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Pueblos originarios y el Estado de Chile

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Para comprender e introducirnos en el tema de la soberanía de los pueblos originarios debemos partir de la base de cuáles son los principales pueblos originarios en tierras chilenas. Aquí encontramos a los Aymaras, Kolla, Rapa Nui, Mapuches, Quechua, Atacameños, Kawéskar, Yagán y Diaguitas. La historia de cada pueblo tiene su estructura y forma de gobernación; pese a esto, hay una continua alteración en la autonomía de su organización, debido a que se deben regir según un sistema institucional chileno que altera constantemente su visión y forma de organización social.

Cuando hablamos de tierras chilenas, nos referimos a su territorio independizado, este Chile que dio inicio a una república independiente, abusada por un imperio español. Del mismo modo, los indígenas siguieron el camino de la lucha y una constante represión en contra a un Estado monopolista por naturaleza, secuestrado por una elite donde los indígenas no formaban parte de ésta y no estarían contemplados para el desarrollo del crecimiento republicano.

La problemática de los pueblos originarios con el Estado de Chile ha sido constante a lo largo de la historia, las demandas por territorialidad y el ejercicio de derechos fundamentales han tomado una gran relevancia; no tan solo en Chile, sino a nivel de América Latina y el Caribe en el siglo XXl. “La dirigencia indígena lentamente ha ido abriendo espacios nacionales e internacionales para plantear la necesidad del reconocimiento de los derechos fundamentales de los Pueblos Indígenas, siendo la recuperación de tierras, territorios y control de los mismos las demandas que irrumpen con más fuerza en la actualidad. Se plantea que estos derechos deben garantizarse mediante normas jurídicas especiales. También se reitera un llamado a los Estados para la ratificación del Convenio Internacional de la OIT y la normativa del Convenio de Diversidad Biológica con plena y efectiva participación indígena” (Globalización económica y derechos indígenas, 1997).

La situación de Chile no escapa de la norma, la soberanía de los pueblos originarios está señalada en la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, suscrita por Chile el año 2007: «Los pueblos indígenas tienen derecho a la libre determinación. En virtud de ese derecho determinan libremente su condición política y persiguen libremente su desarrollo económico, social y cultural (art. 3)».

La soberanía de estos pueblos se define previa al estado; al igual que los derechos indígenas, la autodeterminación indígena ha sido fundamental en la lucha discriminatoria que se ha hecho a lo largo de la historia, esta lucha que ha arrebatado territorios y recursos naturales, lucha que ha causado hasta hoy vidas humanas.

“De acuerdo a la Encuesta Casen del Ministerio de Planificación realizada el 2009,  la población que se autoidentifica como perteneciente pueblos indígenas  alcanza a 1.188.340 personas; es decir, un 7% del total de la población chilena. De acuerdo a la misma encuesta, un 68,9% de la población indígena es urbana. Un 77% no habla ni entiende lenguas originarias y sólo un 12% habla y entiende, siendo la mayoría de ellos mayores de 60 años. Por otra parte, un 20% de la población indígena en Chile vive en pobreza, y en promedio perciben sueldos más bajos que una persona con el mismo nivel educacional no perteneciente alguna etnia” (Morales, 2014).

El Estado de Chile hoy en día sigue imponiendo su soberanía nacional por encima de la soberanía de los pueblos originarios; es impresentable el avance en políticas nacionales en tema de pueblos originarios, su inclusión no regulada dejando de lado la autonomía de los pueblos originarios ha generado el quiebre generacional, lo que se ve reflejado en la pérdida de la lengua, en la perdida de los eventos ancestrales. Su cultura se pierde por un sistema perverso que busca solo un crecimiento económico desproporcionado.

Hoy en día, Chile desconoce a través de su Constitución la multiculturalidad; la plurinacionalidad que enfrenta la realidad del contexto nacional es uno de los desafíos, para que se promueva la integración y el respeto a nuestros pueblos ancestrales.

“Si nos preguntan qué queremos ser, la respuesta es inmediata: no queremos un Estado protector por sobre nosotros, queremos que el Estado nos restituya la soberanía usurpada, es decir, como ocurre en países modernos, tener autodeterminación, si así lo decidimos autonomía, y a través de ella recuperar las potestades de derecho público, las potestades estatales o de gobierno que fueron expropiadas a nuestros ancestros» (Bacián, 2000).

Nuestro país debe enmendar la represión, dominación  y el abandono hacia los pueblos indígenas. “Las políticas llevadas a cabo por el Estado Chileno a través de las legislaciones indígenas han sido caracterizadas por algunos investigadores como anti-indígenas. Ha tendido sistemáticamente a privarles de sus derechos, en una primera etapa (1813-1827) en nombre del Estado y de sus derechos soberanos, sobre todo el territorio nacional; y, en un segundo período, a pretexto de incorporar al indígena a la nacionalidad. Ha desconocido la realidad objetiva e incuestionable, cual es que los mapuches y en general todos los pueblos indígenas constituyen culturas distintas del resto de la sociedad chilena” (Navarro, 2012).

Cuando analizamos la situación de hoy en día, en Chile claramente hay un largo proceso que realizar para garantizar justicia a los pueblos originarios, que el Estado se haga cargo de esta demanda y se generen diálogos resolutivos, en conjunto con las agrupaciones indígenas. El Gobierno de Chile, junto con los representantes de CNCA, estableció un acuerdo con los pueblos originarios, que busca institucionalizar las ideas y demandas indígenas; esto se realizará a través del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio. Esto impulsará el principio del reconocimiento y respeto de la pluriculturalidad preexistente en el país, además de proteger y fomentar la transmisión de la cultura ancestral dentro de las familias en las formas tradicionales utilizadas por los pueblos originarios.

Esto impulsará el principio del reconocimiento y respeto de la pluriculturalidad preexistente en el país, además de proteger y fomentar la transmisión de la cultura ancestral dentro de las familias en las formas tradicionales utilizadas por los pueblos originarios.

El Estado chileno tiene un gran desafío, una deuda con los pueblos originarios. Basta de criminalizar esta lucha constante, faltan voluntades para abordar la temática. Es necesario el reconocimiento constitucional, escuchar y debatir la demanda para que el mapudungún sea reconocida como lengua oficial en el sur del país. Respeto y dignidad para la ciudadanía y los pueblos indígenas.

Bibliografía:

Bacián, A. L. (Abril de 2000). SOBERANÍA Y PUEBLOS ORIGINARIOS. Obtenido de Mapuexpress: http://www.mapuexpress.org/?p=2835

Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos De los Pueblos Indígenas (2007).

Globalización económica y derechos indígenas. (1997). Foro Internacional sobre la Globalización de la Economía MundiaL. Encuentro realizado en Denver, EE.UU.

Morales, N. P. (2014). Los pueblos indígenas hoy. Obtenido de http://www.educarchile.cl/ech/pro/app/detalle?ID=209506

Navarro, J. S. (2012). Pueblos indigenas y defensa de sus derechos fundamentales.

 

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5 Comentarios

Enrique Lavin

No debiéramos tener dificultad alguna para comprender y aceptar que somos un ESTADO USURPADOR de los pueblos indígenas. No somos los únicos, pero mal de muchos, consuelo de tontos.
Nuestras autoridades políticas, el Estado Chileno, debe tratar por todos sus medios de abordar seriamente la debida consideración de sus demandas. La garantía Constitucional de sus derechos sociales, políticos y económicos se deben tratar con la urgencia que merecen por el respeto que les debemos.

Lisandro Burgos Cuevas

Siempre debe haber quien dé las malas noticias y nos haga aterrizar: Con tanto incendio, vandalismo y hasta homicidio, la imagen chilena respecto de los pueblos originarios está hipotecada.

    elver

    graziaz por el kontenido makina

Néstor Vega Salazar

Felicitaciones por el articulo que denuncia mínimamente la personalidad de este personaje siniestro que
las diferentes ramas del ejercito de Chile, le rinden homenaje.
Como ex-desaparecido del Tejas Verdes, pienso que el MAMO murio como vivio, mintiendo, torturando,
asesinando, incluso a sus propios oficiales.

Pero asumiendo su siniestro rol. Sin arrepentirse, incluso se sentia orgulloso, pensando que habia servido a la «patria » El MAMO fue el Oficial de Confianza del siniestro Pinochet. personaje de leyenda de horror. Contreras murio en su ley y asi sera recordado.

Sin embargo su jefe Augusto Pinochet demostró ser todo lo contrario del General Contreras
ya que en su viaje a Londres, Inglaterra fué detenido y acusado de genocidio por las autoridades inglesas.
El comportamiento del dictador chileno fue desastrosamente innoble para un oficial militar, durante meses sus abogados intentaron defenderlo, pero la ley inglesa impedía su liberación.

Encarcelado, acusado de genicidio, humillado durante meses, volvió a Chile con la hipócrita tesis de ser
juzgado en su pais. el final de esta comedia histórica fue la muerte del dictador sin ser juzgado por sus
crimenes impunes.

Solo queda la humillación del Ejercito chileno, con personages siniestros, conocidos mundialmente,como
criminales de leyenda.

N.V.S.

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