Los analistas antes de la primera vuelta predecían que José Antonio Kast era el peor candidato para enfrentar a la izquierda en segunda vuelta. La razón era muy obvia; las ideas de Kast eran indefendibles. Eso explica la derrota, pero no explica la alta convocatoria. Se puede decir sin temor a equivocarse que la gente vio en Kast un peligro real. ¿Por qué?
Lo primero fue que las personas lo asociaron al fascismo. A pesar que no es correcto acusar a Kast de fascista, porque si bien los regímenes fascistas fueron en los hechos privatizadores, misóginos, anti inmigrantes, anti izquierdistas y anti sindicalistas, elementos que estaban en el programa de Kast, sin embargo, el fascismo es esencialmente anti democrático, racista y tiene aspiraciones expansionistas algo que claramente Kast no representa. Pero no pudo sacarse esa etiqueta porque es un defensor de las “cosas buenas” de la dictadura y nunca quiso traicionar esa convicción. A ninguna persona se le ocurriría defender a Hitler por sacar al país de la crisis económica que dejó la gran depresión, además en el caso chileno el “milagro económico de la dictadura de Pinochet” no está respaldado por ninguna cifra, entregó al país con pésimos números, y es más bien un discurso que creo la derecha para auto convencerse de que su apoyo a la dictadura fue justificable. El problema es que el resto del país tiene solo recuerdos de pobreza, carencias y sufrimiento sobretodo de la década de los ochenta.José Antonio Kast era un buen candidato, con pésimas ideas. Su ideología plasmada en su programa fue la mejor campaña para Gabriel Boric. Lo que proponía Kast logró lo que nadie había logrado, aumentar la participación ciudadana, aunque el motivo fue el miedo a que ganara.
Lo segundo es su discurso anti comunista, algo que en Chile nunca ha funcionado. Poner la etiqueta de comunistas a todos los que piensan diferente a la derecha, es un sinsentido y además les dio la oportunidad a los adherentes de Boric de explicarle a la población que el programa que proponían era muy parecido a lo que se implementó en Europa en momentos mucho más complejos y en condiciones de mayor desventaja a las que tiene Chile hoy, y nadie podría acusar a Europa de comunista.
Por otra parte, el Partido Comunista chileno es un ícono en las clases bajas urbanas. Es cosa de darse una vuelta por las poblaciones para ver que la gráfica comunista está en todas partes. Las imágenes de los comunistas más destacados están colgadas en las paredes de las casas. Es cosa de subirse a la locomoción colectiva para darse cuenta que el cancionero de los cantantes populares es de artistas comunistas. Esta conexión es porque el PC en Chile nunca ha tenido una vocación de poder totalitario como intentan hacer creer, muy por el contrario, siempre ha estado presenta en la lucha por las demandas sociales desde la calle y ha sido víctima junto con la clase obrera de la represión del estado chileno. Independientemente que la gente no vote por los comunistas, los consideran de su familia. El hecho de que Kast no desistiera de su idea de tener el poder de detener personas fuera del sistema carcelario, hizo retrotraer al país a tiempos de la dictadura, donde los pobladores y el PC eran uno solo en la lucha en contra de las violaciones a los derechos humanos. Esto sin duda fue tomado como una amenaza de Kast hacia las poblaciones que aún tienen cicatrices de la persecución, allanamientos y agresiones que propinaban los militares en las comunas populares.
Lo tercero es su visión conservadora de la sociedad. Se rodeó de personas que sugieren uniformar a la sociedad de acuerdo a una moral retrograda. Salían a decir de que darían una “batalla cultural”, en contra de la “dictadura ideológica de la izquierda”, cuando la sociedad va en el sentido contrario. Nadie quiere entrar en guerra cultural, muy por el contrario, las nuevas generaciones defienden la multiculturalidad. También en esta “batalla cultural” le daba un rol a la mujer francamente intolerable y ofensivo, no es necesario explayarse en este punto porque fueron las propias mujeres que se tomaron la campaña de Boric y se movilizaron para votar.
La idea de fusionar el Ministerio de la Mujer, fue una señal de que los problemas de las mujeres son de segunda categoría. La derecha no entiende lo mal que trata el sistema económico a las mujeres. La mujer hace rato que salió al mundo laboral por pobreza y en su mayoría las mujeres consiguen trabajos en empresas de servicios, tercerizadas, con pésimos salarios y condiciones laborales inhumanas. Esa frustración de no haber tenido la oportunidad de desarrollar un proyecto personal acorde con sus talentos y vocaciones, simplemente porque el sistema no está adaptado para dar la oportunidad a una mujer pobre, es algo que viven millones de mujeres día a día.
José Antonio Kast era un buen candidato, con pésimas ideas. Su ideología plasmada en su programa fue la mejor campaña para Gabriel Boric. Lo que proponía Kast logró lo que nadie había logrado, aumentar la participación ciudadana, aunque el motivo fue el miedo a que ganara.
Comentarios
17 de enero
Hay que sumarle los comentarios de sus seguidores más cercanos como De La Carrera, Kaiser y el suedorevolucionario Sebastián Izquierdo, que es más un esquizofrénico que intelectual.
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