Hace un par de semanas, Pancho Díaz, a quien estimo mucho, escribió un articulo llamado “Orgullosamente Progresista” que, a mi entender, da en el clavo con una definición, aunque no clara ni distintiva, de lo que es el progresismo, y en la cual me he basado para hacer una reflexión acerca de la dicotomía izquierda versus progresismo, como marco conceptual de análisis para una transformación social, que es, en ultimo termino, el tema de fondo.
Si creemos que “el lenguaje construye realidades”, la discusión lingüística acerca del ser Progresista o de Izquierda toma relevancia en cuanto a las transformaciones que esperamos generar, y no así en la validez o importancia del concepto en sí.
En este sentido cabe preguntarse ¿por qué aparece el concepto “progresista”, si existe el concepto de “Izquierda”?, y lo que es más: ¿por qué deberíamos cambiar el segundo por el primero? Como en cada choque conceptual, podemos suponeer que el “desgaste”, o “insuficiencia” de uno, permite la aparición del otro.
Asimismo, la aparición de una ideología, de un conglomerado político, un ethos o una “verdad”, desplaza a otra, si y sólo si la primera tiene un desgaste o una insuficiencia. Es así como un gobierno es desplazado por otro, y de eso algo sabemos.
Sin embargo acá nos encontramos con las opciones. Si un concepto ha encarnado las derrotas, las corrupciones, los antivalores, tenemos la posibilidad de reinventarlo, de rearticularlo, de alguna forma de limpiarlo; y no necesariamente cambiarlo. Eso sería pensar que la Concertación debería desaparecer porque perdió las elecciones.
Por otra parte, la “insuficiencia conceptual” requiere que el nuevo concepto sea “suficiente”, y ¿cuál es la suficiencia del progresismo? A mi entender, el pragmatismo.
Como bien define Pancho, un elemento central del progresismo es el pragmatismo: la relación entre la realidad y la posibilidad de transformarla, el equilibrio entre lo posible y lo ideal, entre los valores y la puesta en práctica de ellos.
El concepto “de izquierda” surge desde sus inicios en el plano de la acción política, y se ha erguido con ese carácter activo. Es más: durante años fue la alternativa para quienes pensaron en un mundo distinto. Fueron muchos, y de diversas variantes, quienes desde este concepto articulan marcos analíticos y estratégicos de desarrollo; si hay algo propio de la “izquierda” es la idea de proceso. ¿Cómo podría pensarse en éste sin el análisis de la realidad y la posibilidad de cambiarla? ¿Sin el equilibrio entre lo posible y lo ideal? ¿Es que acaso la “izquierda” piensa en magia?
Da la sensación que el pragmatismo al que hace referencia el progresismo es más que una articulación de fuerzas; es una articulación de conveniencias. Es “la Justicia en la medida de lo posible”.
Es la transformación en la medida en que no cambie lo establecido, en la medida que no nos molestemos, es justamente la política de los acuerdos, la oposición constructiva que la derecha exige por estos tiempos. El Gatopardo.
En este sentido, lo “pragmático” es justamente lo menos pragmático del mundo. ¿Qué sacamos con avanzar veinte años si podemos retrocederlos en cuatro? Y con esto no me refiero a la necesidad de volver a La Moneda, para nada. Si volvemos a hacer lo mismo podemos estar veinte años más sin asentar las bases de una transformación permanente, pero ¿qué es lo permanente?
Los valores, la forma de entender y ver el mundo, la igualdad, el respeto por los trabajadores, por los movimientos sindicales, por la construcción política colectiva, la honestidad, el cariño por lo que se hace. Todas aquellas cosas que el mal pragmatismo pretende poner detrás de la contingencia, detrás de la carrera por el poder. Las cosas por las cuales en las elecciones pasadas se nos ha pasado la cuenta.
El acento de la disyuntiva conceptual está puesto en lo que para cada uno es relevante en la construcción de la sociedad que se quiere. Y en ese sentido es probable que “el izquierdismo” tenga muchas cosas que mejorar, pero contiene la visión de ser humano que pretendo ser. El que cree que si algo es injusto hay que cambiarlo, el que piensa en que hay cosas que no se hacen, el que piensa que la política es con llorar, que el maricón es maricón aunque avise.
He ahí lo trascendente de la discusión. Entre el progresismo y la izquierda existe una declaración de intención que va más allá de los tecnicismos, va más allá de la disputa por el poder. Se mueve en el plano de lo que queremos hacer con él y cuáles son las líneas estratégicas para conseguirlo. De esta forma pone los énfasis en la educación o la economía, en la política o en la técnica, en la esencia o la forma.
En algunas ocasiones apariciones conceptuales confunden pretendiendo que todo es lo mismo, lugar en que la política desaparece, y somos incapaces de distinguir diferencias entre bloques opositores. Algo de eso hemos visto en la defensa de cargos “técnicos” que antes de la derrota eran “políticos”.
Por eso orgullosamente soy, y me reconozco, de Izquierda. Los cómodos sillones me hacen doler la espalda.
Texto publicado también en http://lenin-zert.blogspot.com/
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Foto: Left turn /right turn bench – whizchickenonabun
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landerretche
Muy buen artículo. Estoy de acuerdo en que lo que define la diferencia entre quienes se denominan de «izquierda» (como prefiero decirme yo mismo) y los que se dicen «progresistas» (como creo que acertadamente se ha definido a la Concertación está en «el plano de lo que queremos HACER con el poder» y no tanto en los ideales sociales de uno u otro tipo. Muy acertado. Justamente por eso se me vino a la cabeza una pregunta (y no es retorico sino que de verdad no estoy seguro): cuando la gente se dice «progresista». ¿No estará diciendo: «comparto los ideales de la izquierda, pero no creo en un proceso de cambio revolucionario»? Es decir, ser de «izquierda» es ser «revolucionario». Quizás la candidatura de Marco no era realmente tan diferente a la de Arrate o al de Frei en el sentido programático (yo que me estudié los programas de los tres tengo esa opinión) pero si lo era en términos del proyecto político y en esos términos (bajo los códigos y parámetros de la sociedad actual) era «revolucionario». En ese sentido es además interesante y levemente equívoco que él haya adoptado el nombre Partido Progresista para su movimiento político. ¿Qué piensas tú?
victor-acuna
Primero muchas gracias por el análisis del articulo, al fin uno escribe para eso, para poder profundizar ciertos temas.
Respecto a tu pregunta, creo que (y tampoco estoy seguro) que las personas comunes y corrientes no piensan el la profundidad de los conceptos, sino en elementos mas «superficiales» de los mismos.
Yo creo que las personas que se definen como progresistas, dice: «comparto los ideales de la izquierda, pero no creo en un proceso de cambio revolucionario como me lo han mostrado». Ahí seria interesante ver como los medios de comunicación determinan las realidades sociales, en nuestros ámbitos cercanos. y como han tenido la virtud de «Matar» algunos conceptos y demandas sociales.
Yo creo que la gente quiere un Gobierno de Izquierda y «revolucionario», no en el sentido de la revolución armada, que creo que nadie imagina, sino en el que hace cambios de fondo, respecto de la estructura de desigualdades que la concertacion no fue capaz de cambiar y que la hizo, a la postre, indiferenciarse a la derecha.
Respecto de Marco creo que su fortaleza estuvo siempre en lo mediático, nuevamente se hace interesante pensar mas en ello. Sin embargo se hace difícil construir una estructura sólo desde lo mediático, en ultima instancia se hace necesaria una definición. e llamar Partido Progresista a su proyecto político, sirve desde lo mediático, no así desde lo político, porque uno no tiene claridad de donde está, a menos que esa definición la vaya dejando mas clara con el tiempo. Habrá que ver, si hay algo que nos gobierna son las incertidumbres, y si hay una promesa cumplida por este gobierno es la promesa de Cambio, aunque de ninguna manera desde el prisma que la Alianza lo planteo en la candidatura.
Pero sí.. de que las cosas están cambiando, están cambiando, y habrá que ver como se irán decantando con el tiempo.
dmanouchehri
Lo primero, es felicitar el debate, siempre es bueno, y mas aun hoy cuando los caminos parecen bastante poco claros.
La verdad, si nos decimos de izquierda, progresistas, de centro izquierda, o cualquier denominacion, creo que podemos estar eternamente discutiendo. Aveces este dialogo se vuelve en algo mas bien parecido a un debate entre romanticos de la palabra izquierda, y otros que mediante estrategias electorales prefieren llamarse «progresistas».
La verdad, es un debate que cuando nos centramos en «como nos denominamos», en base a supuestos terminos, que sin contenido, son solo palabras vacias. Que es ser de izquierda? Es creer y defender a Cuba donde no hay democracia? o a China que tiene un regimen de explotacion a las libertades brutal? Que es ser progresista? Piñera dice tambien serlo…
El debate debe estar centrado en hacia donde vamos, que hacemos. Cual es la sociedad que queremos construir. Yo me considero de izquierda, y tambien progresista. Y si quienes defienden una sociedad justa igualitaria y fraterna, se denominan «club de mampato», tambien seria «mampatista»…
PD: mi computador por un ataque del imperio perdio los acentos ( se me dio vuelta una coca cola en el teclado)