que la Izquierda Chilena está tratando de atraer al posible votante de origen extranjero tratando de promover una imagen xenofóbica del sector politico opuesto a ellos con una interpretación militante del pensamiento «expulsión del que delinque» por «ellos son racistas». Esta es una muestra de la ceguera partidista en un tema que hasta los propios estranjeros señalan que no quieren delincuentes de sus países de origen acá en Chile.
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Conozco la experiencia del Barrio Pila en Estación Central. La avalancha de inmigrantes sepultó este sector de clase media tradicional, modesta, y vertiginosamente se transformo en en otro, irreconocible y doloroso para quienes eran los vecinos que crecieron ahí.
Se lleno de casas con montones de habitantes, repartidos por piezas, bulliciosos, con puestos de comida en hilera a la salida del metro, , música fuerte, peleas, botellazos, inseguridad, como de emprendedores extranjeros Los jóvenes originarios se fueron, los mayores, con menos recursos se quedaron atrapados, sin poder irse a otra parte adecuada al nivel social que habían alcanzado.
Las casas que fueron ocupadas por grandes grupos repartidos por piezas separadas en habitáculos, luego se empezaron a vender a inmobiliarias, e vino la oleada de edificios, hasta 5 en dos cuadras, los famosos «guetos verticales».Un sano juicio, es inevitable que lo considere mal. Si un extranjero viene a Chile y no respetas sus normas de ingreso, no nos está considerando. Viene porque le gusta para él lo que hemos hecho del país pero con una conducta que no son las que lo hicieron. Nosotros también debemos hacer respetar las normas de ingreso al país, y si es necesario actualizarlas.
Ni xenofobia, ni interculturalidad, ni tolerancia, tampoco indolencia con los chilenos que sufren por la inmigración.La Tierra no es de nadie hay libertad de desplazamiento pero también derecho a la identidad y autodeterminación de los países.
Roberto
Felicitar al colega Polloni. Sintetiza de manera quirúrgica el «nudo gordiano» respecto actualizar la arquitectura institucional en materia migrantes. Gratos apuntes. Una contribución más en este largo andar…