Hoy, los grandes escándalos se relacionan a personas y organizaciones que han ocultado para su beneficio propio, una práctica que ha encontrado comodidad y legitimidad en nuestra sociedad, hemos visto como muchos se sienten tranquilos incluso al justificarla públicamente.
Lamentablemente, nuestros ojos se desvían solo a hechos que nos presenta la prensa y muchos abusos son imperceptibles, un delicado uso del poder que nos distancia de la democracia.
Si bien estos años han proliferado algunas denuncias (Penta, SQM, colusiones, cohecho, etc.), a la sombra de ellas pasan inadvertidas miles de malas prácticas, basta con abrir un poco los ojos para verlas en todo ámbito, es como si nos hubiesen vacunado contra la hipocresía y hoy somos inmune a ella, nos parece normal.
Estamos en año de elecciones y tenemos la gran oportunidad de renovar ideas, ver nuevos rostros e inyectar agentes de cambio a nuestra política enferma, sin embargo hoy (abril de 2016) las directivas de los partidos deciden los candidatos a concejales y alcaldes entre cuatro paredes.
Siempre me sorprende que los chilenos aceptamos conocer los candidatos una vez que ya están impresos en el voto, sin preguntarnos como llegan a él. Pocos nos cuestionamos por qué las coaliciones mantienen el derecho a presentar candidatos sin presentar firmas, cuando un candidato independiente está obligado hacerlo.
Un ejemplo, la Comuna La Reina tiene tres candidatos de la Nueva Mayoría para las primarias de junio: Pedro Davis (independiente apoyado por el PS), Teresa Valdés (PPD) y el actual alcalde Raúl Donckaster (DC). Los tres, junto a las directivas de sus partidos a nivel comunal, firmaron en enero un compromiso para definir un candidato único en primarias como ejercicio y ejemplo de transparencia y democracia.
El destino de la Comuna de La Reina, al igual que el de todas las comunas del país, es definido tal cual fuese el juego “Monopoly”. Las directivas de la Nueva Mayoría se reparten, calculan y negocian dónde habrá primarias, dónde no y quiénes serán los candidatos.
Pese a lo anterior, el destino de la Comuna de La Reina, al igual que el de todas las comunas del país, es definido tal cual fuese el juego “Monopoly”. Las directivas de la Nueva Mayoría se reparten, calculan y negocian dónde habrá primarias, dónde no y quiénes serán los candidatos.
Si el fin del sistema político es la perpetuidad del poder, se explica está lógica, que dificulta y evita la incorporación de nuevos actores. ¿Qué sentido tenía hacer una ley de primarias si es “optativa” para los partidos realizarlas?
La calidad de las personas subyace en sus principios y valores, así mismo las organizaciones, y pienso en las directivas de los partidos políticos, en sus acciones y se me viene la frase “dime lo que haces y te diré quién eres”.
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Servallas
Pienso que juegan con sus votos duros, esa reserva que les asegura continuidad, quizás un treinta por ciento de cada lado que votará por el mono que le pongan, y quizás un lado negociará «cupos» para aquellos menos queridos pero necesarios para contener la violencia social en las calles, y se lo cargarán a la cuenta de ese treinta por ciento. Por otro lado hay que tener cuidado, gente como Claude no es precisamente un doctor para » nuestra política enferma «. Entonces quizás lo que nos pasa es que la gente más honesta, trasparente, capaz, y hasta moralmente intachable, que debe haberla, no le interese la política, en parte porque no quiere enfermarse, como muy bien dices esta nuestra política.