En Chile, las próximas elecciones son una nueva oportunidad para debatir distintas posiciones y miradas en torno al pasado, presente y futuro del país. En medio de este debate, las palabras de un destacado abogado constitucionalista, Fernando Atria, ha logrado que la derecha haga gárgaras con ellas poniendo el grito en el cielo por una supuesta voluntad de la oposición por cambiar la constitución que nos rige por cauces extrainstitucionales.
Los mismos que hoy se escandalizan ante la búsqueda opositora de alternativas que posibiliten un cambio en las reglas del juego que gobiernan nuestra convivencia, son quienes la impusieron “por las malas”.
Sería bueno que recuerden bajo qué circunstancias fue impuesta la constitución que nos rige. En tiempos del innombrable, cuando su palabra era ley, y entre quienes le rendían pleitesía se encontraba Jaime Guzman, el ideólogo de la constitución y fundador de la UDI, partido destinado a perpetuar el buen nombre del innombrable. Inventó un plebiscito fraudulento, sin registros electorales, allá en 1980, cuando la oposición era perseguida. Entonces, Eduardo Frei Montalva, sacó la voz en un histórico acto en el teatro Caupolicán, denunciando los atropellos. Dos años después, su voz fue acallada con su muerte.
Quienes hoy rasgan vestiduras ante la modesta advertencia de un abogado constitucionalista, son los herederos de quienes impusieron la constitución que nos rige “a las malas”. Entiéndase bien: nadie quiere cambiar la constitución a las malas, por el contrario, lo que se quiere es cambiarla “a las buenas”. El país demanda una constitución “por las buenas”, y la inmensa mayoría del país así lo quiere. Son otros quienes nos han impuesto e imponen una constitución “a las malas”. Una minoría, que por más de 30 años, ha logrado perpetuar una constitución que la mayoría rechaza. Una minoría que impuso cerrojos en la constitución que limitan los cambios solo a aquellos permisibles por esa misma minoría. Ella manda aunque gobiernen otros.
La derecha se empecina en sostener una constitución impuesta "por las malas" que no da para más. Una constitución fraguada hace ya más de 30 años en tiempos del innombrable entre 4 paredes. A lo largo de estas décadas ha constituido una camisa de fuerza cuyas consecuencias se subestiman. Es hora que la derecha asuma su responsabilidad.
Este es el drama de Chile. Desde los 80 la constitución ha sufrido múltiples cambios, pero solo aquellos que la minoría admite, por tanto, estamos jugando en una cancha a la pinta de la minoría, siempre con viento a su favor. ¿Hasta cuándo? Este veto se está haciendo insostenible a la luz de las explosiones sociales que de tanto en tanto, en los más diversos rincones del país, y cada vez más frecuentemente, se están dando.
Los nudos que debemos desatar, queremos desatarlos por las buenas, pacíficamente, y ello demanda algún grado de disposición de parte de una minoría que se cierra a la construcción de un país más integrado, que no quiere guerra, sino paz, que no quiere jóvenes encapuchados, sino jóvenes estudiantes, que no quiere adultos mayores con pensiones miserables, que no quiere más abusos de los de arriba sobre los de abajo. ¿Es mucho pedir?
Los contenidos publicados en elquintopoder.cl son de exclusiva responsabilidad de sus respectivos autores.
Te invitamos a conocer nuestras Reglas de Comunidad
rodolfoschmal
Efectivamente tenemos un problema de ciudadanos, el que complementa al problema de la constitución. no es uno u otro; si es uno y otro, y de hecho gran parte del problema de los ciudadanos que tenemos, es por el problema de la constitución. la constitución define la modalidad de nuestra convivencia, la forma como nos relacionamos y nos comportamos. tu solución pasa por el cambio en los ciudadanos, lo que comparto, pero ello no creo que sea suficiente si no es complementada con un cambio de la constitución. en sintesis, el cambio de la constitución es condición necesaria, aunque no suficiente, para el cambio en la ciudadanía.
peon
La solución que propongo no pasa por un cambio en los ciudadanos, sino que por la creación y existencia de la herramienta digital adecuada que permita la organización ciudadana…
A partir de este diseño se pueden, en teoría, realizar una numerosa cantidad de cambios en el país, que podrían abarcar situaciones importantes que seguramente escaparían a cualquier análisis sencillo del planteamiento, incluídos los cambios pertinentes a la Constitución…
Lo que sí ha de ser cierto es que el camino de la Asamblea Constituyente no cubre amplias áreas que requieren modificaciones y determinados problemas particulares no serán resueltos vía nueva Constitución, quedándonos un vacío, aunque es cierto que una Nueva Constitución sí podría garantizar el derecho a la organización digital de la sociedad civil, proveyendo la herramienta que señalo, o tal vez una más compleja como una Cámara Ciudadana Digital, para que la participación ciudadana quede institucionalizada y pueda ser ejercida bajo medios digitales, entre otras formas posibles…
Por el lado que se le mire, tarde o temprano una eventual nueva Constitución deberá crear una herramienta de participación ciudadana que debiera ser el medio y el motor de los cambios que requiere la sociedad. La diferencia es que en el caso de seguir el camino de la Asamblea Constituyente, todo será incierto… Por el lado contrario, enfrentando las soluciones con la propuesta que hago, la ciudadanía podría crear un mecanismo organizacional que le permitiera tener objetivos muchos más amplios que los constitucionales y, especialmente, sin necesidad de hacer ningún cambio a la Constitución, o haber logrado consenso parlamentario alguno, o haber atendido como corresponde a los intereses lobbystas de quién sabe quién…
peon
No tenemos un problema de Constitución. Tenemos un problema de ciudadanos que creen que la mafia política y económica actuará «por las buenas» para hacer todos los cambios que quiera la ciudadanía, concediéndole incluso algo el acceso a algo llamado democracia.
Piensa la ciudadanía que es el aparataje político, dejando de lado al lobbysta, quien ha de ser el que mejore los sistemas nacionales, pero, ¿en qué clase de mundo se vive si todavía se cree en esa clase de viejecito pascuero?…
Los ciudadanos pueden tomar todo el poder que quieran, sin pedirle permiso a nadie, sin tirar una piedra o emedrentar a alguien, sólo organizándose y utilizando una herramienta digital adecuada para ello…
¿Tiene alguna duda, profesor, respecto de este enfoque, para que usted también cambie el suyo a uno de caracter proactivo que se enfoque en echar a andar las soluciones y de paso termine con la diagnostiquitis que tenemos los chilenitos?…