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¿Por qué no zarpó la Escuadra?

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La Escuadra es la más importante de las fuerzas operativas de la Armada. Tiene su base en Valparaíso y está compuesta por 8 buques oceánicos de combate de superficie, más un petrolero y un remolcador, encargados del apoyo logístico. Las restantes fuerzas operativas de la Armada son la Fuerza de Submarinos, con base en Talcahuano, el Cuerpo de Infantería de Marina, la Aviación Naval, el Comando de Misileras Norte, con sede en Iquique, el Comando de Misileras Sur, con sede en Punta Arenas, el Comando de Fuerzas Especiales y el Comando Anfibio y de Transportes Navales.

De acuerdo a la doctrina y reglamentos navales, todas las naves de la Armada deben zarpar en caso de terremoto, por el peligro de tsunami, e incluso en caso de temporal, a fin de evitar que puedan ser lanzadas sobre la costa por estos fenómenos naturales o colisionar entre ellas, lo que podría significar su destrucción o graves daños. En los siguientes términos declaró sobre estos aspectos el Comandante en Jefe de la Armada, Almirante Edmundo González, en su comparecencia ante la Comisión de Defensa de la Cámara de Diputados:

“Es doctrina y está escrito en la reglamentación de la Armada de Chile que ante un terremoto los buques tienen que zarpar y sus dotaciones recogerse. Cuando se presenta un temporal sucede igual cosa. Por lo tanto, no es casualidad que los buques de la Armada zarparan, del mismo modo que no lo es que todo el personal estuviera a bordo a pesar de que los buques de la escuadra no lo hicieron”.

Entonces, algo no cuadra en la Escuadra. Sorprendentemente, aunque por doctrina y reglamento todos los buques de la Armada deben zarpar en caso de terremoto, la Escuadra Nacional no lo hizo.

En rigor, la Escuadra debió zarpar inmediatamente ocurrido el terremoto a las 03.34, como lo habrían hecho otras naves de la Armada en otras zonas del país, según el Almirante. La Escuadra, también Según el Almirante González, tenía al momento del terremoto, “casi todo el personal a bordo”.  No fue entonces demora del personal en recogerse el problema.

Pero si no lo hizo al momento del terremoto, sin el menor asomo de duda la Escuadra debió zarpar al momento de recibir la alerta de tsunami de parte del SHOA a las 04.05. Pese al colapso de las comunicaciones de la Armada, la Escuadra sí recibió dicha alerta. Escuchemos nuevamente al Almirante González:

“Respecto de si las unidades de la Armada recibieron la alerta, la verdad es que algunas sí y otras no. ¿Quiénes la recibieron? La escuadra, porque ahí el sistema funcionó, fue uno de los nueve que recibieron la alerta. Pero otros buques no la recibieron. En el caso de los buques que estaban en Talcahuano, por ejemplo, zarparon 10 ó 15 minutos después de producido el terremoto. ¿Por qué? Por doctrina, ya que nuestra doctrina dice claramente que después de un terremoto de esas proporciones hay que zarpar. Da lo mismo si el epicentro fue en tierra o en el mar, porque lo más probable es que venga una ola y destruya un submarino o un buque de guerra”.

Como si la misma ocurrencia del terremoto y la posterior alerta del SHOA no hubiesen sido suficientes antecedentes para no demorar el zarpe ni un instante más, los mismos buques de la Escuadra registraron, adicionalmente, una diferencia violenta de marea a las 04.11 en la bahía de Valparaíso. Nuevamente, dejemos al Almirante González que se refiera a este punto:

“La primera ola que llegó a ese lugar (Talcahuano), que no fue la destructiva, fue a las 03.50 horas. Esa fue la primera diferencia de marea violenta que se produjo. En Valparaíso la midieron los buques de la escuadra y fue a las 04.11 horas".

Tampoco bastó entonces la medición directa de una diferencia violenta de marea para que la Escuadra zarpara. ¿Qué más estaban esperando?

Tratando de hacerse cargo de la evidente contradicción entre lo que él mismo dice que era el deber de todas las naves de la Armada y la actitud de la Escuadra, el Almirante González aduce lo siguiente:

“Afortunadamente, los buques de la escuadra mantuvieron un monitoreo de las mareas en el puerto de Valparaíso y apreciaron bien que no era necesario zarpar, por lo que se mantuvieron en el puerto. La diferencia de marea no fue gravitante”.

Es decir, existiendo una alerta de tsunami vigente entregada por el único organismo autorizado por la ley para emitirla, que es el SHOA, y habiendo sido ella recepcionada perfectamente por la Escuadra, esta hace caso omiso de dicha alerta y, por su cuenta y riesgo, decide quedarse en el puerto “monitoreando” las mareas. ¿Tenía el mando de la Escuadra la atribución de desobedecer la alerta del SHOA y hacer sus propias estimaciones de riesgo, para saber si “era necesario” o no zarpar? Recordemos que justamente, una de las acusaciones que hace la Armada a la ONEMI es que esta no acató la alerta emitida en un fax del SHOA a las 04.07. ¿La ONEMI estaba obligada a acatar la alerta, pero la Escuadra, en cambio podía desecharla y simplemente dedicarse a hacer observaciones de las mareas? ¿Era razonable y prudente ese comportamiento tomando en cuenta el tiempo disponible para ponerse a salvo usualmente en “zonas de sacrificio”? ¿Tuvo derecho el mando de la Escuadra a asumir ese riesgo?

Y por otra parte, ¿es cierto que, como dice el Almirante, “la diferencia de marea no fue gravitante” en Valparaíso? Al menos los datos contenidos en el segundo reporte del PTWC de las 04.45, señalan todo lo contrario. Hasta ese momento, la mayor variación de mareas se había presentado justamente en Valparaíso, con 1,29 mts sobre el nivel normal, a las 04.08, en comparación con 1,15 mts, a las 03.52, en Talcahuano.

Como es sabido, el tsunami no sólo afectó a la costa sur del país. También fue afectada la costa central y el ejemplo más claro de su poder devastador, también en esta zona, es lo que sucedió en Llolleo. Providencialmente, las olas no ingresaron con fuerza destructiva a Valparaíso. De lo contrario, Chile podría haber sufrido un daño incalculable a su patrimonio de defensa y haber quedado en una situación de absoluta vulnerabilidad nacional.

En las últimas dos décadas, el poder político se ha inhibido de ejercer adecuadamente su rol de mando sobre las Fuerzas Armadas. En esta omisión ha incurrido el poder ejecutivo, viendo la ciudadanía desfilar por el cargo de Ministro de Defensa, con honrosas y fugaces excepciones, personas que han parecido más bien ser portavoces de las Fuerzas Armadas ante el Gobierno, que el mando político que fuerzas esencialmente obedientes y no deliberantes necesitan para cumplir adecuadamente su función. Los resultados de esa política omisiva están a la vista.

Casos extremos de esta situación de subordinación del poder civil a las Fuerzas Armadas son los dos últimos titulares de dicho cargo. Francisco Vidal, quien ante la incredulidad de la ciudadanía, a pocos días de la debacle, calificaba con nota 7 (porque no existía el 8, según él mismo) el desempeño de las Fuerzas Armadas. Por su parte, el actual titular, Jaime Ravinet, demostrando esa mentalidad carente de la noción del mando civil a que hacemos referencia, y tratando de componer impactantes declaraciones anteriores, señaló a través de twitter recientemente, refiriéndose a las Fuerzas Armadas que "siempre q la autoridad lo solicite, estarán dispuestas a ayudar a la comunidad frente a catástrofes naturales, como lo hicieron el pasado 27F". Ravinet, después de haber estado en dos oportunidades en el ejercicio del cargo, aún no ha logrado comprender que  la autoridad civil no hace “solicitudes” a las Fuerzas Armadas para que estas “ayuden”, como si estuviéramos en una Teletón. En el marco de la Constitución y la ley, el poder democrático “ordena” el cumplimento de misiones a las fuerzas militares.

Esta inhibición del poder civil también ha afectado al Congreso Nacional, que por intermedio de la Comisión de Defensa de la Cámara de Diputados tenía el deber de fiscalizar al Ministerio en el cumplimiento de su misión. Nuevamente, el nivel de alistamiento demostrado por nuestras Fuerzas Armadas el 27 de febrero demostró que esta fiscalización tampoco se ejerció debidamente.

Ha concluido la investigación de la Cámara de Diputados acerca de la reacción estatal frente al maremoto y tsunami. Se rechazó el informe de mayoría de la Comisión Investigadora y la ciudadanía se pregunta: ¿Y ahora qué? ¿Significa esto que no habrá ninguna responsabilidad política que se haga efectiva?

Estimamos que no siendo la única, pero por el riesgo que implicó para la seguridad nacional, al menos la responsabilidad del Comandante en Jefe de la Armada debe ser exigida. Toda esta debacle no puede ser salvada, y no parece valiente tampoco hacerlo, destituyendo a un capitán de navío. El Comandante en Jefe de la Armada se quedó en su casa, sin comunicaciones y enlazándose a través de “mensajeros”. A diferencia de la entonces Presidenta y algunos de sus colaboradores, no se trasladó a su puesto de mando y se limitó a una actitud pasiva de esperar informaciones. No asumió su primer deber militar como líder de la Armada en esos momentos. Ese deber era asegurarse que el patrimonio de la defensa que el país le había confiado a su institución, fuera puesto a salvo en todas sus fuerzas operativas y por supuesto, en la más importante y que tenía más cercana, la Escuadra Nacional. Los señores diputados tienen la palabra. La ciudadanía merece una respuesta.

Luis Mariano Rendón E.

Abogado, Profesor Universidad de Chile.

Integrante de la Iniciativa Ciudadana “

Acusación Constitucional contra el Comandante en Jefe de la Armada”


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Foto: Gobierno de Chile / Licencia CC

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socialdemocrata

socialdemocrata

Excelente el artículo, el problema del No Zarpe se debe a dos factores, el primero es la cantidad de gente que se encontraba en esos momentos a bordo en los buques, lo mas probable es que hay sido insuficiente para realizar un zarpe de emergencia y la otra es la poca preparación y conocimiento de lo que había que hacer. Las FFAA y en especial la Armada se caracterizan por esconder su «día a día», una cosa es lo que dejan ver o quieren que los civiles vean y otra es la realidad que dista mucho de una instiutucion realmente profesional. Para los que sabemos como funciona desde adentro la Armada esta mas que claro que el Almirante no dijo la verdad.

Saludos

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