Durante el invierno de 1953 y mientras Carlos Ibáñez gobernaba por segunda vez nuestro país, nace el Instituto de Seguros del Estado (ISE); compañía estatal encargada de custodiar y asegurar todas las empresas públicas del país, ante cualquier tipo de riesgo. Tal suerte no duraría por siempre, tres décadas más tarde el ISE ya no continuaría siendo una empresa del Estado, ya que al finalizar la dictadura cívico-militar de Pinochet y bajo la ley 18.679, se permite disolver dicha institución. En 1989, tras una curiosa y urgente modificación legal, se suprime la posesión del 99% en manos de la CORFO y del 1% del Fisco, y se privatiza totalmente. Es aquí donde aparece el altruismo y filantropía de dos humildes ingenieros comerciales de la PUC; Carlos Alberto Délano y Carlos Eugenio Lavín –ambos colaboradores con la tiranía del oxidado dictador; el primero como asesor del Ministerio de Salud (1977-1978), mientras que Lavín se desempeñó como Superintendente de Seguros.
En el Chile encabezado por los valientes militares y cristianos derechistas, no sólo hubo exterminio de quienes no compartían su visión ideológica, sino que también de sus empresas. Así fue como los discípulos de Milton Friedman se fueron de juerga y obscena orgía durante 1985 y 1989, y arrasaron con todo símbolo estatal; dicho hedonista y cruel banquete tuvo un saldo de 30 empresas estatales privatizadas, las cuales arrastraron pérdidas que ascienden a los mil millones de dólares. Fue en ese momento –época dorada para los fundamentalistas del Neoliberalismo- en que los dueños del Grupo Penta (hoy ambos en prisión preventiva en cárcel Capitán Yáber) aprovecharon esta oportunidad hecha a la medida, y adquirieron la antigua empresa estatal (ISE) por un burdo valor de 5 millones de dólares. Posteriormente, los especuladores de Lavín y Délano, vendieron su “inversión” en 4 veces el valor que la adquirieron; obteniendo 20 millones de dólares pagado por la empresa francesa de Seguros AGF, dejando atrás la posesión estatal que durante 34 años fue de todos los chilenos. La truculenta transacción se llevó a cabo mientras que Büchi se desempeñaba como Ministro de Hacienda de Pinochet y Larroulet, como jefe de su gabinete. Resulta muy curioso que este cuarteto de esforzados y emprendedores hombres de trabajo, se toparan nuevamente por cosas de la vida; esta vez compartiendo el directorio de la Universidad del Desarrollo (UDD) –una de las 12 universidades privadas del país que se encuentran actualmente investigadas por lucro-, así lo detalla la periodista María Olivia Monckeberg, en su libro “Saqueo de los Grupos Económicos al Estado chileno”.
Años más tarde y a consecuencia de la condescendencia de la Concertación con este modelo impuesto en Dictadura, la empresa Penta amplió sus modestos emprendimientos imponiéndose así en rubros Educativos (UDD), Salud (Banmédica, Clínica Santa María, Help), Inmobiliario, Seguros, entre otros; administrando activos por más de 20.000 millones de dólares.
Es muy probable que desde la detención de Pinochet en Londres, no estuviésemos tan atentos a las palabras de un juez, como lo fue con la formalización de los protagonistas del Caso Penta. Resulta que cuando esperábamos oír al juez Escobar decretar “clases de ética empresarial” o “trabajo comunitario en Cachagua”, este aceptó lo dispuesto por la Fiscalía Nacional y envió a los controladores del holding, junto al ex Subsecretario de Piñera y el resto de los investigados, a prisión preventiva por representar un peligro para la sociedad.
Ese día yo me encontraba trabajando en un restorán y la opinión de la gente no difería mayormente; se percibía una sensación de triunfo popular volviendo de la guillotina en la plaza pública. ¿Y cómo no? Si dos peces gordos, colaboradores y cómplices de la dictadura cívico-militar y quienes se enriquecieron por medio del violento y traumático asalto al Estado chileno –al igual como cuando el ex Pdte. Piñera fue declarado reo por defraudar al Banco de Talca en 1982– se les privaría de libertad, al menos durante se prolongara la investigación.
Para estos personajes ya contaminados por el virus de la corrupción, lo más conveniente es que pensamos que “todos los políticos y empresarios son iguales, unos ladrones”, porque a través de aquella generalización -que sólo se menoscaba al honesto y encubre el lacayo- nos transformamos espontáneamente en “analfabetos políticos”, tal como lo denominó Bertolt Brecht.
Pero, ¿por qué estos inescrupulosos podrían considerarse como un peligro público? Lo menos trascendente del Caso Penta es el enriquecimiento personal de Délano o Lavín o el ilícito financiamiento del holding a la campaña electoral del partido más conservador y pinochetista de Chile (UDI). Lo medular se aleja de esas aristas y le afecta directamente a usted, a mí, su familia y la mía; es la evasión tributaria, es decir, el cese o la ínfima recaudación de impuestos que por ejemplo; impide aumentar el número de médicos y enfermeros en el sistema público de salud, el incremento del salario de docentes en escuelas rurales o simplemente que jóvenes chilenos no continúen endeudándose con el Crédito CORFO o Aval del Estado, para poder estudiar.
Por ello, no es casualidad que estos principales grupos económicos sean los principales financistas y colonizadores de algunos partidos políticos de Chile. Los favores se devuelven en el Congreso, mientras discutimos angulares proyectos para el país, los financiados honorables obstruyen todo intento de sabotaje al emprendimiento de sus patrones y mentores. Sin embargo, tampoco me parece apropiado manifestar la cliché frase “que se vayan todos” -muy popular durante la crisis financiera y revuelta social ocurrida en Argentina durante el 2001- es cierto, corresponde a una consigna justa, pero a la vez, extremadamente imprecisa. Para estos personajes ya contaminados por el virus de la corrupción, lo más conveniente es que pensamos que “todos los políticos y empresarios son iguales, unos ladrones”, porque a través de aquella generalización -que sólo se menoscaba al honesto y encubre el lacayo- nos transformamos espontáneamente en “analfabetos políticos”, tal como lo denominó Bertolt Brecht.
Finalmente quisiera transmitir que no bajemos las “antenas” ni mucho menos nos rindamos ante estos actos de corrupción, cohecho y lavado de activos. Informémonos de nuestros candidatos, sin obsecuencias ni sesgadas lealtades. Estoy convencido que la ciudadanía activa, su presión, atención y reclamo ante este escándalo político-tributario, fue determinante en que Délano, Lavín, Wagner o Bravo estén tras las rejas –aunque sea como medida preventiva-. Neguémonos a la normalización de los casos Penta, Dávalos, La Polar o colusión de farmacias; por nuestra dignidad, la de nuestros padres, hijos y en memoria de todos aquellos que perdieron la vida por impedir que este sistema triunfara y enriqueciera aún más, a los mismos de siempre.
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lientur
Aquí no ha habido ciudadanía activa, ni menos organismos fiscalizadores cumpliendo con el mandato que los constituyó. Los casos de corrupción se han sabido porque personas, tan codiciosas como los actualmente imputados o cuestionados, hicieron público su descontento porque estaban siendo perjudicados económicamente. Por tanto, la probabilidad de que se descubran otros casos queda dada por el azar, no porque la institucionalidad funcione como nos han tratado de hacer creer.
Lisandro Burgos
El perverso capitalismo, Pinochet y otras yerbas. Se me hacen puras consignas populacheras, discurso de boticario, cuando la cuestión es mucho más simple, y por lo demás en absoluto nueva. Recordemos el sujeto que exportaba piedras por enlosados: La evasión tributaria y los fraudes con la devolución de impuestos son más viejos que mi bisabuela. Históricamente, en Chile y en el resto del mudo, las tesorerías han vivido miles o quizá cientos de miles de veces esta misma situación, por la sencilla razón de que son totalmente ineficaces. Ven la punta del témpano con suerte. Y seguirá siendo del mismo modo por varios siglos. Cada uno de nosotros, ¿cuántas veces no ha comprado sin boleta?, ¿y cómo podría el fisco controlar cada transacción? Simplemente, no puede.
MARIA SANTIBAÑEZ
FELIPE CASI EN TOTAL ACUERDO INTERPRETAS EL SENTIR CIUDADANO
Jose Wohlk
Y dale con Pinocho y la derecha. Se olvidan que los más capitalistas han sido los gobiernos de la Concertación (Concertación para seguir cagándonos) ya que ellos vendieron más de Chile que lo que vendió Pinocho. Si no vean el negocio de los cara ra Lagos, Frei, que vendieron las carreteras, el agua, por ejemplo. Pero lógicamente continúan sesgando la verdad para continuar en el poder y tratar de empatarle a Pinocho. Y de hecho creo que ya lo lograron y ahora están por las ganancias.
Rosa Leticia
Por que nunca mencionan el robo de Ponce Lerou, tb se llevó empresas estatales a huevo, pagadas con préstamo (que nunca pagó) estatal y un par de vacas.
Está derecha que manda hoy defiende tanto y amenaza por que deben su fortuna a todas las tropelías cometidas en Dictadura, así tb los Matte le quitaron a los mapuches sus territorios y exigen al gobierno que aplique ley terrorista, por ellos ya hubiesen acabado con todos los mapuches como hicieron los españoles que exterminaron a los Onas en Punta Arena
Que indignación la impunidad de estos personajes por las conciencias que compran.
Luis G.
Excelente columna. Me deja impresionado y sin comentarios.