Del 12 al 15 de noviembre de este mes, se llevará a cabo una consulta en la ciudad de Concepción, que recogerá de parte de la ciudadanía penquista su percepción respecto a la creación de la nueva comuna de Andalién. Serán 36 locales de votación que harán esta consulta, la cual si bien no tiene carácter vinculante, es un instrumento que la municipalidad de Concepción en cuánto comuna madre ha utilizado para fundar su opinión respecto a esta materia. Independiente de la poca idoneidad de la aplicación de esta consulta, y tomando en cuenta la escasa información técnica con que cuenta la ciudadanía, así como también el interrogante respecto a la entrega del estudio de factibilidad final de parte de la Subsecretaría de Desarrollo Regional (SUBDERE), que deberá pronunciarse durante este año, respecto a la viabilidad del nacimiento de la nueva comuna de Andalién, quisiéramos señalar lo que creemos es el marco contextual por el cual este territorio de más de 90.000 habitantes debiera ver materializada su histórica demanda de convertirse en comuna.
Si bien la condición de barrio ha sido asimilada a una fracción de territorio, acompañada de una fisonomía propia y caracterizada por trazos distintivos caracterizados por cierta unidad e individualidad (Melin y Choay; 1988) (1), también es una construcción cultural fundada en una imagen o representación espacial compartida que al constituirse como tal crea relaciones de pertenencia entre sus habitantes constituyendo así un espacio social integrado (González, Olivares y Perez, 2001) (2) que finalmente permiten concebir una identidad cultural que le da sentido a sus miembros.Esta iniciativa ciudadana es posible por nuestro río y sus lagunas, por la calidad de vida y bienestar social de nuestra gente; el desarrollo sólo es posible desde un enfoque descentralizado.
En definitiva el barrio es una red de relaciones sociales, muchas veces mediadas por el poder, que sitúan a sus habitantes en un contexto cargado de significado en su actuar y en la toma de decisiones cotidianas, viéndose así influidas por un contexto de vulnerabilidad y falta de una clara estructura de oportunidades. Es justamente aquí donde emerge un marco contextual que no es más que la evolución natural de un territorio que dejó la sola cualidad de barrio histórico para proyectar una unidad administrativa.
Si bien Andalién ha estado históricamente emplazado en el sector norte de Concepción, siendo acompañado al río del mismo nombre forma parte de una geografía única que alberga una cuenca hidrográfica alimentada por una red de lagunas urbanas de principal impacto ecológico para sus habitantes, sirviendo así para actividades en distintos periodos históricos, tales como el remo a principio del siglo XX, como es el caso de la Laguna Las tres Pascualas, el nado en las Lagunas Lo Méndez, Lo Galindo y el río Andalién, o el simple pero necesario espacio de esparcimiento, por parte de lugareños e incluso familias que venían desde el centro de Concepción a compartir, constituyéndose así como un territorio de gran potencial deportivo y ecológico. Si bien la explosión demográfica influenciada fuertemente por los desastres naturales (terremoto de 1939 y 1960) y los procesos de migración campo – ciudad de mediados de la década de 1950 significaron un acelerado poblamiento alrededor de estos espejos de agua, con sus consiguientes consecuencias antrópicas sobre las lagunas, este es un patrimonio natural de tremenda significación, que como pobladores defendemos, más aún en un contexto de cambio climático y disminución de reservas de agua en nuestro planeta constituyendose así en una dimensión a tomar en consideración para generar desarrollo equilibrado y sustentable, como también identidad territorial.
Las lagunas construyen una identidad cultural, simbólica y social, desde la diversidad de un territorio, que acogió la industria del calzado en la década de 1960 abasteciendo incluso a grandes empresas como Gacel, Caprice y Posch en el gran Concepción hasta la primera mitad de 1980, que luego de la crisis de la manufactura nacional del calzado y una producción dependiente de los vaivenes del mercado que posibilitó la entrada del zapato chino al comercio penquista, vio menguada su producción que ha gozado de una respetable admiración por la calidad del trabajo (Urrutia; 2012). (3)
Así también Andalién fue testigo de las tomas de terreno de Teniente Merino en la década 1970 y el nacimiento con posterioridad de cooperativas como Villa Cap que fueron enriqueciendo esta diversidad identitaria (urbana, territorial, barrial) que sigue su desarrollo con el nacimiento de poblaciones como Lomas de San Andrés, Las Princesas y conjuntos residenciales de gran standard como Lomas de San Sebastián y Lomas de Bellavista durante el siglo XXI, generando una expansión demográfica de grandes dimensiones, que sigue hasta nuestros días.
Esta expansión demográfica llega hoy día a albergar a cerca de 90.000 habitantes (proyectando la referencia del censo 2002 que albergaba a 70.000) con un nivel de equipamiento de moderada proyección constituida por cuatro universidades, un sector servicios alimentado por diversas pymes y una expansión inmobiliaria moderada en el noreste del territorio.
Esta condición de Barrio, que no se ha perdido, seguirá perviviendo por las razones señaladas, porque siguiendo el concepto de territorio de la socióloga Saskia Sassen, este conjunto de relaciones sociales permite la construcción de espacios de resistencia barrial, los llamados espacios de frontera (4), dentro de los espacios urbanos, los cuales si bien no tiene como objeto re-producir poder en términos institucionales, sí lo hacen desde la visibilización de su condición de “patio trasero de Concepción”, a través de una construcción comunitaria y horizontal, donde el espacio de participación viene dada por la condición de poblador y su consiguiente arraigo, y eso sí hace poderosa a esa demanda, que permite pensar y proyectar una nueva visión de comuna.
La proyección de una comuna sustentable con el medio ambiente: a través de un mejoramiento de sus cuatro lagunas urbanas que permitan compatibilizar su limpieza, con el mejoramiento y construcción de espacio público con el objeto de motivar el deporte, cultura, calidad de vida y participación ciudadana. Nuestro sueño es proyectarnos como una comuna ecológica.
La administración comunal desde un enfoque de desarrollo social: una comuna construida desde las necesidades históricas del territorio (salud, educación, vivienda) para dar respuesta directa y cercana, desde un enfoque local a cada una de sus requerimientos. Ello sería posible, gracias al aporte del Fondo Común Municipal que tal como lo define la propia Constitución Política en su Artículo 122 es un «Mecanismo de redistribución solidaria de los ingresos propios entre las municipalidades del país», y que cubre entre el 50 y el 60% del presupuesto municipal, lo que sumado a las postulaciones de fondos de mejoramiento de infraestructura y vivienda (Fosis y Chilebarrio), Salud (Minsal) y educación podríamos dar una respuesta mucho más expedita, tomando en cuenta la fuerte expansión urbana que está teniendo Concepción, lo que hace que las necesidades se multipliquen y las oportunidades disminuyan.
La gestión de recursos con la incorporación de innovación y emprendimiento: ello es posible gracias a la colaboración de las universidades, a través de la inyección de una sinergia entre creatividad- conocimiento-participación de manera tal de construir proyectos adaptados al fortalecimiento de la pequeña y mediana empresa, y proyectos de inversión sustentables con el medio ambiente, capaces de crear empleabilidad y de adaptarse a las principales necesidades de Andalién.
No sólo tenemos el sueño, sino también la convicción de que esta iniciativa ciudadana es posible por nuestro río y sus lagunas, por la calidad de vida y bienestar social de nuestra gente, y porque creemos que el desarrollo sólo es posible desde un enfoque descentralizado.
Referencias:
(1) Pierre Merlin y Francoise Choay (1988). Diccionario del Urbanismo. Presses Universitaires de France.
(2) González, Daniel, Adriana Olivares y María Teresa Pérez. 2001.
(3) Urrutia; Hector; Prado, Katherine; Manchileo,Daniel (2012) “Barrio Norte, los dueños de las huellas de Concepción durante los años 1960-2012”. http://es.slideshare.net/hectorurrutiaortega/articulo-barrio-norte-los-dueos-de-las-huellas-de-concepcin-durante-los-aos-19602012?related=1
(4) Sassen, Saskia (2010) Territorio, autoridad y derechos: De los ensamblajes medievales a los ensamblajes globales. Katz ediciones, 2010. Buenos Aires, Argentina.
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