José Antonio Kast es heredero y continuador político de Jaime Guzmán, o sea, del ideólogo de la dictadura militar. José Antonio Kast es un entusiasta y confeso pinochetista, en consecuencia, relativiza la violación de los derechos humanos, relativiza la tortura y a los detenidos desaparecidos. Bueno, en general, Kast relativiza todos los crímenes y atrocidades del dictador.
José Antonio Kast dice que «no tiene nada contra» los gays, contra las lesbianas, las personas transexuales o de cualquier minoría sexual, pero legisla y argumenta en contra de ellas, promoviendo el dejarlas en el desamparo de la ley y del Estado. “Que se las arreglen solos”, ha sostenido. Obviamente está en contra del matrimonio igualitario.
José Antonio Kast está en contra de la aprobada Ley de Aborto Terapéutico en 3 causales. Dijo que si llega a la presidencia, su primera medida a ejecutar sería eliminarla. Cero empatía hacia las mujeres.
José Antonio Kast permanentemente criminaliza la causa mapuche, reduciendo su enfoque sólo a militarizar la zona y “aplastar el movimiento”. Ha mostrado un nulo interés en trabajar y avanzar en ese tema: “No existe la idea de la reivindicación del pueblo mapuche, ya que Chile es uno solo, con una sola bandera”, afirma majaderamente.
José Antonio Kast criminaliza el fenómeno de la inmigración. Lo ve como un “problema”, en lugar de una oportunidad. Ha dicho: “en los últimos años ha aumentado el número de personas que ingresan al país con visa de turismo, pero terminan realizando actividades remuneradas de manera irregular, apoyando actividades subversivas en la zona de La Araucanía o tráfico de drogas y personas”. Una vez más, criminaliza un fenómeno. Todos en el mismo saco, o en la misma frase, que es lo mismo.
A todo lo anterior, hay que sumar que Kast se presenta como candidato a la presidencia de la República. En la actualidad, ahora como candidato vitalicio, se pasea y paseará por cuanto lugar pueda para poner sus ideas y posturas sobre la mesa.
Como José Antonio Kast sabe muy bien que genera anticuerpos en muchos adversarios políticos, hace más públicas sus posturas, con una sola finalidad: hacer que "pisemos el palito". Kast sabe que su discurso “violenta”.
Como Kast sabe muy bien que genera anticuerpos en muchos adversarios políticos, hace más públicas sus posturas, con una sola finalidad: hacer que pisemos el palito. Kast sabe que su discurso “violenta”. Y se expone a aquello. Sabe que no faltarán los que pisen el palito, y caerán en la trampa. Actuarán de la forma más estúpida e irreflexiva posible: aplicando violencia para silenciarlo. Y este juego, planificado por él, lo beneficia.
No debemos pisar el palito. Rebajarse a sacar a patadas a Kast de una universidad para que no hable es una soberana estupidez que, insisto y reitero, me da vergüenza. No le doy ningún margen a la justificación del acto. No corresponde. Nos denigra como sociedad. Ya bastante daño y dolor le ha generado la violencia a Chile como para naturalizarla o intentar “explicarla”, en cualquier nivel.
Para mí, lo más doloroso de este hecho es que ocurrió en una universidad. A Kast hay que derrotarlo en el plano de las ideas. A Kast hay que derrotarlo en el juego democrático. Sus ideas son malas y hay que demostrarlo. ¿Dónde más se debe fomentar y propiciar el debate de ideas –por muy duro que sea hacerlo- que en una Universidad? Las universidades no debieran ser sólo “fábricas de profesionales” o “adiestradoras de gente para el mercado del trabajo”. La Universidad, por sobre todo, debe ser el lugar donde la sociedad se mira a sí misma, el lugar donde se reflexiona el tipo de país y sociedad que queremos ser. Ahí, en una universidad, es donde se puede y debe debatir. Y proyectar a la sociedad. El que hayan ocurrido estos hechos en una universidad puede ser una señal de que tal vez nuestras universidades sí se han convertido sólo en una factoría de profesionales. Si es así, ello debe ser corregido.
Ojalá no volvamos a caer en la trampa de la irracionalidad, y no volvamos a pisar el palito de José Antonio Kast. Hacerlo -rendirse a la violencia- es una vergüenza.
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Javi-Al
Estimado, El Sr. Kast representa un 8 % del electorado nacional, hay chilenos que piensan como él, es una corriente de opinión, y aunque no estemos de acuerdo con él, hay que respetarlo. Lo que Ud. considera una verdad absoluta, su verdad, puede no serlo, nadie es dueño de la verdad, todo es relativo y hoy, en la contemporaneidad estamos muy a merced de lo que dicen grupos de presión interesados a nivel mundial. Es seguro que Ud. respeta al Sr. Navarro que sólo representa a un 0.4 % de lo que piensan los chilenos, y aún con ese porcentaje es para mi respetable, no lo trataría como una bestia negra. La democracia es la capacidad de tolerarnos unos a otros, cuando esta cae, se apaga la luz para todos.