Los movimientos sociales deberán tener orgánicas que se articulen y busquen conectarse con la sociedad política para construir protocolos sectoriales desde lo comunal a lo nacional, que permitan abrir posibilidades ciertas de construcción de nuevos espacios y de una nueva sociedad.
Digamos las cosas como son. Los partidos políticos, uno mas otros menos, no hacen o no quieren hacer link con la ciudadanía. Los de derecha bajan sus expectativas de llegar de nuevo a la presidencia y, principalmente la UDI, deja de lado las sonrisas, sin contenidos, busca atricherarse para que la avalancha no rompa “el orden institucional”. En general, ofrece al unisono, a la ciudadanía, crecimiento, empleo sin dignidad y ajustes a un modelo de sociedad desigual, injusta y abusiva. Los de oposición colocan las viejas prácticas para mantener mezquinos intereses. Sin voluntad poítica de conformar una nueva mayoría para construir una sociedad en donde exista una verdadera participación, inclusiva, igualitaria, digna y significativa.
Los movimientos sociales locales, regionales, nacionales y transversales aparecen como una alternativa efectiva y con señales de ser un actor importante en la sociedad civil. No hay, por ahora, mejor manera de parar los abusos y la desigualdad; el lucro y la injusticia social; la discriminación y la soberbia; la ausencia y el olvido; la omisión y la maldita excelencia; los estándares y la homogenización; la exclusión y la compartimentación y en pocas palabras, la posibilidad de ser dignos.
Los movimientos sociales deberán tener orgánicas que se articulen y busquen conectarse con la sociedad política para construir protocolos sectoriales desde lo comunal a lo nacional, que permitan abrir posibilidades ciertas de construcción de nuevos espacios y de una nueva sociedad.
Esta en nosotros y en cada uno de los nuestros, y nuestras las probabilidades de un nuevo sol.
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