Mal tiempo. Presión atmosférica bajando. Lluvia fuerte continua. Viento moderado del norte, posibilidades de descargas eléctricas. Circulación ciclónica.
Tal sonaría el parte meteorológico de Chile 2018.
En términos políticos habría que traducir a: Cifras económicas mediocres. Aprobación del gobierno a la baja. Desempleo al alza, pensiones, de mal en peor. Presupuesto en revisión por podas imposibles. Tendencia a empeorar.
Eso era hasta el incidente en Araucanía con su resultado trágico. Un observador objetivo diría que Camilo Catrillanca no es el primer mapuche asesinado. Correcto.
Me temo que tampoco será el último. Entonces, cabe preguntarse: ¿Por qué esa violenta reacción del país? Un físico diría que se alcanzó la masa crítica. En idioma más sencillo: Se pasaron todos los límites razonables..
La reacción del Intendente fue calamitosa. Si hubiera un premio al desatino, a la impertinencia, a la torpeza, y a la soberbia, los habría ganado todos.No soy imbécil, no creo en las burdas mentiras inventadas para explicar la destrucción de una tarjeta de video. Tampoco comprendo las erráticas trayectorias de alguna bala.
Mucho menos escandalosa y bastante más ágil, la reacción del Ministro del Interior.
Más muñeca, más criterio.Pero no alcanza a salvar el conjunto. El pueblo se da cuenta y monta en legítima rabia.
El ofendido es, desde luego, el pueblo mapuche. Pero hay algo más y es eso lo que llama la atención. Los no mapuches estamos tanto o más indignados. Nos atañe, nos duele, nos ofende esta desgracia y sus causas.
Resulta notable lo ocurrido en el Estadio: Contra las indicaciones, se produce el minuto de silencio. Todos los jugadores, incluyendo a nuestros visitantes hondureños rinden homenaje a Camilo. Y el gesto de Beausejour, que luce en su espalda con orgullo su apellido materno. Mapuche, por cierto. Esa imagen entra en la historia, no sólo del futbol, sino en aquella injusta discriminación que le damos a nuestro pueblo originario. Ellos llegaron a este terreno cientos de años antes que los conquistadores españoles. Es posible comprender que la dinámica de la historia haya dado la victoria a los chilenos de origen europeo, pero nada, repito nada justiifica la idea de relegarlos a la miseria y el olvido. Ellos son tan chilenos, o más, que nosotros, tienen los mismos derechos a su terreno, sus actividades, su idioma y su cultura.
La policía militarizada que se ha pretendido introducir a la zona para someterla a sangre y fuego es inconstitucional y debe considerarse como una violación de los derechos del hombre. No necesitamos a un comando Jungla, entrenados para la lucha contra el narco. Necesitamos escuelas, hospitales, caminos. Y una policía prudente y respetuosa que nos proteja.
Donde la situación llegó al colmo fue en la forma en que se informó. Y se sigue informando. No soy imbécil, no creo en las burdas mentiras inventadas para explicar la destrucción de una tarjeta de video. Tampoco comprendo las erráticas trayectorias de alguna bala.
Ha llegado la hora de comprender que las reformas para salir de la dictadura no están completas. Hay áreas oscuras en nuestra transición. Postergaciones demasiado largas que han levantado una presión insoportable. Las declaraciones del comandante en jefe del ejército son aterradoras. Los niveles de corrupción alcanzados son insoportables.
No hay ninguna forma de seguir progresando mientras no se limpie a fondo la relación del mundo civil y los militares y se establezcan responsabilidades concretas, sujetas a control y vigilancia de las autoridades legítimas elegidas en democracia.
El gobierno debe comprender lo ocurrido y enmendar el rumbo. El parlamento debe ejercer control estricto y documentado, más allá de las legítimas diferencias políticas.
Tal vez entonces, el parte comenzaría a pronosticar mejor tiempo.
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