La derrota sufrida por la opción Apruebo en el plebiscito de salida el pasado 4S, está dando lugar a distintos niveles de reflexiones. Es lo que corresponde, porque en las conclusiones que extraigamos, se encuentra la llave para las acciones futuras. Esta etapa del proceso requerirá distintos tipos de miradas y será necesario, con respeto, estar abiertos a todas ellas.
Se trata de abordar la derrota desde una visión lo más comprehensiva que sea posible; en positivo, pero sin por ello eludir los errores u omisiones, la falta o exceso de énfasis, que contribuyeron a que el domingo 4 de septiembre no haya sido el día que nos permitiría mirar el futuro con otros ojos. Lo peor que pudiera ocurrir no son las miradas distintas, sino que no las haya, que se mire para el techo o se evite con ello el duro aprendizaje por la vía del silencio.
Estas líneas se anclan justamente en el convencimiento que varias de las propuestas contenidas en el proyecto de nueva constitución son el tipo de respuestas que Chile necesita y no existe razón alguna para abandonarlas. Será por el contrario motivo de particular ocupación la propuesta de Estado Social Democrático de Derecho, que acá y en otros textos sobre la materia, reivindicamos como uno de los logros más significativos del pasado proceso constitucional y, si se prefiere, la mejor síntesis de la historia política y social de Chile de los últimos 50 años.
A decir verdad, la superación del Estado subsidiario de la dictadura por el Estado social, bien valía toda la propuesta de nueva constitución, no obstante que, como también se ha dicho y reiterado, otros cuerpos del proyecto de constitución rechazado dibujaban un futuro coherente y en sintonía con éste. Pero como la vida está plagada de paradojas, es muy probable que el contenido rechazado acá, sirva de insumo para otros pueblos y naciones que busquen respuestas similares a los problemas nuestros y que el proyecto de nueva constitución abordó en relación a la profundidad de los desafíos que tenía por delante. De hecho, fueron múltiples los científicos, políticos, economistas, medioambientalistas, lideresas y otros, que le brindaron su apoyo. El mundo no es solo circulación de mercancías.
Por eso que cuando aún no parte un nuevo proceso constitucional, en el que la derecha se arroga para sí el resultado del pasado referéndum y busca por todos los medios posibles asociarle al Rechazo sus intereses y modelo de sociedad que sigue estando en crisis, quienes nos manifestamos por el Apruebo debemos tener claridad que, aunque dura la derrota, no partimos de cero.
En efecto, no podría ser considerado partir de cero cuando de por medio existe un respaldo de más de 4 millones de almas al cambio de Constitución en el sentido que propuso la Convención. Que no fue suficiente para conseguir el triunfo resulta casi obvio, pero el trecho avanzado es sencillamente enorme si consideramos que nunca antes en la historia de Chile se había conversado tanto de Constitución y normas legales, de propuestas de género e inclusión social de sectores históricamente marginados.
En cerca de 3 años, se avanzó en términos de contenidos lo que no se había logrado hacer en 50. Eso queda en la memoria colectiva, son aprendizajes de largo alcance y servirán para amalgamar propuestas políticas y metodologías acordes a los objetivos por alcanzar de cara al presente y sin ninguna duda al futuro. En resumen, pese al escenario de tergiversaciones en el que se desarrolló el proceso anterior, al purismo de algunos sectores de la propia convención que finalmente coadyuvaron a un desenlace negativo, existe en la sociedad una experiencia invaluable, un aprendizaje que solo el tiempo probará en términos de su profundidad.
En efecto, no podría ser considerado partir de cero cuando de por medio existe un respaldo de más de 4 millones de almas al cambio de Constitución en el sentido que propuso la Convención.
Pero, además, hoy existe, más que antes del 4S, mayor conciencia social respecto a los peligros que entraña el calentamiento global, la crisis alimentaria y energética, la sequía y la pandemia, temas puestos sobre la mesa en la propuesta de nueva constitución. Al respecto, Chile y el mundo acumulan cada vez más evidencia sobre todos estos efectos ocasionados por el hombre y su codicia, problemas que, concatenados como se presentan hoy, ponen en riesgo la sobrevivencia de la especie humana en el planeta como nunca antes. Esos problemas no se resuelven comprando bolsas ecológicas en el supermercado y seguirán marcando la pauta si es que la humanidad no da un urgente giro en su modo de producir bienes y servicios y controla el productivismo extremo que se está llevando por delante al planeta.
Pero aparte de esos macrotemas estratégicos – y a propósito de supermercados- qué ejemplo más contingente y demostrativo de las relaciones sociales y económicas asimétricas imperantes en el conjunto de nuestra sociedad, entre quien, en este caso, posee poder económico y el consumidor, que en abierta desventaja respecto del primero se ve menoscabado en su integridad personal al ser objeto de sospecha y expuesto al escrutinio público, cuando los dueños de supermercados así lo estiman. No deja aquello de ser otra expresión de lo viciadas de las relaciones de poder en la sociedad, pendientes de resolver en una perspectiva democrática y que la Convención, en lo específico, proponía superar concediéndole más poder al Sernac, algo por lo demás rutinario en cualquier país de desarrollo medio o avanzado y con Instituciones equivalentes destinadas a la defensa del consumidor.
¿Cómo sigue el proceso constituyente? Como era de esperar, la derecha, que se arrogó el triunfo incluso en términos ideológicos y se auto concedió un cheque en blanco, se encuentra por estos días buscando sus mejores argumentos para que el proceso constituyente siga su curso según sus intereses y cosmovisión, vale decir, apegarse todo lo posible a la Constitución del 80. Sería erróneo negar una disputa de visiones en su interior, pero en lo sustantivo lo que este sector persigue es tutelar el proceso constituyente que surja de las actuales negociaciones.
Las fuerzas políticas y sociales del Apruebo, en esta opinión, deben orientar su accionar en dirección a que se respete la soberanía popular que en el Plebiscito de entrada definió los mecanismos del proceso constituyente, que siguen vigente. Y los objetivos políticos por alcanzar un país más democrático y justo, que tienen larga data, también.
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