#Política

No estamos cívicamente maduros

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Es una vergonzosa realidad. Leo los artículos aquí publicados, leo las respuestas y el paupérrimo contenido de los debates, y medito en la cuestión.

No extrapolaré esta impresión a otras naciones del continente, porque sería aventurado. Pero sin lugar a dudas, en nosotros hay una significativa falta de preparación. Parto de la base que aquí se invocan derechos por todo, en el tema que sea, y se cree que hablar de derechos es argumentar.

Desde mi perspectiva, ¡Es el colmo!, ¡Es una vergüenza! ¡Cómo no darse cuenta que alegar por esto y aquello únicamente invocando derechos, sin siquiera cuestionarse por qué se los tendría, cuáles serían sus consecuencias, sus implicancias, de dónde vendrían, es exactamente lo mismo que un mocoso con rabieta exigiendo su dulce simplemente porque él lo quiere!

«Tengo derecho al aborto, tengo derecho al aborto» ¿Qué significa eso? ¡Nada en absoluto! Apenas ignorancia. Ni siquiera los parlamentarios de izquierda apoyan esa vergüenza; el aborto para cualquier caso, y lo restringen a solo tres casos. Porque no son seres desnaturalizados. Los niños no se defecan, no se desechan. Las mujeres de verdad, con sentimientos propios de nuestra condición animal, seres de sangre caliente, sienten esa conexión con los hijos, no pueden sustraerse de ella, no necesitan leyes que las conminen. Adoran a sus hijos aunque no los hayan planificado. Y se justifica en cambio el aborto como última ratio, por las tres muy especiales razones ya por todos nosotros conocidas.

No hay ningún interés por la verdadera polémica, por los dilemas morales, por las paradojas; En definitiva, por la riquísima profundidad de la vida y sus contradicciones.

Hay otros temas más, pero todos tienen la misma tontera en común: Salvo contadas excepciones: son estériles, son infantiles y aguados. No tienen gracia. No hay ningún interés por la verdadera polémica, por los dilemas morales, por las paradojas. En definitiva, por la riquísima profundidad de la vida y sus contradicciones.

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7 Comentarios

ricardo

hablas de ignorancia y la verdad es que tu nivel de argumentación es bastante deprimente, no solo eso sino que en tu ausencia de respaldo tratas a personas que apoyan al aborto como inmaduros e infantiles y tratas su manera de pensar como una tontería. y que pienses eso no es el problema, es tu derecho pero, deberías darte el tiempo para explicar el porque piensas eso.

Hablas de dilemas morales y paradojas y crees que con esa simple frase tienes el debate en el bolsillo sin entrar a profundizar en estos temas. Mi critica no va dirigida a tu manera de pensar, aunque es claro que mi postura es totalmente opuesta solo quiero apuntar al nivel de los argumentos en este articulo.

    Lisandro Burgos

    ¿Quieres profundizar los temas conmigo, Ricardo? No tengo problemas. Adelante, pues. Tiempo le dedico. ¡Lo malo es que no hay debate! ¿Que quieres mejorar el nivel de las argumentaciones?, ¿pero cuál nivel? «Tengo derecho, tengo derecho», esas son las argumentaciones en todos los temas; en el aborto, el matrimonio. «¡Tengo derecho a comerme unos niñitos envueltos!» Eso no es debate, es pataleta.

Guillermo Cobo Arnaiz

Saludos desde Alicante España:

Sobre el tema de fondo en cuestión, de verdad que no hay debate sino entidades y poderes de todo orden que violan constantemente derechos para unos, normalmente para la sociedad de a pie. Mientras tanto, estos mismos detractores de derechos para el caso que se invoca como es el aborto, gozan de total impunidad a través de poderes socio económicos para llevar a cabo lo que se les antoje cuando quieran y donde quieran, servicios públicos y privados, sólo basta en quien es quien o a quien conoces… para que a falta de medios operen otros factores como es el tráfico de influencias por activo o por pasivo.

Es cierto que hablar de derechos, no debe jamás pasar por el libertinaje, por ende la irresponsabilidad pasional para luego cometer actos irracionales. No obstante, derechos en toda su dimensión aplicable en todos los distintos aspectos de la vida que ello conlleva, derechos, no es un «hoy me despierto con derechos,» sino que estos están reconocidos de forma universal para una sociedad civilizada. Civilizado es legislar derechos en derecho, la ciencia moderna puede predecir ciertas dificultades y/o riesgos de ello en vida presente (la madre) o vida por venir. A esto se suma la imponderable situación económica de quienes puedan enfrentar casos extremos, que en estricto rigor, no pueden abordar constituyendo una «carga» emocional para padres, familias y tal vez, una paupérrima vida para quien padece ciertas patologías especiales, simplemente porque otros ajenos a su entorno cercano decidieron los derechos de su familia y sus derechos. Por otra parte, más tarde que temprano será carga indirecta al estado o instituciones como la Teletón entre otras afines. Ciertamente en derecho, también es de aplicación para casos de violaciones con resultante de embarazos, no sin antes una debida investigación de hechos, no es lo mismo acreditar una violación, a que una investigación arroje que no ha sido tal con resultado de que eran una pareja que no midió consecuencias, máxime por estos tiempos en que sí están los medios de prevención, aquí no hay derechos sino deberes.

Dicho lo anterior, es un derecho a decidir «libremente» con la acreditación profesional de por lo menos dos a tres filtros de certificación (para evitar usos y abusos a través de terceros) si se quiere o no llevar adelante la gestación. Muy distinto y en donde estoy totalmente de acuerdo, como he dicho antes, es dar pábulo a la bandera del derecho para despropósitos inhumanos, dignos de toda condena social y judicial si cabe, aplicar un derecho al aborto por razones cuasi antojadizas por «inmadurez» o factores de pareja e intromisión familiar para evitar la gestación. Libertad y libertinaje no son compatibles, como tampoco lo es traer vidas al mundo de forma irresponsable para luego abandonarles y largarse a vivir la vida. Para este último comentario sobre abandono de menores, quedan cordialmente invitad@s a mi página de abuelos, mejor si en el contexto de la misma, resuelven dar un apoyo, en su día hace poco más de dos años desde la creación de la página, creímos era nuestro caso, poco tardamos en darnos cuenta por medio de comunicaciones para con la página, que es un tema social grave ya que nos escriben desde distintos lugares del mundo de habla hispana y como no, siendo abuelos chilenos, también recibimos pesares de abuelos con sus niet@s en Chile.

En Facebook: http://www.facebook.com/guillermoyrosa
En Twitter: https://twitter.com/desusNietos

Saludos cordiales.

    Guillermo Cobo Arnaiz

    Por cierto hablando de derechos como un todo en su contexto general, creo que no les aparece el perfil desde donde comenté anteriormente, delicado tema en donde todos los estamentos pro derechos y medios a los que he escrito, les puede más la indiferencia que su razón orgánica por la que están constituidas según corresponda en atención como entidad o de información en el caso de medios de comunicación.

    Saludos.

    Twitter como Guillermo Quiere Justicia https://twitter.com/quierejusticia
    Facebook: https://www.facebook.com/guillermoquierejusticia?fref=nf

diegoaleksov

diegoaleksov

¿Qué más cívico que conocer tus derechos? Tu crítica es vacía y vaga, no existe «la» verdadera polémica. No comprendo si tu crítica se centra en un cuestionamiento ontológico de los derechos subjetivos, esto es, dudar de su existencia; uno metodológico, quiere decir que exista un modo de llegar a ellos; uno epistemológico, que podamos conocerlos como realmente son, etc. Tu escrito no está preparado para el contenido que pretende, pues se maquilla de la misma pobreza que critica. No sé si tu «verdadera polémica» apunta a las grandes interrogantes que planteaba Sócrates en sus diálogos, a las dudas de Descartes y el genio maligno, la teoría del conocimiento de Kant, los estudios del lenguaje de Wittgenstein o cualquier otra «polémica», pero asimilar la protección de los derechos a la rabieta de un niño me parece más que polémico, tontera.

    Lisandro Burgos

    ¿Epistemológicos? No, gnosológicos. ¿O nauseabúndicos? Quizá chamullénticos.

    Déjese de tonteras, estimado. No siento la menor necesidad de sorprender a l@s contertuli@s con términos poco comunes o hacer ver cuánto sé. No soy narcisista, no soy figurón. Allá usted con lo suyo, pero no va conmigo. No a la altura de lo vivido. Cuando sienta que de veras es necesario acordarme de Kant o los demás prohombres, cuyos pensamientos me miran desde los anaqueles a un costado del escritorio, lo haré, pero será cuando de veras haga falta. Esto es simple. Un derecho no es tal porque sí, tiene que estar fundamentado. Lo dije ya en otro artículo: El término «derechos» es una palabra bonita que vende, pero yo no compro cualquier porquería. Primero reviso bien las cosas. Los derechos son facultades, y la facultad de uno siempre afectará a otro. Entonces hay que revisar qué pasa con ese otro.

Lisandro Burgos

Ese es el objeto de los debates. Veer qué consecuencias trae tal o cual facultad, por qué, en qué se basa, si se justifica o no, cuáles son sus consecuencias, con qué podemos compararlo. Así enriquecemos la democracia y el conocimiento. Si me dice en cambio que tiene derecho de picarse un ojo y exige que lo dé por legítimo, es porque no le interesa lo que pienso, solo pretende que haga de megáfono.