Como soy un ciudadano común y corriente, sin cargos públicos, me puedo dar el lujo de decir las cosas tal como las veo, sin necesidad de entrar en la esgrima mediática de aclarar-desmentir en la que están inmersos últimamente las figuras públicas. A lo más me arriesgo a los insultos usuales cuando se me ocurre abrir la boca en este tipo de instancias.
El espectáculo que estamos viendo en Chile es de verdad para llorar a gritos. Quizás no es muy diferente al del resto del mundo –me han dicho que en Europa hay poquísimas voces críticas a los actos de la OTAN-; y, de ser así, el único “consuelo” es que es una tendencia mundial… y eso implica que quizás, quizás, esa tendencia cambie en algún momento, porque así es como funcionan los ciclos.
“El pueblo”
No hace mucho yo tenía un profundo respeto por la gente común y corriente, la gente sencilla, de pueblo. Lamento decir que eso ya no es así. Siempre tuve bastante rechazo a pensar en ellos como “las masas”, porque me parecía que tenían cierta sabiduría. Ya no puedo decir lo mismo.
Fui partidario del voto obligatorio… pero claro, si lo que va a orientar su voto son los instintos primitivos y básicos, moldeables al gusto de los poderosos… más valdría que se quedaran en su casa, y que voten sólo los que se dan la molestia de informarse y –ojalá- buscar el bien común.
Ya no sé qué esperar de ellos. Conversando con algunos antes del plebiscito que rechazó la propuesta anterior de Constitución, las razones que daban para su rechazo eran descabelladas, ridículas y, generalmente, parecían haber sido adoctrinados por un deficiente mental o, a lo menos, por un psicópata… Los deficientes mentales y los psicópatas tienen derecho a hacer lo que les dé la gana, pero el problema es que muchos les creyeron.
“Los servidores públicos”
Han sido elegidos como “servidores públicos” sujetos que de verdad encajarían más en una Casa de Orates que en el Parlamento… ¿cómo? ¿Cuál es el criterio para elegirlos? ¿Los que dicen más brutalidades, los que causan más escándalo, los más inmorales, los más estúpidos? En muchos casos, pareciera ser así…
Tema para el Servel… ¿pueden seguir siendo candidatos a puestos públicos personas que muestran signos -evidentes para cualquiera- de trastorno mental serio? ¿O cuya ética es tan retorcida que usan su puesto sólo para su propio beneficio o el de su familia, y que ya tienen prontuario delictivo?
Es enteramente esperable en seres humanos comunes y corrientes, los defectos típicamente humanos: algo de ignorancia, algo de neurosis, algo de flojera, algo de arrogancia, algo de egoísmo, algo de deshonestidad, “un poco” de tontera… todo muy normal. Pero ¿esto?
¿Qué tipo de ser humano –si se le puede llamar así- es un primate que se dedica sólo a mentir y a entorpecer cualquier iniciativa con la que otros intentan mejorar las vidas de sus semejantes –generalmente, los menos privilegiados-? La conducta de muchos me recuerda las películas de zombies, engendros descerebrados –obviamente sin asomo de ética- que sólo saben atacar, morder, destruir…
Hienas y perros rabiosos… ¿“servidores públicos”? ¿A quién sirven? No al bien común…
Unos pocos periodistas –muy pocos aún- van más allá de su orientación ideológica y denuncian este absurdo, esta caída libre de la ética y del sentido común, y no se unen al coro repulsivo de distorsiones y mentiras. Similarmente, en EEUU, son muy pocos aún los que defienden a Julian Assange, preso por denunciar, a través de Wikileaks, las monstruosidades cometidas por su gobierno. Mis respetos a ellos y a los de aquí, que, aunque se sientan solos clamando en el desierto -rodeados por el coro zombie-, logran hallar dentro de sí mismos una integridad sana y ejemplar.
En EEUU, se presentó como candidato del Partido Demócrata el hijo del Senador, Robert Kennedy y sobrino del Presidente, John F. Kennedy, ambos asesinados en los años 60. Entre otras cosas refrescantes, ha dicho que la CIA participó en el asesinato del Presidente –verdad que para mí, que he investigado un poco, es obvia- y que si China intenta recuperar la isla de Taiwán –que de hecho, es parte de su territorio- no intervendrá… Actitudes y declaraciones que rompen con el beneplácito bovino y generalizado que hay en EEUU respecto a los atropellos, bestialidades y mentiras imperantes ya por décadas en ese gobierno. Ésta es la integridad que quisiera esperar de políticos y periodistas. Sólo espero que las manos negras no lo asesinen… ¡ya Biden le negó la escolta que por ley les corresponde a los candidatos presidenciales!
Comentarios
17 de agosto
En el último párrafo donde menciono que «la CIA participó en el asesinato del Presidente», me refiero al tío del candidato, John F. Kennedy… aunque la nefasta CIA participó, también, en la muerte de Salvador Allende, como ya sabemos por ese hábito esquizofrénico de los norteamericanos -asesinar y después «desclasificar» archivos que prueban el hecho-…
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18 de agosto
O sea usted asegura entonces que Allende fue asesinado, no que se suicidó?
19 de agosto
Hubo varias versiones: incluso Juan Enrique Lira, fotógrafo de El Mercurio y campeón de tiro al platillo dijo en la TV (yo lo vi, no me lo contaron) que él había visto a Allende suicidarse y que casi-casi había alcanzado a tomar la foto de ese momento. Sospecho que ese sujeto era mitómano… conocí al hijo, que me robó una motocicleta, la que felizmente recuperé por la intervención de un amigo.
19 de agosto
Allende fue asesinado en el sentido de que, sin el golpe militar no se hubiera suicidado. Pero, y tal como lo relata el Doctor Guijón, cuando abrió las puertas del Salón Independencia, donde se había encerrado Allende, y lo vio en los instantes precisos: “sentado en un sillón, de espaldas a la pared, el presidente sostenía un fusil, cuyo cañón presionaba su barbilla, un disparo seco, parte el cráneo y los sesos volaron por los aires”, Agregando “vi cuando voló la cabeza, los huesos y masa encefálica. Él estaba asentado en un sillón que estaba apoyado en la pared que mira hacia la calle, había un ventanal grande y estaba con la metralleta entre las manos y vio la explosión del cráneo”.
Guijón, luego del suicidio se acercó al cuerpo del presidente y de manera instintiva toma su brazo para registrar el pulso. Luego se queda junto a él, rindiéndole una primera guardia simbólica, hasta que llega al lugar el general Javier Palacios Ruhmann, jefe de la fuerza blindada asaltante, quien lo interroga y lo envía a identificar al equipo médico de la Presidencia, para después enviarlo “prisionero” a la Escuela Militar.
Así, el cirujano Patricio Guijón se transformó en el único y accidental testigo de la muerte de Salvador Allende.
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19 de agosto
Respondo los dos comentarios: hay diferentes versiones, y depende de a quién le crea cada uno. El general Palacios asegura que Allende estaba herido en el suelo y que él le dio el tiro de gracia… y que después montaron lo del suicidio.
O bien, está la versión del Dr. Guijón…
Los restos fueron recuperados del Cementerio Santa Inés de Viña del Mar, todo bajo el ojo «poco atento» del ministro de ese entonces, Enrique Correa. Según testigos, el procedimiento fue bastante descuidado, por lo que era bastante difícil hacer una autopsia para definir si el cuerpo tenía otras heridas, además de las de la cabeza.
19 de agosto
Don Alejandro, el Doctor Guijón fue testigo privilegiado, lamentablemente ya está fallecido, pero, dejó registro de lo que pudo ver en primera persona.
Aparte de los hechos objetivos que relata el doctor, hay sectores que pretenden reescribir la historia y adecuarla a sus intereses y cada uno los aceptará o rechazará guiado por sus particulares prejuicios y sesgos de confirmación.
Saludos