El carisma no basta. Es bueno en las campañas, sirve para ganar votos, pero no es suficiente para gobernar. Menos si es que se quiere ser Presidente -Presidenta en este caso- de un país. La ternura y el calor de madre tampoco sirven de mucho, no porque no sean importantes, sino porque al momento de liderar un gobierno se requiere de otras virtudes. De otras cualidades. En este caso, particularmente, se requiere de conducción política.
Es cierto, el hecho de que Bachelet haya hablado es apreciable. Es lo que se debe hacer, sobre todo en un país en donde los medios crean relatos con fines únicamente políticos y no periodísticos, salvo algunas honrosas excepciones. Es cierto también que la campaña de desprestigio hacia el gobierno de parte de quienes crean esos relatos ha sido descarada y poco templada bajo ese marco de falsa prudencia que buscan darle a sus artículos y columnas de opinión. Y no menos cierto resulta argumentar que muchos de esos artículos atraen a todo ese indignado que pulula por las redes sociales no queriendo hacer nada. Sólo descalificando y no pensando. Sólo disfrutando y revolcándose en su indignación sin proponer absolutamente nada salvo el viejo y populista “todos los políticos son una lacra”.
Despejado esto, volvamos al tema: Bachelet actuó bien al dar la conferencia de prensa, pero el tono con que la llevó a cabo confunde, o mejor dicho provoca algunas interrogantes. La principal sería si es que debe una mandataria actuar como madre antes que como la primera autoridad de un país. Al parecer las reglas de una república aconsejan que no. Y ahí volvemos nuevamente al tema del carisma o de los sentimientos que se busca transmitir en campaña y a las decisiones que se deben realizar cuando ya se está al mando del barco. Sobre todo con un ambiente mediático adverso.
Me parece que apelar a la emocionalidad -aunque claramente tema debe resultarle complejo familiarmente- no es la manera con la que se deben abordar complejidades de esta envergadura. No sólo porque se desvía el tema, sino porque reduce una decisión de Estado a un tema de parentescos y de sentimientos que, si bien son naturales y propios de una madre hacia un hijo, no deben tener cabida en un país en donde los lazos sanguíneos son inmediatamente relacionados con favoritismos y élites de poder.
Todos sabemos que es un tema difícil para una madre – o por lo menos así parece que debería ser – tener que hablar de los temas de sus hijos; tener que calificar sus actitudes frente a las cámaras y decir si le parece bien o no lo sucedido. Por lo tanto, me permito aconsejarla: hágalo desde la perspectiva de una estadista. Demuestre que el gobierno y el proyecto -con el que estoy plenamente de acuerdo- debe tener preponderancia en la esfera pública, ya que en la privada los sentimientos y los abrazos son cosas de cada quien.
Es urgente saber ante quién estamos: ante una madre o una política. Ante una noble y querendona mamá o ante una mandataria que busca demostrar con el ejemplo lo que se debe hacer en una república democrática. Una vez aclarado esto, es más fácil entender los contextos, las palabras y las acciones. Antes no.
Eso se llama hacer política. O, en este caso, hacer la pega. Es la forma en que correctamente deben afrontarse los montones de hojas y tinta gastadas. Los miles de caracteres de tuiteros a lo largo de las semanas. Haciendo política. Ejerciendo el cargo de manera responsable y dejando de lado el carácter de candidata que tantos réditos le dio, y tantas ansias de cambio albergó durante la última candidatura.
Por lo tanto es urgente saber ante quién estamos: ante una madre o una política. Ante una noble y querendona mamá o ante una mandataria que busca demostrar con el ejemplo lo que se debe hacer en una república democrática. Una vez aclarado esto, es más fácil entender los contextos, las palabras y las acciones. Antes no.
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MARIA SANTIBAÑEZ
Francisco, la presidenta en esa conferencia con su cara de dolor, punto de llorar, contrasta con la ALEGRÍA junto al ministro de educación, una era para lograr la compasión ciudadana, de una madre por su hijo , la otra de ver logrado su objetivo , hoy criticada baja en las encuestas mañana nuevamente subirá en ellas, sera por aumentar útiles escolares, la entrega del bono marzo,la desconfianza esta instalada , Bachelet su gobierno, hablan de IGUALDAD NO AL LUCRO algo que ellos JAMAS serian ESO Y LA CORRUPCIÓN ERAN EXCLUSIVIDAD DE LOS EMPRESARIOS LOS MAS PODEROSOS (SEGÚN ESLOGAN R TRIBUTARIA) DE LA DERECHA , NUNCA DE LA IZQUIERDA ,olvidaron que tirando piedras rebotarán en propios tejados de vidrios,sin olvidar que los Ilustres Honorables Políticos, no Responden preguntas solo deben escuchar la prensa ,a eso se le LLAMARA DEMOCRACIA, Finalmente lo único seguro es que la ciudadanía, tiene memoria frágil, olvida fácil, ¡¡OCURRIRA IGUAL AHORA¡¡¡¡ O REALMENTE SE ESTA EMPODERANDO, Y NO PERMITIRÁ QUE LOS POLITICOS CONTINÚEN USANDO, ABUSANDO, NO SOLO DE SUS CARGOS ,Y NO OLVIDAREMOS , SUS CORRUPTELAS EN LAS PRÓXIMAS ELECCIONES¡¡¡¡¡¡ AHÍ RECIÉN LO SABREMOS .
Sergio A Godoy
Cuando un juez tiene que tomat una decision, debe primar la ley o esta esta supeditada a sus propia filosofia o sentimientos? Si un juez, que considera que el aborto es decision personal y no debe ser penalizado, al estar en un caso de un medico que fue sorprendido haciendo un aborto que no esta dentro de las 3 categorias que se intenta hoy dia legalizar, debe imponer la ley o su propia conviccion debe jugar un rol? Es la misma pregunta que me hago de la Presidente de Chile. Sus expresiones faciales no me tocan para nada porque son tan falsas como los palmoteos de espaldas a pobladoras en una ceremonia en donde ella sigue de largo y si te he visto no me acuerdo. ella deberia tomar una decision mas convincente de que lo que hizo su familia (hijo y nuera + amigos) se trato de trafico de influencias y una mascarada con lo que ofrecio mientras era candidata. Hoy es una verguenza dentro y fuera de Chile, digna de ser comparada a un vecina muy cercana que ya no tiene credibilidad.
Mia Aliaga
Ud escribe bién!.. Pero parece que aún no se ha dado cuenta que las mamás de Chile o por lo menos ésta mamá no perdona el hecho de que un hijo cometa actos tan bajos como el de el sr Dávalos. Como madre jamás perdonaría a un hijo tamaña canallada . Si yo lo formé , si yo lo eduqué por lógica el es mi reflejo !.
Que una madre no sepa lo que su hijo hace ?… Es que no es una madre!.. Ella es una mujer INCAPAZ por lo tanto no me representa como presidenta!..
marotto
Uno asume que para ser presidente se tienen ciertas caracteristicas mejores que quienes no lo somos, y una de ellas es que estas personas ENTIENDEN con perfección la importancia de su rol; tienen en sus manos, al fin y al cabo, influencia en el destino de 20 millones de personas por 4 años.
Por lo tanto me caben dudas si este dilema en verdad existe, y si en este caso fue relevante significa que tal vez no estamos habilitados para el cargo.
Ver caso reciente de Korean Airline donde la hija de presidente de la compañía recibe un castigo ejemplar por abusar de su cargo, y ni siquiera se trata de un presidente sino sólo de una compañía privada.
Cuan lejos estamos de ser rectos si aun ni siquiera somos consecuentes con lo que predicamos (igualdad).
Alfredo A. Repetto Saieg
El régimen chileno forma una red jurídica, política, cultural, electoral y mediática que nos impone un sistema que a través de la Constitución, de las elecciones, etc., restringe la libre expresión de la voluntad popular: se trata de neutralizar cualquier opción que plantee un cambio en las estructuras del neoliberalismo. En realidad, la forma de elegir y lo que será o no elegido, es parte de un filtro que intenta neutralizar la tentativa libertaria que eventualmente podamos plantear los trabajadores. En ese nivel es donde se refleja la importancia del poder ejercido por la élite que así define qué tipo de propuestas o candidatos pueden competir en el «mercado» electoral.
Este “mercado” es un tremendo carnaval de ofertas publicitarias donde en época de elecciones se abre el cuerno de la abundancia; en el cual se reparte de todo, desde promesas demagógicas hasta planes sociales, bonos y demás. Por si no fuera suficiente y como las necesidades de control social sobre los sectores populares lo amerita, la profundidad de los planteamientos, ideas y proyectos es lo que siempre está ausente, dando paso a la mentira, a los negociados y al truco del marketing. Una «democracia» de esta índole es la que profundiza en una crisis de legitimidad de la que tendrán que responsabilizarse tanto la Alianza como la falaz «Nueva Mayoría».