Alejandra Kollontai (1872-1952); Comunista y revolucionaria, fue la primera mujer de la historia en ocupar un puesto en el gobierno de una nación y una de las figuras más importantes de la Revolución Rusa e hizo grandes aportes a la teórica y práctica del socialismo y feminismo.
¿Cuál es el fondo de la “Cuestión Femenina” en sus planteamientos?; reconoce que el tema va más allá que sólo aceptar las particularidades y la autodeterminación femenina; considera un elemento fuertemente “social” y que la subyugación se daría mayoritariamente por factores “socio-económicos”; y que, si deseamos la emancipación total, esta no se podría lograr sin que existiera un cambio radical en todas las estructuras que se relacionan con la vida.
Por lo tanto; su visión va más allá de una revolución centrada en la economía, la propiedad y en los medios de producción; sino que, debía ir vinculada fuertemente en una revolución de tipo sexual, de orden moral y psicológica de toda la humanidad; lo que implicaría el nacimiento de una mujer y un hombre nuevos; con nuevas visiones ideológicas, morales y sexuales, que cuestionen existentes las relaciones de producción, de poder y sociales.
Con respecto a la familia tradicional; considera que el “amor libre” en vez de liberar a la mujer, la mantendría en una nueva situación de precariedad y que le tocaría asumir el lado negativo de aquella inestable fórmula; plantea que la mujer sin haberse librado de las cadenas materiales estaría doblemente dependiente “del capital y de su marido”, propone una “moral única”, igualmente obligatoria para el hombre y la mujer. Oponiéndose al desorden de las costumbres sexuales modernas y postulando una unión libre fundamentada sobre un amor verdadero.Únicamente una serie de reformas radicales en el ámbito de las relaciones sociales, reformas mediante las cuales las obligaciones de la familia recaerían sobre la sociedad y el Estado, crearía la situación favorable para que el principio del “amor libre” pudiera en cierta medida realizarse. A. Kollontai
En su forma de ver el amor, lo entiende como un sentimiento social y la forma en que se vive está condicionada por la cultura e influenciada por las lógicas de dominación existentes en ella; por tanto, el amor sería una construcción social y sus valores e ideología podrían cambiar con el paso del tiempo; en esta construcción “la moral” dicta que es aceptable o no y encadena al mismo como un instrumento de opresión al servicio del capitalismo y patriarcado.
Alexandra Kollontai aportó a la Liga Mundial por la Reforma Sexual, con base en Berlín; si bien en esos momentos se entendían que las demandas “gays” no eran de las masas; la despenalización de la homosexualidad en la Revolución Rusa se entendía como parte fundamental de la emancipación de la humanidad de la esclavitud asalariada y de cualquier tipo de opresión; dado que el capitalismo transformado en poder desde los gobiernos, constantemente somete y discrimina por orientación sexual e identidad de género, siendo este un elemento que también forma parte en los mecanismos sociales de división y de los explotados y oprimidos; sumando además, una opresión de tipo moral. Lamentablemente esos avances dieron pie atrás con la contrarrevolución de Stalin, culminando en la penalización de la homosexualidad en mayo del 1934, donde además se identificada a la comunidad LGBT como “desclazada” y “elementos funcionales y proclives al fascismo”.
Por último, con respecto a la participación política; considera que existe un abismo insalvable entre las mujeres burguesas y las proletarias, colocando sobre la mesa la desconfianza en que estas últimas dejarían a las proletarias abandonadas -luego que consiguieran ascender a funciones políticas relevantes- y denunciando el alcance del feminismo burgués en la lucha por la igualdad; el cual se movería dentro de los marcos propios de las clases sociales y que estas mujeres les abriría una puerta a una nueva gama de privilegios, por lo que considera que tener igualdad de derechos se podría; pero, sólo dentro de un ámbito de trabajo socializado, armonioso y justo.
En conclusión, el estudio de la Revolución Rusa nos permite visualizar el vínculo que existe entre la lucha por el socialismo y la lucha por la liberación de las mujeres, desde un punto de vista histórico es un aporte inmenso para entender el proceso social que sigue hasta hoy en día; entendiendo que la liberación de la mujer se mueve en aspectos mucho más estructurales de clase social que por aspectos de su naturalidad de ser mujer, colocado el énfasis en desmarañar las formas en que el capitalismo controla los cuerpos de las mujeres y modela su identidad de una manera funcional al sistema; posicionando “el amor” como requisito fundamental básico de un proyecto socialista, dado que este proyecto exigiría un alto grado de desarrollo de la solidaridad y colaboración, que sólo se podría lograr con un nivel elevado de empatía y de esta manera, soñar con llevar las relaciones interpersonales a un nuevo nivel de respeto por todas las formas de vida, lo que sin duda sería una revolución radical para toda la humanidad.
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