Al alero de la conmemoración de los 40 años del golpe de estado diversos sectores de izquierda, así como instituciones públicas y privadas, agitan el ambiente político social del país para rescatar la memoria histórica que deberíamos tener tanto las nuevas como las viejas generaciones. Salen a la luz nuevos documentos, discursos, documentales y exposiciones que nos recuerdan cada vez más lo dividido que está el país respecto a este atentado, que correspondió a una de las muchas dictaduras que derrumbaron la democracia latinoamericana.
Bajo este esquema, los partidos políticos no se han quedado atrás. La Democracia Cristiana trata de cambiar la historia –nuevamente- al negar públicamente su participación en la gestación del golpe, respaldándose en “La declaración de los 13”, manifiesto que solo correspondía a la lucidez de unos pocos miembros de la DC que manifestaban su rechazo al derrocamiento del gobierno del Presidente Salvador Allende. Asimismo, la candidata presidencial Evelyn Matthei se excusa de pedir perdón por la violación a los derechos humanos que se realizaron en al dictadura. Por su parte, la Concertación tiene su postura al respecto: que estas violaciones, las torturas y las muertes son inadmisibles y que esto jamás se debiese repetir, menos ahora que vivimos en un país democrático.
Sin embargo, a dos décadas de la recuperación de la democracia en Chile, ¿cuántos muertos nos ha dejado el accionar de la Concertación? Y no, no me refiero a asesinatos directos por orden del Estado, si no a aquellos que fueron fomentados por la “Ley Antiterrorista» hacia los comuneros mapuches que en el sur, y sin ser cubiertos mediáticamente, han luchado por la recuperación de sus tierras. ¿Cuántos muertos mapuches hubo en los gobiernos de la Concertación y, más aún, cuántos en el gobierno de la candidata presidencial Michelle Bachelet? ¿Cuántos presos políticos quedan aún? ¿Por qué inmediatamente asociamos la violación de los derechos humanos a los actos cometidos en dictadura si hasta el día de hoy las comunidades mapuches viven lo mismo? Y, bajo esta lógica, ¿qué sector político responde por ellos? ¿Dónde está su “ni perdón ni olvido”?
¿Cuántos muertos mapuches hubo en los gobiernos de la Concertación y, más aún, cuántos en el gobierno de la candidata presidencial Michelle Bachelet? ¿Cuántos presos políticos quedan aún? ¿Por qué inmediatamente asociamos la violación de los derechos humanos a los actos cometidos en dictadura si hasta el día de hoy las comunidades mapuches viven lo mismo?
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