Cuando Tomas parado en la ventana observa y no sabe qué hacer frente a su existencia, en las primeras líneas de la novela de Milan Kundera La insoportable levedad del ser, presenta la alegoría de un eterno retorno a la manera kafkiana. Tomas no es otro que Gregorio Samsa en la guerra fría ese del socialismo, podría estar también en el neoliberalismo delirante y decadente. Hay un arrastre existencial que a la manera de Sísifo parece continuar no importa en qué sistema. Es ese uno frente al abismo diría Nietzsche en ese afán confuso de avanzar al sin sentido. Hoy trascendente al siglo veintiuno, la obra distraída de Kundera, está plenamente vigente en las actuales turbulencias históricas que enfrentamos.
A poco más de medio siglo de la publicación de su primera novela, Milán Kundera se instaló entre los grandes de la literatura universal, sin embargo, siempre ronda esa pregunta en torno al significado real de su obra. Con todo, Kundera se aleja del manido existencialismo para darle un giro político a sus novelas que van retratando el interior, esa sala de máquinas alejada de las consignas que los regímenes comunistas siempre impusieron, y que al interior de la órbita socialista se iba tejiendo como un sistema robusto y pujante, a ojos del capitalismo occidental. El escritor checo vas más allá, y esa es su genialidad, retratar a ciudadanos comunes frente a estas maquinarias de poder político (herencia kafkiana), pero contextuales en cuanto a las motivaciones amorosas y coloquiales que el hombre común amasa fuera de las entelequias políticas. Es ese mapeo brillante, y la descripción de un régimen opresor que conculca políticamente las libertades individuales, bajo el manto de la superficialidad, imperceptible, agobiante y contundente a la vez. El retrato político de un sistema que va creando nuevas formas de adaptación entre sus miembros, revela la decadencia en la cual el comunismo entró ya a su fase terminal por los años setenta del siglo XX. ¿Por qué entonces Kundera tiene más vigencia hoy? ¿Qué vinculo tiene hoy con el neoliberalismo?
En la primera novela de Milan Kundera, La Broma, publicada en Praga en 1967, el autor checo hace una crítica descarnada del stalinismo, son tiempos de censura, pero hay posibilidades para publicar, sorteando la censura. Ludwig protagonista de la novela es el paradigma de esa lucha contra el sistema y el preludio de los personajes posteriores de Kundera. Una de las claves que el autor pone de manifiesto en los sucesivos personajes de sus novelas que parafraseando el arquetipo platónico, en realidad son uno; Ludwig no es diferente a Tomas en su desamparo y confusión ante la realidad aplastante de un sistema que lentamente lo va triturando. La angustia de la existencia, tan bien retratada en las primeras páginas de La insoportable levedad del ser, parece una alegoría moderna a la política oprobiosa de sistemas en vías de colapso, fue el comunismo, pero puede ser el capitalismo formateado en neoliberalismo asfixiante. Es esa angustia que se manifiesta en la existencia de personajes que con certeza existieron en cualquier época de la historia.
En buenas cuentas, Kundera retrata un sistema económico y social en decadencia. ¿El neoliberalismo hoy?. La rigidez de una entelequia que se sostiene por ese movimiento rectilíneo uniforme de la política socavada pero aun vigente, dan cuenta del comunismo final como la cascara de huevo vacía. Un elefante blanco que pesadamente mantiene a sus miembros cohesionados, aunque en la práctica nadie cree en él. Ese individuo que espera la ocasión para revelarse ante este sistema a veces de forma cotidiana, intentando romper las cadenas de forma definitiva.
La lectura detenida del primer Kundera en clave antileberal es fortísima. Hay un retrato descarnado de personajes que aplastados por la cotidianidad van conformando una maraña intrincada de humanidad y pasión.
La lectura detenida del primer Kundera en clave antileberal es fortísima. Hay un retrato descarnado de personajes que aplastados por la cotidianidad van conformando una maraña intrincada de humanidad y pasión. Es la égida de un régimen que se va extinguiendo pero como animal enfermo y tambaleante, va rigidizando todos los mecanismos de control antes del colapso final, retrato actual de un neoliberalismo que trastabilla de manera vertiginosa. Milán Kundera escribió quince años antes de la caída del comunismo “ El Libro de la risa y el olvido ”, una novela que le valió el retiro de su nacionalidad checoslovaca, devuelta sólo el 2019. Fue preludio del colapso, ese retrato feo que nadie quiere ver y cuesta mucho descifrar. La lectura en clave de la obra kunderiana es en este contexto señera, porque ese retrato de personajes inmersos en la maquinaria comunista, no es otra cosa que la lectura de individuos que perfectamente podrían encajar en la encrucijada asfixiante de un neoliberalismo, una encrucijada horrible de control policial por parte del mercado, con la idea ilusoria de la libertad y el bienestar económico que nunca llegará, matizada por el sentido soft de ilusión materialista y de encaminarse a un mundo mejor aunque el abismo este cercano. La rigidez de un sistema que se va cerrando producto de su decadencia, sin fuerzas, más por la formalidad de elites que monopolizan la riqueza y el ciudadano de a pie lo sabe, pero ve como esa maquinaria de corruptela avanza aplastándolo al más mínimo asomo de disenso. Es la práctica de un barbarismo capitalista metamorfoseado en neoliberalismo y temperado por las fuerzas de revoluciones industriales sucesivas que sin embargo, no logran disfrazar la precariedad y rigidez del sistema.
¿Es más fácil una crítica al comunismo que hoy es anacrónico?, ¿es más difícil una crítica al capitalismo metamorfoseado en neoliberalismo decadente?, son preguntas que leídas desde la profundidad del sistema en la critica anticapitalista dialogan con la idea de que los individuos cual termómetro, dan cuenta del mapeo decadente de la vida diaria y sus tribulaciones existenciales. Es el capitalismo un sistema económico y social que se evidencia decadente en los albores del siglo veintiuno. No hay nada nuevo en eso, es la fuerza que adquiere el retrato de ese hecho lo que confiere valor a los escritos kunderianos que van trascendiendo en una apuesta universal por desentrañar aquel misterio y pueden dar una vuelta de tuerca a la situación actual.
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