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Por qué no votar en las primarias del duopolio

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Como todos sabemos, este 30 de Junio se celebran las anunciadas primarias del Pacto ‘Nueva Mayoría’ y de la Alianza por Chile. Una “fiesta democrática” que busca ser un tanque de oxígeno para un endeble sistema político y para dos coaliciones altamente desacreditadas y deslegitimadas por la ciudadanía. Es tal la esperanza de los partidos en las primarias como eje revitalizador, que raudamente se alinearon en el Congreso para otorgarse una franja televisiva gratuitaque los posicione, por su impacto mediático, como las ‘únicas’ opciones viables de cara a las elecciones de Noviembre. Franja televisiva, cabe destacar, aprobada con una velocidad legislativa sólo equiparable al aumento de 2 millones para “gastos operacionales” que se dieron los Senadores el 2012. Si tal voluntad existiese para modificar el sistema binominaly la Constitución heredada de la dictadura – y ratificada por Lagos el 2005 – otro gallo cantaría.

Muchas voces abogan que quienes somos de izquierda y no creemos en Bachelet, debemos votar por su competencia “directa” (Velasco, Orrego) o, en su defecto, por quien representa el ala más “progresista” del conglomerado (Gómez), de manera tal de mermar la previsible victoria de Michelle, o, al menos, mitigar lo apabullante de su triunfo. Pero bueno, siendo realistas, la ex-Presidenta tiene la carrera asegurada. De lo contrario, definitivamente, no hubiesen siquiera realizado primarias (sino pregúntenle a Giorgio Jackson).

En ese contexto, cabe hacerse varias preguntas. ¿Buscamos empoderar y legitimar con nuestra participación al pacto ‘Nueva Mayoría’ como un ente representativo del sentir ciudadano? Más importante aún: ¿Son ellos capaces de llevar adelante las transformaciones que queremos para Chile? ¿La adalid de la Concertación representa dicho cambio? (¿La misma Bachelet que aprobó Hidroeléctricas, que no modificó el Binominal, que jamás habló de educación gratuita o pensó en la renacionalización de nuestros recursos naturales, la misma que aplicó indiscriminadamente la Ley Antiterrorista contra el pueblo Mapuche, la que con brazos alzados celebró la traición a los pingüinos el 2006 e hizo oídos sordos a nuestras demandas?).

Creemos que somos muchas las personas que estamos convencidas del poder que tiene el sufragar, incluso como arma de protesta a través de un «nulo». No obstante, en el contexto de estas primarias, resulta un despropósito sustentar con nuestra participación la representatividad que le gusta atribuirse al duopolio. Con la instalación del voto voluntario, más allá de quienes resulten electos, el verdadero logro que se persigue es acarrear y convocar a votar a la mayor cantidad de gente posible. Cifra que se tomará, comunicacionalmente, como una ganada de estas coaliciones homogéneas.

No nos engañemos, las primarias no vienen a ser otra cosa que el artilugio, a través del cual nuestros “honorables” parlamentarios evitan modificar uno de los principales problemas de nuestro actual sistema político: El sistema binominal. Con las primarias, el “establishment” pretende desviar el foco de atención, darle atención a lo urgente -según ellos- como lo son las primarias, pero quitarle atención a lo importante, como lo es el cambio al sistema binominal (el cual sigue intacto).
¿Vale la pena votar en estas primarias? Definitivamente, creemos que no. Porque somos unos convencidos que la verdadera “primaria” ha de ser la primera vuelta, bajo el entendido que desde la abulia del duopolio no ha de surgir una alternativa real que busque promover y llevar adelante las transformaciones profundas al modelo de desarrollo que el país necesita y demanda. Si realmente tenemos la convicción de que el duopolio, que creó y perpetuó el modelo que hoy criticamos en las calles, no representan una respuesta a nuestras convicciones e ideales de transformación, no podemos caer en la estulticia de darles vida con nuestra participación en sus comicios.

¿Vale la pena votar en estas primarias? Definitivamente, creemos que no. Porque somos unos convencidos que la verdadera “primaria” ha de ser la primera vuelta, bajo el entendido que desde la abulia del duopolio no ha de surgir una alternativa real que busque promover y llevar adelante las transformaciones profundas al modelo de desarrollo que el país necesita y demanda.

 


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Columna en coautoría con Felipe Oyarzún Vargas, Egresado de Derecho de la Universidad Alberto Hurtado. Coordinador General de Genera Opción Universitaria (GOU).

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