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Piñera y su curioso concepto de justicia

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Si uno mira de manera general la administración de Sebastián Piñera, podrá ver que en ella hay una constante que se ha repetido durante estos cuatro años: su mala relación con el Poder Judicial.

Esta convivencia ha sido complicada, polémica y sumamente autoritaria en algunos momentos. Principalmente por la concepción misma de lo que es justo o no que tiene la derecha, la que -la mayoría de las veces- se concentra en el castigo y no tanto en el contenido de los fallos o la forma en que se pueden abordar ciertos casos.

Ya lo decía su propaganda de campaña: “Delincuentes: se les acabó la fiesta”. Querían terminar con una supuesta fiesta -personalmente creo que es una mala metáfora que no entiende nada a nivel social- de manera rápida, eficaz y populista que no solucionaría nada, sino que tendría maravillosos titulares que durarían apenas minutos en el colectivo ciudadano. No querían nada más, porque no entendían lo metódico y lo que trae consigo un verdadero mecanismo para acabar con los delitos o, seamos realistas, aminorarlos.

Es que Piñera y los suyos creen en una justicia más bien de superhéroe, en donde la sociedad se divide entre buenos y malos. Entre morenos y blancos. Entre pobres y ricos. Algunos pobres vendrían a ser los malos, aunque les cueste admitirlo en público.

Pero resulta que el ejercicio mismo de la justicia es mucho más complejo, mucho menos antojadizo y no puede estar al servicio de otro poder del Estado. Es la independencia la que debe mantenerse plena sin que pierda su sentido y su norte debido a opiniones que estén fundamentadas en intereses políticos.

Y las opiniones del mandatario -en todo ámbito, independiente de que tenga o no la razón con respecto de las resoluciones judiciales- han sido movidas por intereses políticos, por querer darle su sello al Poder Judicial, cosa que sería más propia de una dictadura -recordemos la pésima actuación de la Corte Suprema durante el régimen de Pinochet- que de una democracia responsable.

Sólo vale recordar la idea del Observatorio Judicial, la que decía querer regular ciertas prácticas pero que, siendo sinceros, centraba su objetivo en tratar de vigilar ciertos fallos que tuvieran carácter garantistas. Esto debido a que las garantías dentro de esta curiosa concepción justiciera serían mal vistas, y encontradas como débiles en un Estado que, para ellos, si bien debe ausentarse en ciertos negociados de cuello y corbata, debe hacerse presente de manera violenta en todo otro caso.

Vale recordar la idea del Observatorio Judicial, la que decía querer regular ciertas prácticas pero que, siendo sinceros, centraba su objetivo en tratar de vigilar ciertos fallos que tuvieran carácter garantistas. Esto debido a que las garantías dentro de esta curiosa concepción justiciera serían mal vistas.

Porque curiosamente, la garantía aparece en la mente de este gobierno solamente cuando son amigos, ex socios o colegas los que aparecen juzgados. Debido a la estirpe de los dueños de cadenas de retail -la que han ganado debido al dinero-, ellos piensan de inmediato que lo sucedido debe ser un error, y que hay que tratarlos como seres humanos. Sólo a ellos.

Como le queda poco, este concepto de justicia se ha hecho presente en los últimos días. Porque Piñera apareció en las noticias hablando de que él estaba con las víctimas refiriéndose a la resolución en el caso de la familia Luchsinger, criticando nuevamente las medidas de un poder del Estado que no está a su servicio como él lo cree erróneamente.

Pero tal vez lo peor fue que cuando habló de algunas víctimas -habiendo condenado la horrible muerte de la familia de origen alemán, que merece el gran repudio de toda la sociedad, claramente- no dejé de recordar a los mapuche que son violentados diariamente por políticas estatales, a los estudiantes que fueron apaleados por querer una educación gratis y de calidad, y a cuanto joven poblacional que muere en lugares en donde brilla la ausencia de las cámaras y las palabras de justiciero del Presidente.

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Foto: www.fotopresidencia.cl

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4 Comentarios

servallas

El tema de la delicuencia como slogan de campaña no fue un recurso sólo de Piñera, también Lagos llegó con un discurso similar «delincuentes no voten por mi», ambos no hicieron nada.
El problema de fondo es que ciertos grupos, y quizás tu suscribes con algunos, hacen la ecuación delicuencia igual lucha social, una ecuación que nos tiene ahogados en el abuso, la brutalidad y la impunidad. Parece que no has sufrido el ataque de la delicuencia por eso tu discurso es light, florido, así mezclas las multitiendas que deben ser tus fantasmas con este tema.
Pobre visión, si no controlas la delicuencia no llegas a ninguna parte, la lucha social, las revindicaciones, las exigencias de los derechos ciudadanos son otra cosa, ojalá lo aprendas en la escuela de periodismo.

    Luis Gonzalez

    Volví a leer la entrada para ver dónde el autor hace una apología de la delincuencia. Curioso, no encontré ninguna.
    Le facilitaré la comprensión. Dos puntos centrales tiene el articulillo:
    1- La concepción de «justicia» de la derecha deviene de una falta de comprensión sobre el origen social de la delicuencia y de su visión simplista y maniqueísta del mundo y las personas.
    2- Piñera a lo largo de su gobierno ha interferido con el poder judicial. Recordemos que la separación de los poderes es un tema central para la buena salud del Estado de Derecho, por tanto, si un presidente no lo tiene claro es una falta grave que demuestra su falta de respeto por los ciudadanos y el Estado.
    Ahora bien, una vez puestas las cosas en su contexto la cuestión es más sencilla. Se puede:
    a) Apoyar el actual sistema judicial.
    b) Estar en contra de éste.
    En lo personal concuerdo con usted en que el sistema judicial es muy blando, pero ello no quiere decir que suscribo la visión simplista de Piñera ni apelo a un enredo entre los poderes, nótese por favor la diferencia.
    La delincuencia tiene que ver con factores complejos que involucran una mala administración de la riqueza, falta de oportunidades, educación deficiente y razones culturales. ¿Quiere ejemplo de cada una?
    Hay investigaciones que vinculan la frustración y el estrés a la desigualdad de ingresos. Psicológicamente eso predispone a la violencia a varios niveles. Le recomiendo leer «Desigualdad: un análisis de la infelicidad colectiva»
    La falta de educación y oportunidades predispone al círculo de la pobreza. Lea la obra de Oscar Lewis para aprender sobre lo que se denomina «cultura de la pobreza».
    Sobre las razones culturales la cosa está más soterrada. Estamos insertos en la civilización occidental, cuya cuna es la Europa moderna. Max Neef en «Economia descalza» en sus interludios teóricos esboza algunas de estas características heredadas. Básicamente el estar desprotegidos y en competencia continua lleva a las personas a tomar decisiones que van en contra de la convivencia colectiva, lo cual es obvio; si no sientes que eres valioso para la sociedad ¿para qué tener respeto por ella?
    Ahora bien, ud. puede apelar al libre albedrío de las personas, ya que a nadie se le obliga a delinquir, todos somos libres para decidir nuestros actos, etc etc. Bueno la verdad es que el libre albedrío no existe. Somos animalitos skinnerianos, máquinas biológicas que se comportan de acuerdo a lo que el medio les ofrece y a lo que la herencia nos entrega. Y cuando el medio es injusto y cuando nuestro entorno familiar es desequilibrado, entonces no se puede esperar otra reacción que algo torcido de la gente.
    Y con toda esta diatriba el punto finalmente es ¿qué ganamos con hacer y llenar más cárceles si tenemos una sociedad que genera potencialmente innumerable violencia?

servallas

Estimado, normalmente es el autor del artículo quien responde a algún cuestionamiento sobre sobre el enfoque de su artículo, ahora bien, cuando afirma «…no dejé de recordar a los mapuche que son violentados diariamente por políticas estatales, a los estudiantes que fueron apaleados por querer una educación gratis y de calidad, y a cuanto joven poblacional que muere en lugares en donde brilla la ausencia de las cámaras y las palabras de justiciero del Presidente…, en realidad lleva las cosas para otro lado, crea una cortina de humo y confunde las cosas, quizás le lleve el odio que siente hacia Piñera, normalmente odio irracional que construyen las ideologías y sus gurues en cierta mentes . Respecto al tema central, la crítica a la verdadera delincuencia y las malas leyes o los malos jueces y políticos, queda difusa, pero creo, y podría equivocarme, que es eso lo que busca, mezcla cosas, las manosea de modo que cualquier joven finalmente mira el mix como una sola situación. La delincuencia estimado, no esta en el alma del ciudadano pobre, ni en el mapuche, ni siquiera en la familia de Sanchez del libro de Lewis, esta en la maldad, en la pérdida de humanidad, en el desprecio por el otro, por el deseo enfermizo de tener rápido lo que no se obtiene por la via del sacrificio personal, si alguien no toma en serio eso, no importa si es de izquierda o derecha, tendremos problemas.

nelson padilla axt

Que curioso, la definición del sr Valladares desde «La delincuencia estimado…….corresponde a la descripcón de lo que hoy día se llama un emprendedor, aquel que se pasa las reglas por salva sea la parte, que no paga las imposiciones de sus asalariados, que evade impuestos, etc. Si no me cree, lea la entrevista en The Clnic al presidente del Centro de apoderados del colegio La Girouette sobre la denuncia de estafa por boletas falsas » todo el que tiene una empresa sabe que se hacen esas cosas» o » quien no haya emitido una boleta falsa que lance la primera piedra». Ahí están los que quieren llegar rápido a tener, los que se pasan por el aro las reglas y a los que no les importan los demás, La Polar, etc, etc, etc. Que tiene que ver eso con un simple ratero? Eso es lo que se ha instalado en la sociedad chilena, el camino corto hacia el éxito, mañana será héroe el sr Ponce y el sr alcalde de La Polar será condecorado y elegido de nuevo «ejecutivo del año». Piñera es sólo un representante de ello, y por siaca, me patean tanto los comunistas como los «emprendedores»