Las grandes utilidades de las Isapres, la alta tasa de interés de los bancos, el caso La Polar, el lucro en la educación, leyes laborales que permiten abusos, las AFP’s, el enojo de los empresarios por los feriados irrenunciables. Todos estos temas estan de una u otra forma relacionados y tienen que ver con la libertad.
Al empresariado no le gusta que lo regulen, que le pongan leyes, que lo fiscalicen. Afirma que el sistema debe regularse solo, es decir, libre mercado puro. Siempre pide libertad para decidir y nuestro país, debido al modelo neoliberal impuesto en el gobierno militar y que nos ha regido todo este tiempo, esta construido a su medida.
Los resultados están demostrando con creces por todos los abusos cometidos y que dominan el mercado, que el sistema no puede ni debe autorregularse. La autorregulación permite que la ambición desmedida, la tacañería y la usura terminen dominando el sistema, dando por resultado la desigualdad.
Puede que el empresario en sus inicios (si es que parte desde abajo) tenga sensibilidad social y que maneje su empresa con justicia y honradez, y que conozca personalmente a sus trabajadores. Pero en la medida que se va siendo exitoso, también y sin quererlo, se van perdiendo los valores y se va distanciando de sus empleados.
Si agregamos que más adelante, quienes se hacen cargo de la empresa son los descendientes, que han logrado el éxito económico sin esfuerzo, se convierten en personas insensibles y sus empleados pasan a ser entes sin caras, sin sentimientos, sin familias; son solo puntos dentro de una grafica, creando una relación totalmente impersonal.
Libertad e igualdad no van de la mano. Si se quiere igualdad, el gobierno debe legislar para quitar libertad, ya que debe regular, debe fiscalizar, debe crear leyes que controlen e impidan los abusos.
Las razones de que en nuestro país sea difícil que estas leyes salgan adelante, pasan por tener concentrado tanto el poder político como económico en muy pocas personas, que suelen ser las mismas. De existir alguna ley (para quedar bien y dejar contenta a la gente), esta siempre podrá ser saltada mediante algún resquicio legal. O bien, quienes deban fiscalizar, tendrán algún tipo de relación con quien debe ser fiscalizado. Es decir son simples perros pero sin dientes.
El problema no está en leyes más o leyes menos. Está en las personas que las cumplen y en quienes deben fiscalizarlas.
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Foto: HikingArtist / Licencia CC
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